Tiempo de decidir

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Desde que el hombre supo lo que era bueno y malo, condujo su vida fluctuando entre dos decisiones. Una de ellas le abrió nuevas opciones, y así sucesivamente. Toda la historia ha sido el resultado de una serie interminable de decidirse por una u otra cosa, y tarde o temprano llegaría el punto crucial en que afectaría su mismísima supervivencia. Pero no tenía que resultar así.

En general, tendría una infinidad de alternativas. Pero a veces llegaría un punto en que se le presentarían dos únicas posibilidades necesarias y se encararía a la misma disyuntiva del principio: Hacer lo que es correcto o incorrecto desde el punto de su Creador. No sería tan simple ni dejado a la fortuna como arrancar los pétalos de una margarita.

Cuando Jesucristo dijo: "Conocerán la verdad y la verdad los libertará" (Juan 8:32), no estaba respaldando la idea de que 'nadie tiene la verdad absoluta', sino enalteciendo el principio de que no existe ninguna proposición que sea al mismo tiempo verdadera y falsa. Se trataba de la verdad de Dios.

Es cierto que muchos se oponen al concepto de la verdad absoluta. Pero Jesús sabía que tarde o temprano el hombre vería con los ojos del pragmatismo los efectos de las decisiones inadecuadas de quienes obraran mal y los de quienes obraran bien, lo cual les haría ver el panorama completo. Por eso dijo: "Por sus frutos [los efectos de sus acciones] los reconocerán". (Mateo 7:15-20) Alguien dijo una vez: "Es verdad que en nuestra religión, como en toda religión, hay injustos, mentirosos, estafadores, blasfemos, ladrones, asesinos, violadores, pederastas y toda clase de gente mala, pero aun así nuestra religión es la verdadera". Pero ¿concuerda eso con lo que dijo Jesús? ¿Es el odio lo mismo que el
amor? ¿Usó Jesús una espada para convertir al mundo? ¡Eso es los que hicieron los que desobedecieron su ley del amor?

Cuando tenemos que decidirnos por un color, no solo pensamos en blanco y negro, sino en las muchas variedades del gris y la amplia gama que resulta de combinar el rojo, verde y azul. En el mundo de la decoración de interiores las posibilidades y tonalidades son tan aparentemente infinitas que a veces cuesta mucho llegar a una decisión. Pero no es lo mismo que cuando estamos perdidos en un monte o en un desierto con poca ropa, agua y alimentos. ¿Seguiremos por el camino que va hacia arriba o hacia abajo, a la derecha o a la izquierda, por tierra o por el río, o si convendría recorrerlo de día o de noche, etc.? Y ¿qué hay si el calor es abrasador, o el frío, paralizante, y notamos que unos animales hambrientos comienzan a rondar, esperando para lanzarse sobre nosotros y tragarnos vivos?

Suena terrorífico, pero algunas decisiones no dejan mucho lugar, tiempo ni espacio para equivocaciones, o para volver a intentarlo. Como dijo una vez cierto psicólogo: "No se puede aprender a volar avión estrellando aviones". Es cuando tomamos conciencia del enorme valor de las técnicas de supervivencia. Lamentablemente, en los últimos días se trataría de algo más que técnicas de supervivencia. Preguntémonos: ¿Estamos realmente preparados para lo que se viene? ¿Lo está nuestra familia?

La Biblia ha sido muy clara al advertir el peligro, y muy paciente para hacerlo durante mucho tiempo a fin de que la gente tome sus precauciones. Pero la mayoría ha tomado el asunto a la ligera. Ha perdido el tiempo en diversiones, especulaciones, guerra y muchas otras cosas, descuidando lo más importante: Tomar decisiones que fortalezcan su fe. Han puesto su confianza en el dinero, en el trabajo, en sus ahorros, en su seguro médico, su capacitación profesional, sus habilidades personales, sus proyectos egoístas, su encanto, su suerte y en sus amigos, no en Dios. Él es para ellos poco menos que un talismán contra el fracaso, y no lo ven como un padre o amigo que les hable diariamente a través de la Biblia advirtiéndoles sobre el peligro que se avecina. Y si alguien viene a hablarles de la Biblia, contestan: "Será otro día", "Ahora no puedo", "Estoy muy ocupado", "No, gracias", "¡Vaya a fastidiar a otra parte!"

Seamos francos. La mayoría ha tomado la firme decisión de no prestar atención a las profecías de la Biblia. Han sido descarados al rechazar la verdad, reemplazándola por toda clase de falacias y tradiciones. Han tomado la decisión de decirle "no" a quien, precisamente, está capacitado para salvarles el pellejo. ¿Cómo podemos asegurar que esto ha sido así? Porque en las noticias nunca se dedica ni siquiera un par de minutos a tomar en cuenta alguna profecía de la Biblia, o alguna advertencia de Jesucristo relacionada con los últimos días. Prefieren entrevistar a psicólogos, sociólogos, religiosos, diplomáticos, científicos y políticos, pero no para preguntarles lo que saben de la Biblia, sino para pedirles su opinión personal. Y cuando estos discuten entre sí dando su opinión, rara vez mencionan ni explican profecía alguna en conexión con lo que está ocurriendo. Porque -seamos francos- ni les interesa ni sabrían cómo explicarlo.

Algo similar sucedió poco antes de que les llegara el fin a los siervos de Dios desobedientes de la antigüedad, y por eso la Biblia registró lo siguiente: "Ustedes rechazaron mi palabra y decidieron confiar en el fraude y en sus caminos torcidos. Se apoyaron en ello como sobre un bastón. Por eso ahora ven que su maldad se levanta peligrosamente ante ustedes como un muro elevado a punto de derrumbarse. ¡De repente se vendrá abajo, en un momento inesperado para ustedes! Su maldad será hecha añicos sin compasión, como una vasija de barro cuyos pedazos ya no servirán para sacar brasas del fuego ni agua de ninguna cisterna". (Isaías 30:12-14) ¡Poético, pero crudo y verídico!

Cuando se hunde un barco o se estrella un avión, o cuando erupciona un volcán o llega un tsunami no es tiempo para hablar con dulzura y sentarse a conversar sobre las probabilidades. ¡Es tiempo de salir corriendo hacia los lugares de refugio previamente establecidos! El que no sepa qué hacer, no sabrá qué hacer. El que no pueda correr, no podrá correr. El que no sepa trepar un muro, no sabrá trepar un muro. El que no haya tomado sus precauciones, no tendrá manera de escapar.

¡Cuánto tiempo hubo para sentarnos a platicar sobre las profecías de la Biblia! ¡Cuánto tiempo hubo para disfrutar de largas explicaciones que respondieran a nuestras inquietudes! ¡Cuánto tiempo hubo para gritar a voces el mensaje de la Biblia en las plazas del mercado! ¡Cuánto tiempo hubo de llamar a cada puerta de cada casa, suplicando 'que se reconcilien con Dios'. (2 Corintios 5:20) Pero no lo quisieron. Sencillamente, no lo quisieron. "Estoy ocupado", "No me interesa", "Largo de aquí"...

Ahora es tiempo de recordar esas palabras y preguntarnos: "¿Realmente estaba tan ocupado? ¿Realmente ver televisión era más importante? ¿Realmente creía que el fin nunca llegaría? ¿Realmente creía que salvaría el pellejo simplemente clamando: '¡Señor, aplaca tu ira!' "?

Bueno, dicen que no hay nada mejor que un espejo para mirar si uno está bien peinado. Pues, eso mismo son las circunstancias actuales para la civilización humana, ¡como un espejo! La historia nos está echando en cara nuestras malas decisiones, nos está pasando la factura por nuestra falta de responsabilidad, nos está frotando los ojos con medicamento para que veamos lo que hemos logrado poniendo a Dios a un lado.

Sí. El fracaso de la humanidad es como un enorme espejo que refleja la luz del sol con tanta intensidad que hiere la vista, como una lupa que concentra la potencia de radiación de luz en el centro, quemando todo a su paso. ¿No profetizó Jesús que habría señales en el sol, la luna y las estrellas, y que en la tierra la gente se angustiaría de asombro por la agitación del mar, y que hasta desmayaría de miedo por lo que estuviera pasando en el mundo, porque los cuerpos celestes serían sacudidos? Desgraciadamente, ni por esas se dan por enterados.


Los científicos dicen que así ha sido siempre, que solo son ciclos universales que se repiten una y otra vez hasta que el Sol se apague. ¡Qué sabiduría! Esas son precisamente las ideas que han fortalecido nuestra falta de responsabilidad para con el Creador. Hemos trastornado todos los ecosistemas y ahora no sabemos cómo repararlos. "Descendemos del mono -dicen-, por tanto no tenemos que rendirle cuentas a nadie". Pero el tiempo de rendir cuentas ha llegado más pronto de lo que imaginaron.

Cualquiera sabe que si arroja algo hacia arriba, tiene que caer de vuelta. Entonces, ¿por qué han lanzado tantas naves espaciales y satélites que orbitan peligrosamente sobre nuestras cabezas? ¿De verdad creemos que nunca caerán? Definitivamente hemos llegado a un punto en que debemos tomar una firme decisión. O nos ponemos de parte de Dios o de parte de quienes creen que saben más que Él.

Cuando Moisés bajó de la montaña, el día que Israel nació como una nación dedicada al Dios de Abraham, se encontró con un panorama desalentador. Algunos israelitas corruptos se erigieron a sí mismos como líderes sin tener derecho a ello, y arrastraron al pueblo a una forma de adoración satánica, caracterizada por el desorden y el libertinaje. En vez de adorar al único Dios verdadero, hicieron una estatua y se inclinaron ante ella, rindiéndole homenaje. Entonces, Moisés se ubicó a la entrada del campamento y exclamó: "¡Todo el que esté de parte de Dios, que se ponga a mi lado!".

Algo similar está ocurriendo en estos tiempos. No es solo Moisés quien está clamando: "¡Todo el que esté de parte de Dios, que se ponga a mi lado!", sino todo el contexto de la Escritura Sagrada, es decir, los escritos de Moisés, los Profetas, Jesucristo y sus apóstoles. Todos están clamando: "¡Todo el que esté de parte de Dios, que se ponga a su lado!", porque ha llegado el tiempo de tomar la decisión de sobrevivir al fin del mundo de Satanás. Dios no perderá. La única opción de salvación está al lado del Padre y de su Reino. Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores está a punto de blandir su espada en Armagedón y poner fin al mal proceder de los enemigos de su Padre. Es responsabilidad individual de toda persona que quiera salvarse, investigar a fondo este asunto, escuchar la voz en su conciencia y tomar una decisión.

Se trata de una dicotomía que no admitirá una unión de fes ni combinaciones ni matices de ninguna clase. No habrá tonos grises ni los multicolores basados en el rojo, verde y azul. Será una decisión entre seguir al Dios de la Biblia y al de este mundo. (Marcos 12:28-30; 2 Corintios 4:4) El que no se ponga del lado vencedor, será vencido. El que siga pensando que Dios no existe, que las buenas nuevas son tonterías, que la Biblia no es Palabra de Dios, que el Armagedón nunca llegará, tendrán que asumir su propia responsabilidad y enfrentar las consecuencias completas de su decisión.  Pero nadie podrá imputar injusticia en Dios, porque la decisión de cada uno habrá sido tomada dentro del marco legal que le confiere la más  irrestricta libertad de expresión, y habiéndosele concedido muchos años para pensarlo detenidamente. En aquel tiempo se aplicará el principio legal: "El desconocimiento de la ley no exime a uno de su cumplimiento".

Pronto el espejo de las consecuencias y la lupa de los errores de la humanidad alcanzarán su mayor potencia de radiación y brillarán como nunca antes, poniendo al descubierto la verdad y deshaciéndolo todo a su paso. Satanás y sus hordas atacarán a los cristianos valiéndose de todos sus recursos, creyendo que vencerán all paladín del reino de Dios. Solo que esta vez su final será muy diferente al que le sobrevino al faraón cuando Moisés liberó de la esclavitud a su pueblo. Será muy diferente del final que le sobrevino al mundo en los tiempos de Noé. Será muy diferente del resultado que Dios dio en Sodoma y Gomorra. Será muy diferente del resultado que dio cuando permitió que los babilonios destruyeron el templo de Jerusalén. Será muy diferente del resultado que Dios dio cuando los romanos arrasaron con la ciudad, el templo y los registros genealógicos de los judíos.

¿En qué sentido -y por qué- decimos que esta vez el resultado será muy diferente? Porque Jesús mismo dijo que así sería: "Porque habrá una tribulación tan grande como la cual no ha habido nunca desde el principio del mundo hasta ahora, ni volverá a ocurrir jamás. De hecho, si [Dios] no acortara esos días, no habría sobrevivientes, pero por los elegidos, aquellos días serán acortados". (Mateo 24:21-22) Al decir: "Una tribulación tan grande como la cual no ha habido nunca desde el principio del mundo hasta ahora" está diciendo que será mucho peor que todas las destrucciones registradas en la Biblia y de todas las destrucciones causadas por el hombre. Entonces no habrá nada que se le parezca. La supervivencia de la civilización llegará a estar absolutamente en manos de Dios. Satanás y sus hordas habrán llegado hasta donde pudieron llegar.

Por eso decimos que estamos viviendo en un tiempo de decisión. Debes preguntarte honradamente: "¿De parte de quién estoy?". Porque no serán tus palabras, sino tus obras lo que Dios tomará en cuenta llegado el momento. Y Él no tomará en cuenta lo que hayas realizado siguiendo tu propio criterio o el de algún líder religioso, por loable que parezca, sino solo aquello que realizaste de acuerdo con lo que Él indicó en las Escrituras. Jesús lo dijo así: "Para entrar en el reino de los cielos no bastará con llamarme: '¡Señor!, ¡Señor!' Más bien entrará el que haga la voluntad de mi Padre que está en el Cielo. Porque en aquel día muchos me dirán: '¡Señor, Señor! ¡Hemos predicado tu nombre! ¡En tu nombre hemos expulsado demonios y hecho muchos milagros!". Pero ¿qué les contestará? "Les diré claramente: '¡Nunca los conocí! ¡Apártense ustedes que han obrado el mal!'". (Mateo 7:21-23)

"¿Obraron mal?" ¡Pero si obraron milagros y predicaron en su nombre, es decir, en el nombre de Cristo! Sí pero descuidaron algunas cosas que para Dios eran mucho más importantes. ¿Cuáles son? Tienes que investigarlo en la Biblia. En este blog hallarás muchos artículos que te dirigen a pasajes de la Biblia donde hallarás las explicaciones necesarias. Sinceramente esperamos que tomes la decisión correcta, ponerte del lado de Cristo, el Rey de reyes y Señor de señores que vencerá en Armagedón. Si te quedan dudas, has un análisis comparativo frío y objetivo haciendo clic en los siguientes links, luego reflexiona y toma una decisión firme.
Sí. Ha llegado el tiempo de tomar una decisión: Apoyar el reino de Dios administrado por Jesucristo, invirtiendo en él tus recursos, es decir, tu esfuerzo, tu esperanza, tu confianza, tu entusiasmo, tu vigor, tu fe, tu cariño, tu especialidad, tu experiencia y tus habilidades. O apoyar un mundo que evidentemente refleja las cualidades del enemigo de Dios: odio, ira, rencor, maldad, venganza, guerra, egoísmo, mentira, robo, traición, ferocidad, crueldad, etc., un planeta maravilloso, pero que ha sido llevado al borde del colapso social debido a la pésima administración humana, apartada de Dios, un mundo que está a punto de reventar por todas partes.

Lo que Dios ha hecho es maravilloso, y es lo que promete hacer el el futuro, cuando, según su promesa, restaure todas las cosas que el hombre ha destruido. Y lo que el Diablo ha hecho es un basurero, y lo seguirá llenando de basura hasta el límite en el futuro si Dios no interviene con su Reino. (Mateo 6:9-10) 

Por medio de sus profetas, Dios anunció paz vez tras vez, y dijo que llegaría el tiempo en que el Cristo restauraría todas las cosas.  (Isaías 9:6) Por eso, cuando Jesucristo prometió al malhechor arrepentido: "Estarás conmigo en el Paraíso", no estaba mintiendo. Él cumplirá su promesa de resucitarlo en un paraíso verdadero, es decir, cuando llegue el tiempo para la restauración de todas las cosas.


¿No somos todos testigos de que todo lo que Jesucristo profetizó se ha cumplido al pie de la letra hasta el día de hoy? Entonces, ¿por qué dudar de que igualmente cumplirá el resto de sus promesas, una de las cuales consiste en restaurarlo todo a la condición de un paraíso. (Hechos de Apóstoles 3:21) Es más que evidente que ya llegó ese tiempo. ¿Qué vas a hacer?


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