Verdad vs. Emotividad


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Uno puede estar feliz y contento y decir "¡Todo va bien!", hasta que lo introducen en una cámara tomográfica y le dan los resultados. Entonces la realidad hace contacto como un rayo que toca tierra y despierta sus facultades de entendimiento obligándolo a hacer un alto y tomar en serio la manera como estuvo viviendo su vida. (Romanos 13:11-14)

Igualmente sucede con nuestras ideas. Podemos pasarnos la vida pensando de cierta manera, hasta enseñando a otros a vivir conforme a rituales que la Biblia no exige. Pero llega un momento en que la verdad se abre paso como un rayo en medio de la noche y pone las cosas en claro. ¿Y de qué sirvió irritarnos, encolerizarnos, gritar maldiciones y patalear contra quienes trataban de decirnos que estábamos equivocados? ¡Es inexorable! Con Dios no podemos jugar. Después de un cuidadoso análisis de las consecuencias de nuestros errores, o los de los demás, estamos más dispuestos a agachar la cabeza y reconocer la verdad y la mentira tal como realmente eran. (Apocalipsis 2:23)

Una prueba de que el prejuicio nubla la mente e impide visualizar la sencillez de la verdad ocurrió cuando enfermó cierto renombrado estomatólogo a quien la reina de Inglaterra había condecorado. Aunque el hombre era ateo y toda su vida se había burlado de la Biblia, un día le dio alzheimer, olvidó que era ateo y comenzó a leerla, y ¿cuál fue su reacción? A cada rato exclamaba: "¡Qué maravilla de libro! ¿Esto estaba en mi biblioteca?"

Muchos líderes religiosos han apelado a la emotividad como medio para ganar y retener adeptos en su iglesia, recabando dinero y manteniendo el ciclo de ganar adeptos. Recurren a toda clase de subterfugios en vez de enseñar la verdad plana, lubricando sus palabras y torciendo hábilmente las Escrituras para conformarlas a su prédica, es decir, a lo que sus adeptos quieren oír. (2 Timoteo 4:3-5)

Valiéndose del desprestigio y hasta de la fuerza, algunos combaten con hostilidad a quienes defienden la verdad porque saben que de esa manera sus adeptos los ridiculizarán, reafirmando su lealtad a la iglesia, lo cual funcionará como un seguro de vida para sus ingresos económicos. (Filipenses 1:15-20) Pero sus días están contados, como lo demuestran tantas iglesias clausuradas alrededor del mundo. Algunas han sido convertidas en discotecas, y otras, en museos y toda clase de negocios lucrativos. ¿Qué sucedió? No soportaron el día del Señor, el cual prometió regresar para lavar con la lejía de la verdad a quienes enseñaran una verdad sesgada, a medias, torcida o rodeada de parafernalias que la disimulan. ¿No se indignó Jesús cuando hasta en dos oportunidades arrojó a mercaderes que hicieron del templo su centro de negocios, es decir, por convertir la casa de su Padre en un mercado? Que no nos quepa la menor duda de que hará lo mismo en nuestro tiempo y con mayor razón. (Malaquías 3:2; Juan 2:13-17)

A todos les gusta leer los aspectos suaves y tranquilos del nuevo testamento, pero pasan por alto que también tiene secciones que se expresan con mucha seriedad respecto a ciertos aspectos de la conducta de la humanidad. Ven a Jesús en un pesebre como recién nacido, o como un niño indefenso de 12 años, o como un pastor carismático que habla y se mueve con dulzura, o como un moribundo ejecutado cruelmente, pero no como un rey celestial en funciones que habla muy en serio cuando anuncia que intervendrá en los asuntos del hombre para eliminar el pecado de la faz de la tierra mediante su Reino. (Apocalipsis 2:14-16)

Por ejemplo, Dios nunca ha visto con buenos ojos que el dinero sea el principal factor motivador para atraer a sus ovejas, disimulado con gestos, actitudes, proyectos, frases, citas bíblicas, posturas, concursos, canciones y bailes. La verdad es simple y no necesita maquillaje, tampoco que la adornemos para hacerla más aceptable a quienes prefieren seguir oponiéndose. (Salmo 10:4)

En primer lugar, ¿cuánto dinero cobró Jesús por predicar y pastorear? Según Mateo 10:8, la respuesta clara y escueta fue que él ordenó a sus discípulos: "Lo que recibieron gratis, denlo gratis". En pocas palabras, ¡no cobró nada! Esa es una verdad contundente. Pero ¿la aceptamos?

En segundo lugar, Jesús no solo habló del amor a Dios y al prójimo, sino advirtió que los que no hicieran la voluntad de Dios serían destruidos. Dijo claramente: "Todos ustedes morirán, a menos que se arrepientan. ¿O piensan que aquellos dieciocho que fueron aplastados por la torre de Siloé eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? ¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes morirán, a menos que se arrepientan." (Lucas 13:3-5) Sí. La verdad es que Jesús habló de que les sobrevendría destrucción a quienes se opusieran a su Reino. Pero, ¿la aceptamos?

En tercer lugar, muchas religiones enseñan que los malos, cuando mueren, van a quemarse a un infierno ardiente por el resto de la eternidad. Pero al mismo tiempo enseñan que la Biblia dice que para recibir la salvación y poder vivir eternamente se requiere fe en Cristo. ¿Contradictorio? Por un lado dicen que la vida eterna depende de que uno haga la voluntad de Dios, pero por otro, que los que no hagan la voluntad de Dios tendrán una vida eterna sufriendo para siempre. ¿Total? ¿Buenos y malos vivirán para siempre? La Biblia no enseña eso. ¿A quién creer? La verdad es que en ningún lugar dice la Biblia que los malos vivirán para siempre a fin de ser atormentados. Eso es solo un símbolo de destrucción, no de vida eterna. (Romanos 6:23) Pero, ¿la aceptamos?

Y en cuarto lugar, Dios es Todopoderoso, pero no hace cosas absurdas. Es Todopoderoso en el sentido de que puede hacer cosas que nosotros no podríamos realizar nunca, cosas que sirven a su propósito eterno. Pero hay muchas cosas que Dios no puede  ni quiere hacer. Por ejemplo, no puede ir contra sí mismo. No puede dejar de cumplir sus promesas. No puede mentir. No puede contradecirse. No puede adelantar caprichosamente el cumplimiento de sus profecías. No puede perdonar al Diablo ni a sus demonios, ni a nadie que peque contra el espíritu santo. No puede dejar de proteger a los que hacen su voluntad. No puede bendecir a los que enseñan mentiras que no están en la Biblia.  (Tito 1:2) Como vemos, la verdad es que Dios no puede hacer absolutamente todo lo que se nos ocurra. Pero, ¿la aceptamos?

Todo lo que hemos dicho arriba puede corroborarse con cualquier Biblia. Es la verdad. Pero ¿cómo reaccionamos? ¿Nos irritamos emocionalmente, ofuscándonos como si fueran mentiras? Mejor ¿por qué no tomarlo con calma y examinar la Biblia con más cuidado a fin de corroborarlo?

La verdad y la mera emotividad no son compatibles cuando se trata de investigar lo que dice la Biblia. O aceptamos la verdad aunque nos duela, o la negamos para continuar sintiéndonos bien. ¿Qué es más importante? ¿Sentirnos bien o defender la verdad?

Lo único que podemos decir es que la verdad es irresistible. Tarde o temprano sale a flote y queda abiertamente expuesta. El problema es que ya casi no queda tiempo. Si no escogemos la verdad antes de que Cristo venga a expulsar a los modernos mercaderes religiosos, seremos barridos junto con ellos. Y Jesucristo no está jugando. Si él lo ha prometido, sin falta cumplirá.

Por tanto, frente a nosotros está el campo de batalla de las decisiones más trascendentales de la historia, y no hay alternativa: ¿Sufriremos por aceptar la verdad, o sufriremos por negarla? ¿Cerraremos los ojos para no ver la luz? ¿O los abriremos para encontrarnos con Jesucristo y hacer las paces con él?

La luz de la verdad, la predicación del Reino de Dios, el cumplimiento de las profecías de la Biblia, el derecho de Dios de decirnos lo que es bueno y lo que es malo, las consecuencias de los errores de la humanidad a través de miles de años, todo junto está relumbrando como un brillante relámpago mundial que solo los ciegos pueden negar. “Porque así como el relámpago que sale del oriente resplandece hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre. Donde esté el cadáver, allí se reunirán los buitres.” (Mateo 24:27, 28)

Aquí Jesús advirtió que nadie podría escapar del impacto de su venida, tal como nadie puede evitar el avistamiento de un relámpago (a menos que esté ciego). Pero ¿por qué lo mencionó en conexión con buitres que bajan sobre un cadáver? Bueno, es lógico pensar que Jesús no estaba dando clases de cetrería. Evidentemente, el cadáver representa el resplandor de la verdad de la Biblia, y los buitres, a las personas que ven dicho resplandor como algo irresistible, es decir, reconocen la verdad y quieren alimentarse ávidamente de ella. (Gálatas 1:7-9)

"Para esto nací, y para esto vine al mundo: Para dar testimonio de la verdad.
Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz."
(Juan 18:37-38)
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