La Biblia en resumen


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Hay muchas maneras de explicar las cosas. Podemos explicar la Biblia de una manera amplia y complicada, o de manera simple y fácil. A continuación, esta es una forma resumida del contenido puntual de la Biblia.

1) El origen de todos los problemas

Cierto ángel que era modelo de perfección, sabiduría y conducta fue ungido como querubín protector por disposición de Dios. Visitaba el jardín del Edén, donde nuestros primeros padres disfrutaban de una vida plena, perfecta, satisfaciente y feliz. Pero no mantuvo un concepto humilde de sí mismo. 

Abrigó el deseo incorrecto de apoderarse de la posición de Dios y arruinó su sabiduría y hermosura debido a la maldad de su mente y corazón. Había empezado a pecar. (Ezequiel 28:12-19; Santiago 1:13-15)

Por sus acciones perdió su lugar en la familia de Dios en el cielo y fue confinado a las inmediaciones de la tierra, el lugar donde Adán y Eva lo habían admirado hasta el punto de la adoración. 

La Palabra de Dios lograría que finalmente su error se les hiciera evidente a todos, el nombre del Dios verdadero quedaría santificado y todas las cosas volverían a su estado natural. (Génesis 3:2-3; Isaías 5:20-21; Romanos 5:12)

2) La necesidad de una esperanza

Para que los descendientes de Adán, que no habían tenido culpa directa en estos hechos, tuvieran una base sobre la cual apoyar su esperanza y confianza de ver el paraíso restaurado, Dios estableció, antetodo, lo siguiente:

A) un conducto de comunicación confiable, B) una línea de descendencia que llevara directamente hasta el Salvador, la cual Dios mismo se encargaría de proteger de cualquier intento de genocidio, y C) pruebas específicas de su bendición sobre los que fueran fieles hasta el fin, para que los que los observaran los reconocieran como evangelizadores verdaderos. (Isaías 55:10-11; Génesis 3:15; Mateo 21:43; Lucas 2:14)

Era muy importante que no solo los descendientes de Adán vieran con sus propios ojos el desarrollo del propósito de Dios de restaurar todas las cosas, sino sobre todo los que fueron testigos celestiales de las viles acciones del Diablo, es decir, los ángeles. (1 Pedro 1:12)

Fielmente, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, siglo tras siglo y milenio tras milenio, poco a poco, valiéndose de su conducto confiable de comunicación, Dios permitiría que toda la humanidad tuviera acceso a información pertinente que aclararía el panorama de Su voluntad respecto a la llegada del Cristo, proveyendo al mismo tiempo evidencia irrefutable de su bendición sobre los fieles. (Salmos 97:11; Proverbios 4:18-19

Pero para contrarrestar las artimañas del Diablo, no lo haría abiertamente, sino estratégicamente. (2 Corintios 2:11) Dios permitiría que cualquiera que analizara su Palabra desde Su punto de vista, es decir, extrayendo el conocimiento de la Biblia, tendría acceso a la sabiduría divina. (Jeremías 8:8-9; 1 Corintios 2:14; Romanos 11:33-34) 

De esa manera las claves y respuestas estarían siempre accesibles a todos sin parcialidad, al mismo tiempo que protegidas por el espíritu santo hasta que llegara el tiempo señalado. (Salmos 78:2; Proverbios 1:23; Apocalipsis 1:3; 22:17)

Pero ¿cómo se constatarían los cumplimientos paulatinos de la Palabra de Dios a través de los tiempos? ¿Qué serviría de base para apoyar la fe durante todo el tiempo que transcurriera hasta la restauración de todas las cosas? 

¡Las promesas de Dios! Él  usaría su conducto de comunicación confiable para prometer cosas específicas que, cuando se cumplieran, los fieles orientarían las antenas de su entendimiento hacia Su voluntad y se darían por enterados de que el desarrollo de su propósito estaba en curso, es decir, al tiempo debido y a la manera de Dios. 

Una vez constatados los hechos, se pasaría al siguiente nivel de la voluntad divina. Poco a poco, sin apresuramientos ni dogmas satánicos.

3) La preservación de la línea de descendencia que llevaría al Cristo

Una de esas promesas, la más importante de todas, fue declarada por Dios en el Paraíso al momento de declarar su enemistad con Satanás, lo cual exigiría un cumplimiento muy estricto y de largo alcance: la llegada del Cristo al tiempo señalado. 

Y siendo que el Mesías santificaría el nombre de su Padre, vindicaría su reputación, rescataría a la humanidad y preservaría además el resto de la creación por toda la eternidad, él se convertiría en la pieza central o piedra angular de la salvación. 

Jesucristo resultó ser la piedra principal de fundamento, no un hombre imperfecto. Él sería el Rey de reyes y Señor de señores, el Dios fuerte profetizado en Isaías 9:6, a quien toda la humanidad respetaría como, Padre Eterno y Príncipe de Paz. (Isaías 9:5-6; Apocalipsis 17:14) El Cristo sería la figura central del cumplimiento de todas las promesas de Dios. A eso se refirió Jesús cuando dijo: "Se ha realizado!". Dio por hecho que todo había salido perfecto. (Juan 19:30)

Sin duda que Satanás echó mano a todos los recursos a su alcance a fin de cerrar el paso al propósito de Dios y aniquilar a Jesús, si hubiera sido posible, incluso desde antes de que se bautizara y recibiera la aprobación de su Padre para convertirse en el Cristo.

Pero como sabemos, Jesús fue bautizado por Juan, recibió la aprobación de Dios y se convirtió en el Mesías prometido. Porque había llegado a su cumplimiento la mayor promesa de todas. ¡Qué felices debieron de sentirse todos los esclavos de Dios que por tanto tiempo habían esperado ver aquel día!

Y no solo se convirtió en el Mesías, sino que fue tratado, torturado y ejecutado exactamente como Daniel lo había profetizado, lo que hizo posible que se cumplieran otras importantes promesas. Dios había prometido que su Hijo no permanecería en el hoyo, sino que le devolvería la vida, lo restaurarla a una posición más honorable y le concedería la felicidad de regresar al cielo, adonde su Padre, con la convicción de haber cumplido Su voluntad.

4) Jesucristo santifica el nombre del Padre y rescata con éxito a la humanidad

A partir del rescate pagado por el Cristo, todas las demás promesas recibieron el apoyo contundente de la fe de aquellos a quienes ya no les quedaba ninguna duda de que el Reino de Dios asumiría el control de los intereses de Dios en los cielos y en la tierra, comenzando por retirar de la escena a Satanás y sus partidarios. El Reino de Mil Años de Cristo sería el siguiente paso en el desarrollo del propósito de Dios. (Apocalipsis 20:1-2, 6)

Sin embargo, a fin de respetar el debido proceso, antes de que tal suceso se llevara a cabo, tendrían que predicarse las buenas nuevas del Reino en toda la tierra. (Marcos 13: 10) Hubiera sido injusto desde el punto de vista de Dios llevar a cabo el juicio final sin dar a los malos una última oportunidad de corregir su proceder. Una vez satisfecho este requisito, nada podría interponerse entre Jesús y la reconstrucción del Paraíso. (Lucas 19:10)

El fin de la maldad, su promotor principal y todos sus apoyadores tienen los días contados. El Reino pronto se abrirá paso de manera semejante a una enorme piedra que impacta en la frente de un gigante, y todos los malos habrán tenido su día. 

El Príncipe de Paz y Señor de señores será para todos el ejemplo máximo de lealtad e integridad. El nombre del Padre habrá sido santificado y todas las cosas habrán sido restauradas para la gloria de Dios.

Ese es el resumen de la Biblia. Para los detalles, tendrías que estudiarla a fondo, punto por punto, versículo por versículo. Pero será un emprendimiento del que nunca te arrepentirás. Dios será para ti tu consuelo y tu salvación. Porque ¿qué te ofrece este mundo? ¡Nada que pueda servirte para entrar a la vida que Dios te ofrece! 

De modo que pon a Dios en el primer lugar y todo lo demás en segundo lugar. Haz tu parte y sírvele con todo el corazón. Él te oirá y te responderá si le pides ayuda en oración en el nombre de Jesucristo.


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