¿No te importa nada?

ÍNDICE




A veces sucede que uno se encuentra con personas que o todo lo toman a la broma, o sencillamente les resbala. ¿A qué se debe?

Eso tiene que ver con la escala de valores o código moral que la persona lleva en su interior y le sirve de base para enfocar las cosas. Si tiene que tomar una decisión, lo hará a partir de los principios y normas que ha cultivado durante su vida. Si los principios de alguien están bien fundados, sus decisiones tenderán a ventaja; pero si están mal diseñados, sus decisiones tenderán siempre a fracasar. Porque no parten de una escala de valores eficaz.

Por ejemplo, algunos principios incorrectos o falacias serían que ‘el dinero todo lo resuelve’, ‘golpear primero es mejor que dejarse golpear’, ‘los niños que se dejan a rienda suelta son más creativos y equilibrados que los que crecen con restricciones’, ‘nadie tiene derecho de decirle a uno lo que es correcto o incorrecto’, ‘fumar no hace tanto daño como dicen’, ‘la liberación femenina implica que todos somos iguales’. Son falacias porque no solo son engaños casuales o inocentes, sino que abrigan una firme intención de engañar a otros.

La verdad es que el dinero no todo lo resuelve. No puede devolver una vida, no puede comprar el amor de alguien, no puede detener la mano de Dios. El que crea que el dinero es todo, se engaña a sí mismo.

La verdad es que uno no tiene que golpear a las personas para salir bien parado. Las mejores discusiones se han ganado sin levantar un dedo. El que crea que uno siempre tiene que golpear a las personas para establecer sus derechos o defenderse, se engaña a sí mismo.

La verdad es que los niños que van a rienda suelta suelen cometer más errores y, por tanto, se meten en más dificultades y no logran tener mucho éxito en las relaciones humanas, lo cual será esencial en su futuro. Se acostumbran a chocar con todo el mundo y a recibir las consecuencias desagradables de su trato, lo cual repercute en su futuro, ya que no podrán retener un buen empleo. Los despiden de todas partes porque nadie soporta su arrogancia; no pueden obedecer una simple orden, y descuidan a cada rato sus responsabilidades. El que crea que los niños caprichosos son más felices o asertivos, se engaña a sí mismo.

La verdad es que las restricciones ayudan a los niños a cultivar el autodominio y a respetar los derechos de los demás, lo cual les sirve para dirigir a otros y llevar a cabo asignaciones laborales que requieren una gran sentido de autocontrol. El que crea que el autodominio es una estupidez, se engaña a sí mismo.

La verdad es que sí hay alguien que tiene derecho de decirnos lo que es correcto e incorrecto: Dios. El que crea que Dios no interesa o no existe, se engaña a sí mismo.

La verdad es que fumar mata a las personas. Cualquiera que esté expuesto directa o indirectamente al humo del cigarrillo puede contraer enfermedades relacionadas y hasta morir de cáncer a los pulmones. El que crea que fumar no hace daño, se engaña a sí mismo.

La verdad es que algunos conceptos relacionados con la liberación femenina han servido para detener el abuso machista de hombres desconsiderados y crueles, pero no significa que desaparezcan las diferencias básicas entre hombres y mujeres. El que crea que la liberación femenina es excusa suficiente como para tratar igual a las mujeres, es decir, sin respetarlas, se engaña a sí mismo.

De modo que sí importan muchas cosas. No obstante, ¿por qué algunas personas parecen no importarles lo que hagan, lo que les suceda a otros, lo que suceda en el mundo, en su vecindario o en su país?

La Biblia es clara al decir que cuando uno se rige por sus propias normas, pero estas no armonizan con la Biblia, las consecuencias siempre son peores que si se hubieran regido por la Biblia. (Proverbios 21:30) Cuando alguien se acostumbra a hacer lo que le da la gana, es semejante a la persona que maneja cualquier instrumento constantemente: Le salen callos. La conciencia ya no le molesta. De hecho, hasta se esmera por acallarla, porque reconoce que si le molesta, no podrá continuar haciendo cosas malas.

La Biblia muestra que cuando uno llega a estar más allá de todo sentido moral, es decir, cuando uno establece sus propias normas y se rige por ellas hasta el punto de pisotear los conceptos de correcto e incorrecto, tarde o temprano las consecuencias lo alcanzan y le pasan la factura. Es una ley inmutable. Las consecuencias vendrán.
Claro que estar más allá de todo sentido moral les impide ver la relación entre las consecuencias y la manera como estuvieron viviendo su vida. Pero eso no tiene por qué ser un impedimento para abrir la Biblia y comenzar a leer acerca de los principios que en verdad funcionan. En otras palabras, comenzar a modificar las conductas que llevaron por el despeñadero.

En cualquier tiempo de la vida uno puede detenerse, mirar las consecuencias y tomar la decisión de darle a Dios un lugar en su corazón, para empezar nuevamente y desarrollar una conciencia limpia, de la misma manera como cuando uno deja de usar cierta herramienta hace que desaparezcan los callos.

Si alguien toca guitarra, desarrollará callos en las puntas de los dedos; pero si deja de tocar por mucho tiempo, poco a poco se ablanda su carne y vuelve a su estado natural. Se vuelve sensible. Lo mismo sucede con una conciencia endurecida a la que no le importa nada. Se la expone a los estímulos correctos por suficientemente tiempo, hasta que el callo se ablanda y la persona se vuelve sensible a las necesidades del prójimo, y a sus propias necesidades espirituales, a su necesidad de relacionarse con Dios. (Malaquías 3:7; 1 Pedro 4.1-6; 1 Timoteo 4:2)

Lamentablemente, si alguien ha tenido un callo en la conciencia por mucho tiempo y no se ha detenido nunca a reflexionar en las falacias sobre las que basa sus decisiones, pudiera llegar tan lejos que cauterice su conciencia y ya no reaccione nunca más con sensibilidad a las necesidades de los demás ni a las suyas propias. Realmente llega a estar más allá de todo sentido moral, es decir, más allá de todas las normas. Entonces, no le importa nada, porque ha dejado de ser sensible al dolor de conciencia.

En cambio, la persona que ha tenido un callo, pero se pone a pensar y reflexiona en todo lo que le ha ocurrido en la vida, y siente la fuerte necesidad espiritual de ser una mejor persona y enmendar sus caminos, no ha llegado tan lejos. El solo hecho de detenerse a pensar en ello es una prueba de que aún está a tiempo de dar media vuelta y retomar la ruta correcta.

En algunos casos, las personas se dejan llevar por sus deseos hasta que algo ocurre en su vida que los sacude y hace meditar en lo que hacen. Por ejemplo, sus hijos pudieran llamarle la atención o hacerle preguntas que las dejan perplejas. Entonces se ponen a pensar: “¿Qué he estado haciendo?”, y toman la decisión de parar, virar el timón de su vida y dirigirse a hacer lo que es correcto. (Deuteronomio 6:18-19)

Por eso, si alguien siente que no le importa nada, es porque probablemente ha desarrollado un callo en la conciencia mediante haberse acostumbrado a hacer lo que le ha dado la gana. Pero eso también ha tenido consecuencias muy desagradables en su vida. Porque nadie puede reírse de Dios. Si alguien practica cosas malas, cosecha cosas malas. Es la ley de la vida. Si quiere cosechar cosas buenas, tiene que sembrar cosas buenas y entonces esperar hasta que el fruto crezca y dé pan al que tiene hambre.

La única manera de detener una mala racha es reflexionando en las falacias que ha estado defendiendo, no seguir por el mismo camino y dar los pasos necesarios para producir frutos que ablanden su corazón y le permitan disfrutar del placer de vivir con una conciencia limpia y tranquila.

La Biblia es el único libro que contiene la verdad acerca de Dios. Supera por mucho a todos los libros filosóficos producidos por la humanidad. Su antigüedad sobrepasa la de cualquier otro libro; su distribución sobrepasa la de cualquier otro libro; y los idiomas a que ha sido traducida sobrepasa los de cualquier otro libro. Pero además de eso, ninguno tiene tantas profecías cumplidas ni tantos consejos infalibles.


En caso de que decidas comenzar a sensibilizar tu conciencia y disfrutar de una relación estrecha con Jehová, para dar a tu vida un giro notable y empezar a hacer bien las cosas, pídele intensamente en oración en nombre del Señor Jesucristo que te lleve de la mano hacia toda la verdad. (Juan 14:13-14; 1 Juan 5:14-15) Él verá sus propios medios para ponerse en contacto contigo. Solo debes estar alerta y verificar con la Biblia que se te enseñe la verdad.



ÍNDICE
. . .