Podemos notar, por tus expresiones “en mi opinión” y “no me gustan”, que eres una persona que acepta sus limitaciones y siente un gran respeto por los derechos de los demás. También porque dices que reconoces las cosas buenas que tiene la Biblia. El solo hecho de tomarte el tiempo para enviarnos tu comentario es en sí mismo una muestra tanto de deseos de investigar como de preocuparte, a un grado razonable, por lo que otros piensan sobre este asunto.
Ahora bien, vamos por partes. ¿Alguna vez viste un ornitorrinco? Es un animal que hace que uno se quede pasmado, mirándolo. Y más cuando se entera de que es mitad mamífero y mitad ovíparo. A todas luces, pareciera un animal mal hecho.
La primera vez que alguien vio uno, supuso que era una aberración, un error de la naturaleza. Si hubiera sido humano, hubiese tenido un serio problema de identidad, porque al no identificarse con otras especies, de hecho, la única especie en su familia, hubiera preferido regresar y esconderse en su cascarón por no encajar en la sociedad.
Se pasa la mayor parte del tiempo en el agua, nadando como un pato. Y es extraño. Cuando se sumerge mantiene los ojos cerrados. No los abre. ¿Cómo encuentra su alimento, sobre todo porque caza de noche? Tiene un pico achatado que usa como sensor, es muy parecido al del pato, pero recubierto de una piel muy sensible al tacto. Y cuando caza, no come en el momento, sino va guardándolo todo poco a poco en los cachetes hasta que sale del agua, entonces mastica y come. ¡En una sola noche puede comer un equivalente a su propio peso!
Sus patas son muy semejantes a las del pato, pero tienen garras como las del oso y un espolón que puede segregar veneno en defensa propia, como la serpiente. Su cola semeja la de un castor. La usa como timón cuando nada. Y aunque pone huevos en nidos que escarba en la tierra, de manera muy parecida a las aves, al nacer sus crías, las amamanta como los mamíferos. Y no está recubierto de plumas, sino de pelos.
En todo sentido, quien no investiga detenidamente, cuidadosamente, meticulosamente todos los detalles relacionados con esta rara especie, bien podría sacar conclusiones precipitadas tildándolo de defectuoso, feo u horrible. Hasta pudiera decir que no debiera haber sido creado por Dios, o que es una de las muchas contradicciones del Creador. Pero ¿es así?
¿Imaginas a un joven que le llevara un ramo de flores a su chica, pero justo antes de dárselo las estrujara con las manos hasta hacerlas añicos, y aún así entregárselas y decirle: “Te amo”? No, ¿verdad? El amor no obra mal al prójimo, dice la Biblia. Entonces, ¿cómo es posible que la Biblia mencione tantas aparentes contradicciones, como hechos abusivos y otras maldades que Dios mismo condena en otros lugares de la misma Biblia?
El precio de la honradez
En la antigüedad, los gobernantes, reyes y potentados omitían sus hechos malos y no permitían que quedaran registrados en los anales de la historia. La única manera como alguien podía averiguar su lado oscuro era leyendo los registros de los pueblos que los vencían en la guerra. El vencedor sí ponía por escrito en sus propios anales los errores del vencido.
La Biblia es diferente en ese sentido. No ocultó las cosas malas que hicieron hasta los propios hijos de Dios. Puso todo al descubierto, todo lo necesario para que viéramos en lo que se había convertido la vida debido a la desobediencia del hombre. Dios no iba a esconder ni disimular esas cosas. Por lo contrario, pagó un elevado precio al dejar que todo se supiera y saliera a la luz. Eso es ser honrado y le añade mérito como un libro en el que se puede confiar.
En algunos casos, lo que aparentemente leemos como un acto de abuso, era solo un acto de defensa propia; en otros casos, sí se trataba de un acto de abuso, pero que Dios no había ordenado. Y aún en otros casos, se trataba de acciones del propio hombre, que al cosechar las consecuencias terribles de sus actos, se podría decir que era como si Dios lo estuviera castigando, pero en realidad eran las propias consecuencias de lo que hizo el hombre.
Por ejemplo, ten en cuenta que Dios mismo dijo al antiguo pueblo de Israel por boca de Moisés lo que está escrito en Deuteronomio 31:27-29: ‘Bien sé que eres un pueblo rebelde y testarudo. Si ahora que todavía estoy entre ustedes, se han rebelado contra Jehová, ¿qué harán después de mi muerte? Llamen a todos los ancianos y jefes de sus tribus, para que les diga estas cosas, y poner cielo y tierra como testigos contra ellos. Porque bien sé que después de que yo fallezca se dejarán corromper aún más y hasta abandonarán el camino que les mostré. Y sé también que en el futuro les sobrevendrán desgracias por haber hecho lo que es malo a los ojos de Jehová, ofendiéndolo.’
De modo que no podemos criticar a Jehová por los hechos malos de su pueblo, tal como no podemos juzgar a un buen padre por el mal comportamiento de hijos que escapan del colegio, seducidos por malas compañías, para hacer cosas que sus padres les prohibieron.
La Biblia es clara al decir: ‘Él es una Roca, su obra es perfecta. Todos sus caminos son rectos. Es un Dios de verdad. No hay iniquidad en Él. Es justo y recto. La corrupción no es suya. La mancha es de sus hijos, una generación torcida y perversa. (Deuteronomio 32:4 y 5) Por eso, cuando alguien una vez llamó “bueno” a Jesús, él le respondió con contundencia: “¿Por qué me dices bueno? Nadie es bueno, sino uno solo es bueno: Dios”, refiriéndose al Padre nuestro que está en los cielos. (Marcos 10:18) ¿Crees tú lo mismo que Jesús? ¿O piensas que Jesús estaba engañado? ¡Jesús fue y es el principal defensor de su Padre!
Dios no cambia
Respecto a lo que dices, que en el nuevo testamento Dios cambia, es necesario para tu investigación estar enterado, Sergei, que Dios no cambia, no necesita hacerlo. Dios es Dios. Es perfecto en todo sentido. Jehová es el mismo Dios amoroso que creo los maravillosos ecosistema que vemos alrededor en el universo. Todo apunta hacia el deleite del ser humano. ¿Te imaginas a los caballos del tamaño de jirafas, o que todas las olas del mar fuesen del tamaño de un edificio de treinta pisos? No, las cosas están hechas para disfrute del ser humano.
A veces los hombres rompen el equilibrio biológico, ecológico, físico y moral provocando desgracias alucinantes, y después de algunos años, cuando los alcanzan las consecuencias, no relacionan una cosa con otra, y le echan la culpa a Dios, como si él hubiera creado esas cosas malas. Como si nos hubiera entregado un bonito ramo de flores, y las hubiese restregado antes de dárnoslas. Dios no hace eso.
Santiago, escritor de una de las más hermosas cartas de la Biblia, mencionó un principio maravilloso que te ayuda a entender este asunto. Dijo: ‘No puede brotar al mismo tiempo agua dulce y agua amarga de un mismo manantial. Tal como una higuera no puede dar aceitunas ni una vid puede dar higos. Es imposible que de la misma fuente salga agua dulce y salada al mismo tiempo’. (Santiago 3:10-12) Afirmar lo contrario sería procesar mal el pensamiento y generar mucha confusión.
De modo que la Biblia no se contradice a sí misma. Somos nosotros los seres humanos los que nos contradecimos y después nos quejamos contra Dios. Proverbios 19:3 dice que la insensatez de uno tuerce su camino, y luego [que se extravía,] se irrita contra Jehová en su corazón’. A veces somos como el niño que comete un error y patea a su hermanito. Nos equivocamos, pero queremos que otro cargue con la responsabilidad. Hay hambre en el mundo, pero en vez de producir más alimentos y menos automóviles, usamos la tierra para producir combustibles menos contaminantes a fin de seguir produciendo automóviles. Fabricamos toda clase de pastillas, ungüentos e inyecciones para eliminar los síntomas de nuestros excesos para seguir excediéndonos. Seguimos fumando aunque sabemos que la muerte lenta de un fumador es espeluznante, costosa y dolorosa, por decir lo menos. Ponemos al mundo de cabeza y le echamos la culpa a Dios.
Jehová es estable, limpio y honrado. Sus maravillosas cualidades se mantienen en perfecto equilibrio. Por ejemplo, cuando juzga tiene en cuenta hasta qué grado puede extender misericordia. No es tajante, como muchos creen. Por eso el escritor Santiago, citado antes, dice: “La misericordia triunfa sobre el juicio”. (Santiago 2:13)
De modo que la Biblia es un libro grande y extenso, como se esperaría de un manual para la vida. No esperaríamos que tuviera dos renglones y nada más (aunque en realidad, en el principio, solo se necesitaron unos cuantos renglones para que Adán y Eva rigieran sus vidas en el paraíso, según Génesis 1:26-29; 2:15-24). Por eso no la mires como mirarías a un ornitorrinco y te apresuras a decir que está mal hecha, o que ni siquiera debió existir. Date tu tiempo para examinarla detenida, cuidadosa y meticulosamente, aun todos los maravillosos detalles relacionados con cada uno de sus más de 30.000 versículos, semejantes a diamantes que irradian diversos colores. Solo así sentirás alivio para el sentimiento de frustración que te han causado quienes te generaron confusión al no mostrarte el cuadro completo.
Dale una oportunidad a Jehová de mostrarse ante ti como el Dios que verdaderamente es, un Dios de amor, incapaz de hacer cosas malas. Si Él en alguna ocasión dictamina destrucción, puedes estar seguro de que solo lo hace porque no existe otra opción para quitar de en medio lo que es malo. ¿No has tomado tú mismo muchas veces la decisión de destruir algo que considerabas dañino? La diferencia es que tú puedes equivocarte y arrepentirte de haberlo hecho, pero Dios no se equivoca. Sus decisiones siempre son correctas y confiables.
Jehová creó al ornitorrinco no como un animal defectuoso o mal hecho, sino como lo que es, una criaturita completa y eficiente que deja pasmados a los naturalistas, aunque la primera impresión al verlo podría asustar a cualquiera. Si antes algunas personas se apresuraron a juzgarlo como una aberración de la naturaleza, con un poco de investigación se demostró que es todo lo contrario. Es una maravilla de la ingeniería genética.¡Rompió todos los paradigmas!
Algo similar ocurre con alguien que estudia cualquier materia o carrera. Tal vez al principio haya cosas con las que no está de acuerdo, y hasta disienta abiertamente con sus maestros. Pero a medida que profundiza y percibe las conexiones correctas del entendimiento que hay tras cada principio y cada procedimiento, aprende a cultivar aprecio por la insondable sabiduría de Dios oculta tras lo que parecen ser unos simples arbustos molestos.
Por eso, te deseamos el mejor de los éxitos en tu buen deseo de analizar más de cerca la Biblia y sondear su magnífica sabiduría, y te felicitamos por ser honrado al respetar los derechos de los demás al permitirnos compartir contigo nuestra opinión. Esa es una cualidad muy buena que hay en tu corazón.
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ÍNDICE
Ahora bien, vamos por partes. ¿Alguna vez viste un ornitorrinco? Es un animal que hace que uno se quede pasmado, mirándolo. Y más cuando se entera de que es mitad mamífero y mitad ovíparo. A todas luces, pareciera un animal mal hecho.
La primera vez que alguien vio uno, supuso que era una aberración, un error de la naturaleza. Si hubiera sido humano, hubiese tenido un serio problema de identidad, porque al no identificarse con otras especies, de hecho, la única especie en su familia, hubiera preferido regresar y esconderse en su cascarón por no encajar en la sociedad.
Se pasa la mayor parte del tiempo en el agua, nadando como un pato. Y es extraño. Cuando se sumerge mantiene los ojos cerrados. No los abre. ¿Cómo encuentra su alimento, sobre todo porque caza de noche? Tiene un pico achatado que usa como sensor, es muy parecido al del pato, pero recubierto de una piel muy sensible al tacto. Y cuando caza, no come en el momento, sino va guardándolo todo poco a poco en los cachetes hasta que sale del agua, entonces mastica y come. ¡En una sola noche puede comer un equivalente a su propio peso!
Sus patas son muy semejantes a las del pato, pero tienen garras como las del oso y un espolón que puede segregar veneno en defensa propia, como la serpiente. Su cola semeja la de un castor. La usa como timón cuando nada. Y aunque pone huevos en nidos que escarba en la tierra, de manera muy parecida a las aves, al nacer sus crías, las amamanta como los mamíferos. Y no está recubierto de plumas, sino de pelos.
En todo sentido, quien no investiga detenidamente, cuidadosamente, meticulosamente todos los detalles relacionados con esta rara especie, bien podría sacar conclusiones precipitadas tildándolo de defectuoso, feo u horrible. Hasta pudiera decir que no debiera haber sido creado por Dios, o que es una de las muchas contradicciones del Creador. Pero ¿es así?
¿Imaginas a un joven que le llevara un ramo de flores a su chica, pero justo antes de dárselo las estrujara con las manos hasta hacerlas añicos, y aún así entregárselas y decirle: “Te amo”? No, ¿verdad? El amor no obra mal al prójimo, dice la Biblia. Entonces, ¿cómo es posible que la Biblia mencione tantas aparentes contradicciones, como hechos abusivos y otras maldades que Dios mismo condena en otros lugares de la misma Biblia?
El precio de la honradez
En la antigüedad, los gobernantes, reyes y potentados omitían sus hechos malos y no permitían que quedaran registrados en los anales de la historia. La única manera como alguien podía averiguar su lado oscuro era leyendo los registros de los pueblos que los vencían en la guerra. El vencedor sí ponía por escrito en sus propios anales los errores del vencido.
La Biblia es diferente en ese sentido. No ocultó las cosas malas que hicieron hasta los propios hijos de Dios. Puso todo al descubierto, todo lo necesario para que viéramos en lo que se había convertido la vida debido a la desobediencia del hombre. Dios no iba a esconder ni disimular esas cosas. Por lo contrario, pagó un elevado precio al dejar que todo se supiera y saliera a la luz. Eso es ser honrado y le añade mérito como un libro en el que se puede confiar.
En algunos casos, lo que aparentemente leemos como un acto de abuso, era solo un acto de defensa propia; en otros casos, sí se trataba de un acto de abuso, pero que Dios no había ordenado. Y aún en otros casos, se trataba de acciones del propio hombre, que al cosechar las consecuencias terribles de sus actos, se podría decir que era como si Dios lo estuviera castigando, pero en realidad eran las propias consecuencias de lo que hizo el hombre.
Por ejemplo, ten en cuenta que Dios mismo dijo al antiguo pueblo de Israel por boca de Moisés lo que está escrito en Deuteronomio 31:27-29: ‘Bien sé que eres un pueblo rebelde y testarudo. Si ahora que todavía estoy entre ustedes, se han rebelado contra Jehová, ¿qué harán después de mi muerte? Llamen a todos los ancianos y jefes de sus tribus, para que les diga estas cosas, y poner cielo y tierra como testigos contra ellos. Porque bien sé que después de que yo fallezca se dejarán corromper aún más y hasta abandonarán el camino que les mostré. Y sé también que en el futuro les sobrevendrán desgracias por haber hecho lo que es malo a los ojos de Jehová, ofendiéndolo.’
De modo que no podemos criticar a Jehová por los hechos malos de su pueblo, tal como no podemos juzgar a un buen padre por el mal comportamiento de hijos que escapan del colegio, seducidos por malas compañías, para hacer cosas que sus padres les prohibieron.
La Biblia es clara al decir: ‘Él es una Roca, su obra es perfecta. Todos sus caminos son rectos. Es un Dios de verdad. No hay iniquidad en Él. Es justo y recto. La corrupción no es suya. La mancha es de sus hijos, una generación torcida y perversa. (Deuteronomio 32:4 y 5) Por eso, cuando alguien una vez llamó “bueno” a Jesús, él le respondió con contundencia: “¿Por qué me dices bueno? Nadie es bueno, sino uno solo es bueno: Dios”, refiriéndose al Padre nuestro que está en los cielos. (Marcos 10:18) ¿Crees tú lo mismo que Jesús? ¿O piensas que Jesús estaba engañado? ¡Jesús fue y es el principal defensor de su Padre!
Dios no cambia
Respecto a lo que dices, que en el nuevo testamento Dios cambia, es necesario para tu investigación estar enterado, Sergei, que Dios no cambia, no necesita hacerlo. Dios es Dios. Es perfecto en todo sentido. Jehová es el mismo Dios amoroso que creo los maravillosos ecosistema que vemos alrededor en el universo. Todo apunta hacia el deleite del ser humano. ¿Te imaginas a los caballos del tamaño de jirafas, o que todas las olas del mar fuesen del tamaño de un edificio de treinta pisos? No, las cosas están hechas para disfrute del ser humano.
A veces los hombres rompen el equilibrio biológico, ecológico, físico y moral provocando desgracias alucinantes, y después de algunos años, cuando los alcanzan las consecuencias, no relacionan una cosa con otra, y le echan la culpa a Dios, como si él hubiera creado esas cosas malas. Como si nos hubiera entregado un bonito ramo de flores, y las hubiese restregado antes de dárnoslas. Dios no hace eso.
Santiago, escritor de una de las más hermosas cartas de la Biblia, mencionó un principio maravilloso que te ayuda a entender este asunto. Dijo: ‘No puede brotar al mismo tiempo agua dulce y agua amarga de un mismo manantial. Tal como una higuera no puede dar aceitunas ni una vid puede dar higos. Es imposible que de la misma fuente salga agua dulce y salada al mismo tiempo’. (Santiago 3:10-12) Afirmar lo contrario sería procesar mal el pensamiento y generar mucha confusión.
De modo que la Biblia no se contradice a sí misma. Somos nosotros los seres humanos los que nos contradecimos y después nos quejamos contra Dios. Proverbios 19:3 dice que la insensatez de uno tuerce su camino, y luego [que se extravía,] se irrita contra Jehová en su corazón’. A veces somos como el niño que comete un error y patea a su hermanito. Nos equivocamos, pero queremos que otro cargue con la responsabilidad. Hay hambre en el mundo, pero en vez de producir más alimentos y menos automóviles, usamos la tierra para producir combustibles menos contaminantes a fin de seguir produciendo automóviles. Fabricamos toda clase de pastillas, ungüentos e inyecciones para eliminar los síntomas de nuestros excesos para seguir excediéndonos. Seguimos fumando aunque sabemos que la muerte lenta de un fumador es espeluznante, costosa y dolorosa, por decir lo menos. Ponemos al mundo de cabeza y le echamos la culpa a Dios.
Jehová es estable, limpio y honrado. Sus maravillosas cualidades se mantienen en perfecto equilibrio. Por ejemplo, cuando juzga tiene en cuenta hasta qué grado puede extender misericordia. No es tajante, como muchos creen. Por eso el escritor Santiago, citado antes, dice: “La misericordia triunfa sobre el juicio”. (Santiago 2:13)
De modo que la Biblia es un libro grande y extenso, como se esperaría de un manual para la vida. No esperaríamos que tuviera dos renglones y nada más (aunque en realidad, en el principio, solo se necesitaron unos cuantos renglones para que Adán y Eva rigieran sus vidas en el paraíso, según Génesis 1:26-29; 2:15-24). Por eso no la mires como mirarías a un ornitorrinco y te apresuras a decir que está mal hecha, o que ni siquiera debió existir. Date tu tiempo para examinarla detenida, cuidadosa y meticulosamente, aun todos los maravillosos detalles relacionados con cada uno de sus más de 30.000 versículos, semejantes a diamantes que irradian diversos colores. Solo así sentirás alivio para el sentimiento de frustración que te han causado quienes te generaron confusión al no mostrarte el cuadro completo.
Dale una oportunidad a Jehová de mostrarse ante ti como el Dios que verdaderamente es, un Dios de amor, incapaz de hacer cosas malas. Si Él en alguna ocasión dictamina destrucción, puedes estar seguro de que solo lo hace porque no existe otra opción para quitar de en medio lo que es malo. ¿No has tomado tú mismo muchas veces la decisión de destruir algo que considerabas dañino? La diferencia es que tú puedes equivocarte y arrepentirte de haberlo hecho, pero Dios no se equivoca. Sus decisiones siempre son correctas y confiables.
Jehová creó al ornitorrinco no como un animal defectuoso o mal hecho, sino como lo que es, una criaturita completa y eficiente que deja pasmados a los naturalistas, aunque la primera impresión al verlo podría asustar a cualquiera. Si antes algunas personas se apresuraron a juzgarlo como una aberración de la naturaleza, con un poco de investigación se demostró que es todo lo contrario. Es una maravilla de la ingeniería genética.¡Rompió todos los paradigmas!
Algo similar ocurre con alguien que estudia cualquier materia o carrera. Tal vez al principio haya cosas con las que no está de acuerdo, y hasta disienta abiertamente con sus maestros. Pero a medida que profundiza y percibe las conexiones correctas del entendimiento que hay tras cada principio y cada procedimiento, aprende a cultivar aprecio por la insondable sabiduría de Dios oculta tras lo que parecen ser unos simples arbustos molestos.
Por eso, te deseamos el mejor de los éxitos en tu buen deseo de analizar más de cerca la Biblia y sondear su magnífica sabiduría, y te felicitamos por ser honrado al respetar los derechos de los demás al permitirnos compartir contigo nuestra opinión. Esa es una cualidad muy buena que hay en tu corazón.
(Actualmente no está disponible la función de enviarnos comentarios )
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