No creo en la Biblia


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La famosa frase: “Yo soy el camino y la verdad y la vida” fue una respuesta que Jesús le dio a uno de sus discípulos que le había dicho: “Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo sabemos el camino?”, porque Jesús anteriormente había estado diciéndoles: “A donde yo voy ustedes saben el camino”. El día de la resurrección, ese mismo discípulo dudó de que Jesús hubiera resucitado. Por eso, después de mostrarle algunas pruebas de su resurrección, Jesús le dijo otra frase, que también llegó a ser famosa: 'Felices son los que creen sin haber visto'.

¿Por qué dijo que son felices los que creen sin haber visto? Porque cuando Jesús le mostró las pruebas de su resurrección, dejó de dudar y su nueva creencia lo hizo muy feliz. Ahora bien, si alguien puede volverse tan feliz de creer por haber visto pruebas, ¡cuánto más feliz es alguien que cree sin exigir prueba alguna,porque confía en el que lo dice. Sin embargo, ¿significa eso que debemos confiar en cualquiera solo por que nos dice que viene a hablarnos de parte de Dios? No, necesariamente. (1 Juan 4:1; 2 Juan 7)

La Biblia es un libro que ha demostrado ser confiable. Por eso los que creen en ella se sienten seguros de que no fallará. Todo se cumplirá. Pero advierte: 'No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y seas tenido por mentiroso'. (Proverbios 30:5-6) O sea, 'si la usas mal o te desvías de su entendimiento, te hará quedar mal', porque no podrás sustentar una mentira por mucho tiempo. (2 Timoteo 2:15)

Los cristianos andamos por fe, no por haber visto a Jesucristo en persona, ni por haber visto los milagros que hizo. (2 Corintios 5:7) No solo eso, sino que creemos que hizo todavía muchas cosas más que nunca se registraron en la Biblia. (Juan 21:25) Por eso el apóstol Pedro pudo decir: ‘Aunque nunca lo vieron, lo aman. Y aunque ahora no estén mirándolo, no obstante tienen fe en él y se regocijan mucho con gozo indescriptible. (1 Pedro 1:8)

De hecho, la Biblia dice que Jesús realizó en presencia de los discípulos muchas otras señales que no fueron escritas, pero que las que se pusieron por escrito son suficientes para que ejerzamos fe en que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y que para que creyendo tengamos vida en su nombre. (Juan 20:30-31)

El haber ejercido fe sin haber visto en persona a los protagonistas de la Biblia, y haber experimentado la enorme sabiduría de sus consejos y el cumplimiento de sus muchas profecías, nos hace muy felices.

No es que tratemos de convencerte, Carlos, pero sinceramente deseamos que seas feliz como nosotros. Aunque pareciera difícil creer, no lo es. Por ejemplo, ¡qué rápido creemos muchas de las cosas que los científicos publican en revistas y libros especializados! Hasta se lo contamos a nuestros amigos como gran novedad. Pero después de unos años publican correcciones que dicen que habían estado muy equivocados, y seguimos creyendo en ellos, porque reconocemos que hasta los eruditos pueden fallar. Gajes del oficio.

Por ejemplo, el telescopio Hubble derribó algunas de las más ambiciosas teorías científicas y ofreció a los estudiosos una perspectiva diferente del conocimiento acerca del cosmos, y nadie los tildó de falsos, ridículos ni inferiores. Porque suponemos que todos nos equivocamos de vez en cuando.

Pero las cosas que fueron escritas en la Biblia han dado en el clavo siempre, no solo en lo que toca a profecías y conocimientos que aplican a la tierra, sino en cuanto a las consecuencias de nuestras decisiones en el proceder cotidiano (a corto y largo plazo).

Por ejemplo, mucho antes de los tiempos de Colón y Ptolomeo, y mucho antes de que enviáramos una nave espacial a la Luna, y los astronautas vieran con sus propios ojos cómo la tierra estaba suspendida libremente sobre la nada, la Biblia ya decía que la tierra era redonda y colgaba sobre nada: ‘Él [Jehová] está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; extiende los cielos como una cortina, y los despliega como una tienda para morar… ’[Dios] ha extendido el norte sobre el vacío, y cuelga la tierra sobre la nada’. (Isaías 40:22; Job 26:7)

Esas son verdades científicas que jamás nadie ha podido desmentir… porque son verdades infalibles. ¿Sabías que estaban allí mismo en la Biblia hace miles de años? ¿No merece por lo menos un voto de confianza de tu parte de modo que reconsideres tu postura?

Además, la Biblia no solo contiene prohibiciones, sino mandatos y sugerencias que dan en el clavo tan a menudo que muchos afirman que tienen carácter de mandatos, y los aceptan de buena gana, porque suelen cumplirse.

Por ejemplo, ¿no es cierto que los estafadores suelen ganarse primero la confianza de su víctima mediante una actitud extremadamente amigable y sincera? Los mejores estafadores son aquellos que ante todo apuntan a romper el cerco de la desconfianza y lograr que su víctima se deje llevar suavemente por la relación recién formada. Pero ¿qué dice la Biblia acerca de eso?

Ella advierte: ‘Con ansiedad será afligido el que avalare a un extraño; mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro’. O como lo dice una traducción más clara: ‘El que sale fiador por otro la pasará muy mal, pero el que evita las fianzas está seguro’. O como lo dice una traducción aún más clara: ‘Positivamente le irá mal al que sale fiador por un extraño, pero el que evita andar estrechando las manos con todo el mundo se mantendrá libre de cuidado’.

No se trata de un pensamiento fundamentalista, ni mucho menos fatalista, en el sentido de que nos volvamos xenófobos y dejemos de ser hospitalarios o generosos con los demás. De otro modo, ¿cómo podríamos difundir las buenas nuevas del reino de Dios? La Biblia nos insta a amar al prójimo e incluso a nuestros enemigos.

Tampoco se trata de una profecía que se cumplirá en todo caso, porque hay gente sincera que realmente merece nuestra confianza y nunca nos traiciona. Pero sí nos advierte que debemos ser cautelosos y no andar estrechando las manos a todo el mundo como si todas las personas, absolutamente, merecieran nuestra confianza. Hay gente muy mala ahí afuera que no escatimará esfuerzos para aprovecharse de nosotros. Si no tenemos en cuenta esa Palabra de Dios, estaremos desprevenidos y nos irá muy mal. Eso aplicaría tanto a un ateo como a un creyente en Dios.

De modo que la Biblia se equivoca menos que los científicos, en los que seguramente sí crees constantemente a pesar de que nunca los conociste personalmente; y nos insta a ser cautelosos en todas las cosas, pero sin llegar al punto de desconfiar absolutamente de todo el mundo. En pocas palabras, nos ofrece puntos de referencia y orientación, y nos recuerda que debemos ver las cosas con equilibrio y raciocinio.

Bueno, Carlos, esperamos no haberte aburrido, y que nos visites nuevamente. Gracias.

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