¿Qué está pasando en el mundo?

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Sacar con las manos un pez del agua es casi imposible. Los peces son muy ágiles y escurridizos. Se necesita un instrumento eficaz, una lanza, una trampa, una red o un anzuelo.

El profeta Ezequiel habla en sentido figurado de un personaje semejante a dragón que tendría que ser capturado con unos garfios especiales al cumplirse cierto plazo señalado en las Escrituras.

No sería un instrumento ideado por el hombre, sino por Dios mismo, uno del cual le resultaría imposible zafarse. 

Tampoco sería empuñado por ningún hombre, sino por la fuerza del espíritu de Dios mismo, lo cual indica que la acción sería rápida, certera y en un lugar preciso. 

Tampoco el pescador tendría que esperar sentado en la ribera hasta que la presa casualmente decidiera acercarse, sino en el momento exacto que el experimentado pescador ha calculado para la captura. 

La pesca sería tan eficaz que no solo sacaría al dragón, sino a todos los que se adhirieran a él, como un racimo. 

Y no sería para conservarlo vivo ni enterrarlo, sino para darlo como alimento a los pájaros y bestias del campo. ¡Qué imagen tan impactante!

Dijo: "Pondré garfios en tus mandíbulas y haré que los peces del río se peguen a tus escamas. Y con todos esos peces pegados a tus escamas te alzaré de la corriente de agua y te llevaré y dejaré a tu suerte en el desierto junto con todos los peces que se te pegaron. Y allí quedarás, en un lugar abierto, y no se te recogerá ni enterrará. Llegarás a ser alimento para las bestias de la tierra y las aves del cielo". (Ezequiel 29:4-5)

Pero ni el más experimentado y poderoso pescador del mundo tendría éxito sacando del agua a un tiburón blanco con un anzuelo pequeño. Por eso los garfios diseñados para esta captura tendrían que ser muy especiales, un símbolo apropiado para este caso. 

El instrumento figurado que Dios usaría para llevar a cabo su propósito de capturar al dragón más extraordinario que jamás ha existido no representa un simple gancho físico o material, sino una situación, coyuntura o circunstancia en particular, una de la que no tendrá escapatoria. ¿Mientras tanto qué? (Job 1:6-7; Apocalipsis 12:9)

Cuando Jesús seleccionó a sus apóstoles, dijo a dos varones: "Síganme y los haré pescadores de hombres", y ellos dejaron las redes de inmediato y lo siguieron. 

Poco después vio a dos más, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban con su padre reparando sus redes de pesca en la barca. Jesús los llamó, y en seguida ellos también dejaron todo y fueron tras él. 

¿Cuál fue en ese caso el método que utilizó Jesús para pescar a sus discípulos? ¿No nos lo imaginamos saltando sobre ellos, gritándoles, cogoteándolos, atándolos de pies y manos y amenazándolos con matarlos si no concordaban con sus ideas y no le pagaban un soborno a cambio de su seguridad?

No. Los trató con muchísimo respeto y los contagió con el profundo cariño de su Padre mediante comunicarles agradables noticias: El reino de Dios se haría cargo de la administración del propósito de su Padre. (Efesios 1:8) 

Las actitudes de Jesús y su mensaje les parecieron tan razonables y atractivas que calaron profundamente en su corazón. Las buenas nuevas sumadas a las evidencias que las respaldaban les parecieron sencillamente irresistibles

¡Qué agradable escuchar a Jesús explicándoles cómo su Padre resolvería todos los problemas de la humanidad mediante el amor, no mediante el odio. 

Parafraseando al profeta Oseas, diríamos que 'los atrajo con las cuerdas de la ternura, acercándose y alimentándolos con dulzura, con los lazos del amor [de Dios], apartando de sus cuellos el yugo de opresión despótica de los líderes religiosos de la época'. (Oseas 11:4) Por eso le escucharon atentamente y respondieron de inmediato. Fue tan evidente que no tuvieron que  pensarlo mucho'.

Fue así como Jesús inició su recorrido por toda Galilea enseñando en las sinagogas de los judíos, proclamando las buenas nuevas y sanando entre el pueblo todos sus males y enfermedades. (Mateo 4:19-22) Y su éxito fue tan evidente que él pudo exclamar proféticamente: "Vi a Satanás cayendo del cielo como un rayo". (Lucas 10:17-18)

Pero ¿cuál fue la reacción de sus opositores ante una actitud tan amorosa y atrayente? "Unos le salieron inmediatamente al paso, gritando: '¿Qué asunto tenemos contigo, Hijo de Dios? ¿Viniste a atormentarnos antes del tiempo señalado?'. Eran hombres motivados por demonios cuyo espíritu era muy similar a la de los guías religiosos que posteriormente pedirían a gritos la muerte de Jesús bajo falsos cargos criminales. 

Por eso, en otra ocasión, el apóstol Pablo se refirió irónicamente a ciertas personas como siervos de justicia aunque en realidad no lo eran. (2 Corintios 11:15) Porque, esencialmente, tanto el amor como el odio tienen características singulares, inequívocas y diametralmente opuestas, es decir, que producen resultados completamente diferentes, fáciles de distinguir cuando se presta atención a sus efectos evidentes.

La actitud atrayente y afectuosa que Jesús desplegaba con la gente humilde y enseñable causaba un efecto completamente diferente en los de corazón duro. Por ejemplo, en vez de alegrarse cuando curó a un ciego de nacimiento, pensaron que Jesús obraba por el espíritu de Satanás, y lo maldijeron y además expulsaron de su presencia al ciego. ¿Fue eso amoroso? Evientemente no. Tales reacciones contrastaban con las de un Dios de amor.


¿Por qué no se amilanó ni amedrentó Jesús ante sus amenazas y muestras de desprecio? ¿De dónde sacó el coraje para seguir adelante en medio de tanta oposición? Su fuerza radicaba en el profundo cariño que sentía por su Padre y por sus ovejas. 

Sabía que mucha gente vivía engañada y aplastada debido a las enseñanzas torcidas de unos pocos que se hacían llamar líderes. Además, el espíritu santo así como el vasto conocimiento que tenía de la Palabra de Dios le habían mostrado que esa fue precisamente la misma reacción que obtuvieron los profetas de la antigüedad por decir la verdad. (Ezequiel 3:4-9)

Pero también sabía que al término de los tiempos señalados en las Escrituras regresaría al Padre y posteriormente regresaría con sus poderosos ángeles para terminar de cumplir las profecías del libro de Apocalipsis. (Daniel 9:24-25; Apocalipsis 6:2

En el tiempo del fin Jesús ya no vendría para predicar nuevamente ni para atraer a nadie a su Reino, sino para llevar a cabo la segunda parte de la profecía de Isaías, capítulo 61, versículos 1 y 2, detalle que no fue mencionado explícitamente en el evangelio según Lucas. (Lucas 4:16-19) 

Lucas no lomencionó, pero recordemos que poco después de su bautismo, cuando se puso de pie para leer las Escrituras en la sinagoga de Nazareth. Le dieron el rollo de Isaías y leyó el capítulo 61, versículo 1. Enseguida lo cerró y dijo: "Ante ustedes se cumple hoy esta  escritura". Pero solo había leído el versículo uno, que se refería a su comisión de anunciar la buena noticia del reino, que se estaba llevando a cabo en ese mismo tiempo. 

Evidentemente no leyó el segundo versículo, que era complemento del primero, el cual se cumpliría en un futuro, la segunda parte de su comisión: Venir en su reino y terminar la victoria que su Padre le concedería sobre el mal, que era de lo que trataría el mensaje del Apocalipsis al final de los tiempos señalados. (cap. 6:2)

Por eso, siendo que hoy mucha gente está percatándose cada vez con más claridad del cumpliendo al pie de la letra de muchos detalles -literales y figurados- de la profecía de Jesucristo y de la Ley y los Profetas respecto al tiempo actual, no debería extrañarnos que la situación empeorara como un globo que se infla más y más, ¡a punto de reventar! Porque no menguará. Tendrá que seguir cumpliéndose hasta culminar en el Armagedón. (Mateo cap. 24 y 25, Lucas, cap. 21 y Marcos, cap 13, 2 Timoteo 3:1-13, Apocalipsis, cap. 6 y 16:14-16)

Mientras tanto, muchos siguen engañados, creyendo que las profecías del Apocalipsis todavía no han comenzado a cumplirse. Hasta se hacen películas acerca de cómo será el futuro, cuando venga el Apocalipsis. ¡No se percatan de que el Apocalipsis está cerca de terminar!

Las Escrituras son muy claras al mostrar un cuadro completo. Por las muchas evidencias históricas, se puede discernir que el Apocalipsis, es decir, la revelación de las Escrituras, está terminando de cumplirse, no está a punto de empezar! 

Lamentablemente, la falta de interés en investigar la Biblia con un corazón libre de prejuicio ha sumido a la humanidad en una oscuridad fatal, la cual contribuye al caos. Aumenta la cantidad de ateos y de extremistas que hacen precisamente lo contrario de lo que Dios quiere para la humanidad. ¡El mismo efecto que causó en los falsos líderes religiosos cuando Jesús les llevó las buenas nuevas!

En vez de acoger con aprecio el mensaje de Jesús y ponerse a buen recaudo, buscando en las Escrituras cuáles son las medidas de supervivencia espiritual y lograr escapar de lo que sobrevendrá, gastan tiempo oponiéndose tenazmente a cualquiera que se atreva a mencionar, siquiera disimuladamente, la alternativa que ofrece el reino de Dios. Su mentalidad es "no hay Dios" o "todavía falta mucho" o "prefiero no creer en nada". (Deuteronomio 30:19-20; Lucas 21:36)

¿Pero qué deberían estar haciendo en este tiempo los cristianos que durante años han estado atentos, esmerándose por reflejar el amor de Dios? ¿Saltar encima de los demás, atarlos de pies y manos, cogoteándolos y exigiendo un soborno? ¡De ninguna manera! Por el contrario, hacen lo que Jesús les aconsejó: "¡Déjenlos!". (Mateo 15:14; Apocalipsis 22:11) 

Mientras quede tiempo, solo les queda esperar calmados. ¡No de brazos cruzados, sino pasando las buenas noticias del reino de Dios a quienes todavía deseen escuchar! Entonces, cuando terminen de cumplirse los detalles finales de todo lo que está escrito, su reputación como cristianos genuinos quedará limpia ante Dios, porque hicieron todo lo posible por salvar a su prójimo, pero no quisieron enmendar sus caminos. No fue su culpa que no quisieran escuchar ni enmendar sus caminos. (Apocalipsis 2:11) 

Los detalles del viaje inaugural y posterior hundimiento del Titanic calzan muy bien a modo de ilustración con lo que ha ocurrido, está ocurriendo y ocurrirá a los que obren sabiamente, así como a los que decidan seguir demorándose en saltar a los botes salvavidas mientras todavía queda esperanza.

Precisamente, la segunda epístola del apóstol Pablo a Timoteo, capítulo 3, versículo 13, dice que 'los malvados pecadores e impostores irían de mal en peor'. No queremos parecer negativos, pero eso de 'ir de mal en peor' está en la Palabra de Dios y nos permite avizorar un panorama irreversible para quienes se opongan al Rey de reyes y Señor de señores. (2 Te 1:6-10

Con esas palabras, Pablo no quiso parecer negativo. Solo estaba describiendo específica e inequívocamente, como si fuera con un espejo, el perfil de los malvados, para que cuando viéramos propagarse su accionar por el mundo en el corto espacio del tiempo del fin, se percataran del cumplimiento de todas las cosas que estaban escritas.

"A buen entendedor, pocas palabras". La persona humilde que desee agradar a Dios no necesita muchas explicaciones. Suficiente con unos pocos indicios, es decir, pocas señales, pocas advertencias. Porque tal como ocurrió cuando Jesús pescó a sus apóstoles y dejaron todo rápidamente y le siguieron, igualmente sintonizarán rápidamente y entenderán lo obvio. ¿Y no es obvio que todo va de mal en peor?

Según ciertos estudios estadísticos publicados en CNN, Dinamarca se había ganado la reputación de ser la nación más feliz del mundo. Lamentablemente, todos quedaron boquiabiertos cuando, ni bien empezó el año 2015, fue sacudida con atentados terroristas que nunca imaginaron. ¡Terrorismo en la nación más feliz del mundo! Irónico, ¿verdad? 

Las guerras y revoluciones que aparecen en las noticias no se llevan a cabo debajo de una alfombra, sino a la vista de todo el mundo. La gente está cada vez más embravecida contra la injusticia perpetrada por unos pocos. Pero están abriendo los ojos muy lentamente. ¡Quedarán finalmente cegados ante el fogonazo de luz de la verdad cuando llegue el fin! Solo les quedará observar con resignación cómo los botes salvavidas se pierden en la distancia de la seguridad. Se habrá terminado el tiempo para hacer lo que era correcto.

Lamentablemente, algunos logran atestiguar con sus ojos y oídos el cumplimiento de las profecías, pero no logran atar cabos entre lo que ven y lo que dice la Biblia, ya sea porque no quieren leerla o porque no la leen con la debida reflexión. 

Sin embargo, Dios  dice a estos con franqueza: "Estás ciego y desnudo. Te sugiero que compres oro refinado con fuego, para que realmente te vuelvas rico y consigas ropa blanca, para ponértela y ocultar tu vergüenza. También medicina para tus ojos, para que recobres la vista". (Apocalipsis 3:18) Esas no solo palabras crueles, sino esperanzadoras y llenas de amor. Porque significan que todavía hay tiempo. Todavía hay una salida.

Al decir: "Te sugiero que compres oro refinado con fuego, para que realmente te vuelvas rico y consigas ropa blanca" se está invitando a todos a ponerse del lado correcto de la decisión. La invitación a conseguir ropa blanca significa que es posible la salvación si obramos conforme a la voluntad de Dios expresada en las Escrituras. (Apocalipsis 7:13-15)

Suena duro decirles "estás ciego y desnudo". Y aunque la medicina para los ojos parezca dolorosa, es necesaria para abrir el corazón a las profecías que están cumpliéndose ahora mismo, ante nuestro ojos. 

Por ejemplo, las de Mateo (cap. 24 y 25), Lucas (cap. 21), Marcos (cap 13), Pablo (2 Timoteo, cap 3:1-13) y Juan (Apocalipsis, cap. 6), así como los parecidos casos proféticos que se cumplieron en el pasado, todas las cosas que están ocurriendo hoy y que han estado cumpliéndose por décadas de maneras muy claras para quienes estudian la Biblia a fondo, son evidencias palpables de que estamos al borde del fin. 

Si hace algunos años alguien decía que no veía nngún cumplimiento de las profecías del tiempo del fin, porque siempre ha habido guerrasm hambre y terremotos, las calamidades que van en aumento seguramente les servirán como medicina para los ojos, abriéndoselos a la realidad.

Quienes piensan que las cosas que están pasando en el mundo ocurren cíclicamente en todas las épocas, no le han dado la importancia que debieron darle. Pasan por alto el hecho de que verdaderamente estamos en los tiempos de la pronta intervención impactante del reino de Dios.

Pero si a alguien todavía le quedan dudas de que el mundo ha entrado en un cuello de botella del cual nadie escapará, Pablo aclara que los malvados avanzarán 'de mal en peor', lo cual resultará en que, tarde o temprano, todo ojo reconozca que estamos a punto de enfrentar la peor situación que jamás ha ocurrido en la historia de la humanidad, y la mejor perspectiva para quienes pusieron fe en Cristo y en su oportuna intervención.

La verdad y las buenas nuevas, así como las evidencias del cumplimiento de todas las profecías que son para nuestros tiempos ya están resplandeciendo desde Oriente hasta Occidente mediante Internet. Lo que se sabe aquí hoy, ya no tiene que esperar un tiempo hasta que se sepa al otro lado del mundo. Ahora mismo, lo que pasa aquí se sabe al otro lado de la tierra; y lo que pasa al otro lado se sabe aquí casi inmediatamente. ¡La información vuela como un relámpago! Tal como dijo Jesús que sucedería.

Mateo capítulo 24, versículos 21 y 22, no da pie para tomarlo con calma y titubear. Dice que ocurrirá una aflicción tan grande como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta el presente, ni volverá a ocurrir jamás. Por causa de los elegidos el fin llegará rápido y terminará rápido. Será una prueba tan enorme como ninguna, y nunca más se volverá a ver algo semejante. Dios acelerará todo al tiempo debido.

La tendencia de la historia del hombre lleva hacia una inexorable
confrontación final entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre la adoración verdadera y la falsa, entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente, entre Cristo y Belial. 

Ya Dios está poniéndolo todo al descubierto y a nadie le quedará dudas de que el Dios del cielo ha establecido su reino. y nadie puede oponerse. Los que provoquen al Dios verdadero, sin duda recibirán una respuesta definitiva. 

Las fuerzas del mal seguirán ganando terreno. Eso es lo que dicen todas las profecías acerca del fin. Pero hallarán una aplastante derrota cuando todo llegue a su conclusión. 

La supervivencia no dependerá de clamar: "¡Ayúdame, Dios mío!", sino de haber obedecido estrictamente lo que Dios indicó en su Palabra la Biblia. (Mateo 7:21-23; 1 Juan 2:17) ¿Qué es lo que indicó? ¡Hay que leer mucho y averiguarlo estudiando a fondo las Escrituras! Todavía hay tiempo. No esperemos que nos lo den todo en la boca. Tenemos que hacer un verdadero esfuerzo, uno que le demuestre a Dios nuestra sinceridad mientras haya esperanza.

Por tanto, en vez de alarmarnos o aterrorizarnos con la situación mundial, que sabemos empeorará día tras día en muchas partes del mundo, hacemos bien en prestar atención a estas palabras de Jesús: "Cuando todo empiece a suceder como les advertí, anímense y levanten sus cabezas, porque se ha acercado su liberación". 

Y debemos esperar su señal: "Presten atención a la higuera y los demás árboles. Cuando brotan sus hojas, ustedes saben sin duda que se aproxima el verano. Por lo mismo, cuando vean que todas las cosas [predichas] suceden, dense por enterados de que el reino de Dios está cerca, a las puertas. Créanme, no pasará esta generación hasta que todas las cosas se cumplan. El cielo y la tierra pueden fallar, pero mis palabras no". (Mateo 24:33; Lucas 21:28-33)

En Eclesiastés 1:9 se registra este principio: "Lo que ha sucedido volverá a suceder, y lo que se ha hecho se volverá a repetir. Porque no hay nada nuevo bajo el sol". ¿A qué se refiere? ¿A ciclos universales que se repiten vez tras vez y que nunca llegará un fin? En absoluto. Se refiere a que Dios sabe que el ser humano tiende a seguir ciertas rutinas una y otra vez, como patrones de comportamiento. 

Por ejemplo, si un militar diseña una estrategia y le da buenos resultados, seguirá usándola mientras funcione. Por la misma razón, un chef que utiliza una receta que provoca que todos exclamen "¡mmm, delicioso!", seguirá usando la misma receta una y otra vez. Igualmente, un pescador que utiliza una buena técnica de pesca, seguirá usándola mientras le dé resultados.

Entonces, ¿cómo es posible que uno se anime y alce la cabeza cuando parece que todo está podrido y desmoronándose alrededor? Vemos dolor y sufrimiento brotando en todas partes. ¡La humanidad está desgarrándose! Son pocos los lugares donde no hay angustia por el futuro. Los gobernantes están desorientados, no saben cómo encarar la situación. 

Durante siglos han prometido, prometido y prometido, pero la gente sigue cada vez más descontenta y angustiada por la falta de seguridad y por el temor de las cosas que ocurren en la tierra. (Lucas 21:26)

Igualmente, el Diablo ha usado las mismas armas y los mismos procedimientos de siempre contra los que aman a Dios. Ha seguido el mismo patrón, como de costumbre. Su mayor deseo parece ser el genocidio de toda la raza humana. 

Por eso, el apóstol Pablo dijo: "No ignoramos su forma de engañar". (2 Corintios 2:11) "Su forma de engañar" y "no hay nada nuevo bajo el sol" son dos detalles que nos ayudan  a enfrentar el fin con la frente en alto a pesar de todo. Siendo que su forma de engañar es la misma, no tiene estrategias nuevas para usar contra los que aman a Dios. ¿Y cómo se puede saber cómo son dichas estrategias? ¡Estudiando la Biblia! No hay otra forma. Por eso es tan importante un análisis a fondo. (2 Pe 1:19)

En la Biblia se relatan muchos intentos de genocidio que culminaron de manera ejemplar para los perpetradores, como por ejemplo, el que se lee en el libro de Ester. Desgraciadamente, hay quienes no sacaron una lección. Moisés casi fue víctima de un genocidio en el Egipto antiguo, y terminó liberando al pueblo de la esclavitud. Y Jesus mismo casi fue víctima de otro genocidio, cuando el rey Herodes mandó matar a todos los niños menores de 2 años. Pero nada impidió que siguiera viviendo y llevara a cabo su misión.

Si nos mantenemos firmes, el Diablo no podrá derrotarnos. Pero si perdemos la bendición de Dios, acabará fácilmente con nosotros. ¿Cómo podríamos tambalear los cristianos? Un suceso de la vida real nos ayuda a entender. 

Daniel el profeta no podía ser opacado por ciertos enemigos deDios que le abrigaban cólera y le tendían trampas. Querían destruirlo. Pero Daniel era íntegro, tan ejemplar que nadie se atrevía a decir algo malo sobre él, ni siquiera el rey. ¿Cómo lograrían vencerlo?

Planearon una estrategia. Primero consiguieron que el rey firmara un decreto que castigaba con muerte a cualquiera que orara a otros dioses. Después sorprendieron a Daniel orando en su habitación y lo acusaron y llevaron prisionero. Algo similar hace el Diablo. Por eso, en vez de luchar frontalmente contra el cristiano que no cae con otros métodos, se vale de tres factores que pueden lograr que, por decirlo así, el cristiano 'se suicide' espiritualmente. 

Debemos prestar atención a esos tres factores, tanto si los aplican otras personas contra nosotros, como si caemos en la tentación de aplicarlas nosotros mismos con otras personas. Estos son: El orgullo, la ambición y el temor.


  • Orgullo

    Es cierto que hay un orgullo sano, que resulta de sentirnos bien por algo que nos reporta placer haciendo la voluntad de Dios. ¡Estamos orgullosos de amar a Dios! Pero también hay un orgullo malsano que puede acarrearnos muchos dolores. Por ejemplo, cuando alguien nos ofende, ya sea una ofensa leve o grande, solemos resentirnos y abrigar rencor. Según Jesús, de esa manera levantamos una barrera entre Dios y nosotros, y perdemos su bendición poniendo en peligro nuestra vida eterna. "Porque si perdonan a los demás sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás sus ofensas, su Padre tampoco perdonará las de ustedes. (Mateo 6:14-15)
     
  • Ambición

    Está bien esforzarnos por conseguir las cosas necesarias para la vida. Pero Jesús dijo que la fe implicaba confiar en que Dios proveería las cosas necesarias para la vida. No debíamos angustiarnos por el día de mañana, porque si buscábamos primero el reino y la justicia de Dios, se nos darían todas las cosas [necesarias]. Él sabía por experiencia propia que a cada día le bastan y sobran sus propios problemas. (Mateo 6:33-34) No hizo apología de la holgazanería ni la irresponsabilidad. Pero al preocuparnos excesivamente por el dinero, yendo tras los medios de mantenimiento, tal vez desconfiaríamos de que Dios cumplirá su palabra, y al desconfiar, perderíamos su bendición. ¡Qué sutil trampa!

  • Temor

    No es incorrecto sentir miedo al manipular un conductor de electricidad, ni cuando entramos al mar y las olas amenazan con ahogarnos. Pero el miedo morboso ha sido una herramienta de manipulación que al Diablo le ha resultado especialmente eficaz. Por ejemplo, el temor a la muerte nos ata e inmoviliza de muchas maneras, impidiéndonos rendir servicio con todo nuestro potencial, especialmente en lo que respecta a estudiar la Palabra de Dios y proclamarla a otros. Por ejemplo, alguien nos amenaza de muerte si no hacemos lo que nos pide. Tal vez diga que ha secuestrado a un ser querido o que lo matará si no transigimos. ¿Qué haremos en ese caso?
Sin duda sería una situación muy complicada. Por eso el apóstol Pablo dijo: "[Jesús] compartió la naturaleza humana con el fin de que, mediante su propia muerte, anulara el poder que el Diablo tiene sobre la muerte". (Hebreos 2:14) No que el Diablo tuviera poder sobre la muerte o sobre los muertos. Se refería a que las amenazas de muerte le daban buenos resultados. Podía manipular a las personas a su antojo. 

¿Quién no tiene miedo de morir! Por tanto, el orgullo, la ambición y/o el temor al hombre podrían quebrar la tolerancia del cristiano y hacer que se rindiera y perdiera la bendición de Dios. (Proverbios 29:25) Pero la promesa de una vida mejor y una resurrección es un poderoso factor de motivación.

Este artículo no se basa en la filosofía del hombre ni en opiniones partidarias, sino en lo que la Biblia dice. Por tanto, remítete siempre a la Biblia respecto a las cosas que te preocupen, algunas de las cuales exigirán que las examines con más cuidado que otras, corroborando la enseñanza que recibes. ¿Por qué no lees Proverbios 2:1-9 y lo compruebas ahora mismo? 

Lo que está pasando en el mundo es que, según como entendemos las profecías de la Biblia relacionadas con los llamados últimos días, el mundo finalmente ha entrado en sus dolores de desconsuelo y tormento como consecuencia de no haber hecho caso. (Mateo 24:8, 37-39) 

Todo lo que estamos viendo en las noticias es la colocación de las últimas piezas de un rompecabezas histórico que la humanidad ha armado para sí misma al insistir en hacer las cosas a su manera, es decir, haciendo a un lado al Dios de la Biblia. Y según Jesucristo, continuará en sus trece hasta el último momento

En parte, la misión de Jesucristo consistió en explicarnos pacientemente lo que tendríamos que hacer para escapar de todas estas cosas. (Lucas 21:7, 36) Por eso, la mejor manera de averiguarlo era estudiando la Biblia. (Juan 17:17) 

La Biblia es el único libro que trata detalladamente todos estos asuntos. La otra manera de averiguarlo consiste en esperar con agnosticismo hasta el último momento y comprobarlo sin tener ninguna oportunidad de escapar.

La naturaleza misma nos enseña que el proceder sabio es saltar con un paracaídas antes de que se estrelle el avión, saltar a los botes salvavidas antes de que se hunda el barco, vacunarse antes de que se desate una epidemia, salir del edificio antes de que se propague el fuego, saltar del tren antes de que se estrelle

Si uno espera hasta que se estrelle el avión, ¿cómo salvará su vida? Si uno espera hasta que el barco se hunda, ¿cómo evitará ahogarse? Si uno espera hasta que se desate una epidemia, ¿cómo evitará el contagio? Si uno espera hasta que el fuego se propague, ¿cómo evitará chamuscarse? Si uno espera hasta que se estrelle el tren, ¿cómo se librará del impacto? Es solo cuestión de seguir un razonamiento sencillo. ¡Hay que librarse mientras exista esperanza! ¡Este es el tiempo!

La Biblia contenía el mismo razonamiento con respecto al fin que le vino a la nación de Israel en la antigüedad, diciendo: "Humíllate hasta el polvo, nación no quebrantada; hazlo antes de que se cumpla lo que está determinado y el día se desvanezca como la brizna. Antes de que caiga sobre ti la ira ardiente del Señor, antes de que venga sobre ti el día de la ira del Señor. Busquen al Señor, todos los humildes de la tierra, los que han puesto en práctica sus normas. Busquen la justicia, busquen la humildad; tal vez encuentren refugio el día de la ira del Señor." (Sofonías 2:1-4) Y es una verdad que sigue siendo vigente hoy día.

El que no tome sus precauciones antes de que llegue el último momento, lamentablemente las pasará muy mal, no porque Dios lo quiera, sino porque no hizo su parte en buscar refugio en la verdad. Ahora es el momento de tomar medidas específicas para ponerse a buen recaudo con el Creador. 

El mundo ha entrado en sus dolores de parto. El Diablo será prendido como con garfios de Dios. Será inexorable. Y tú, ¿qué harás al respecto?
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