Qué es "verdad"


Todos quedamos asombrados de las muchas maravillas de la naturaleza. Desde las alas de una simple mariposa hasta los imponentes procesos del majestuoso Sol.

Cuando fijamos la mirada en los cielos estrellados o miramos el universo con un telescopio de alta resolución quedamos pasmados ante su belleza, armonía, equilibrio y maravillosidad.

No es raro que nos preguntemos: "¿Será verdad? ¿Puede ser cierto que algo tan hermoso exista realmente?" ¡Nos cuesta creerlo!

Hay demasiadas cosas bellas que suceden y orbitan el cosmos (a escala humana), el microcosmos (a escala sub-sub-atómica y hasta metafísica) y el macrocosmos (a gran escala, el resto del universo) desde hace millones de años, tanto que ni siquiera los científicos más renombrados pueden entenderlas ni explicarlas del todo.

Constantemente actualizan sus teorías diciendo: "Antes se creía que [...], pero ahora se sabe que [...]. ¿Se sabe? No sería raro que dentro de poco volvieran a actualizar las teorías actuales.

No es que los científicos no sean confiables. Lo que sucede es que cada día descubren algo nuevo que pulveriza sus paradigmas.

¿Y cómo logran dar con conocimientos revolucionarios? De manera parecida a como los médicos y detectives logran resolver un caso: Descartando o que no puede ser o no armoniza con verdades ya confirmadas y verificadas.

Es más que evidente que el universo está regido por leyes y principios asombrosos que armonizan perfectamente entre sí produciendo resultados magníficos en todos los rincones del cosmos.

Algunas cosas invisibles allá afuera solo se pueden percibir mediante cálculos matemáticos y leyes físicas precisas que revelan su existencia, porque no se ven con los ojos ni se oyen con los oídos, pero se disciernen con la inteligencia.

Si comparamos toda la maquinaria universal con una fábrica, no podríamos menos que exclamar: ¡Qué asombrosa perfección de movimiento! Todo está en su lugar. Funciona a la perfección.

Es un espectáculo de la calidad que se debe a la eficiencia, eficacia y efectividad desplegada por sus diseñadores.

Hasta las explosiones más intimidantes de los cielos parecieran cumplir con propósitos previamente calculados.

Antes se pensaba que los rayos de una tormenta perjudicaban a la humanidad. Se los veía como ataques contra el planeta. Ahora se sabe que tienen un propósito: renovar y enriquecer la tierra. Son necesarios para la ecología.

Por eso, los científicos reconocen que cuanto más descubren, más preguntas surgen y más sofisticadas se ven las cosas. Es increíble pensar que la mente no alcanza para entenderlo todo cabalmente. Hay demasiadas piezas en el rompecabezas que tal vez nunca lleguemos al fondo de todo cuanto queda por descubrir y estudiar.

La calidad reflejada por el universo es todo un espectáculo. Y lo más interesante es que, tal como ocurre con la tabla de Mendeleiev, sin importar qué nuevo descubrimiento nos sorprenda, la vida seguirá ajustándose a las maravillosas e indiscutibles leyes de la física y química ya descubiertas.

Eficiencia, eficacia y efectividad: calidad

Desde hace mucho, la eficiencia, la eficacia y la efectividad no significan lo mismo para los expertos en administración de negocios, a pesar de que los diccionarios den explicaciones similares para las tres palabras.

Por eso, se llegó a la conclusión de que los instructores y maestros de administración tenían que ser claros al explicar a sus estudiantes las diferencias entre el principio de eficiencia, el principio de eficacia y el principio de efectividad.

La presente explicación no tiene nada que ver con administración de negocios, ni tampoco es un diccionario lexicográfico. No obstante, lo mencionado es muy importante para ayudarnos a entender y comprobar mejor las enseñanzas de las Santas Escrituras. ¿En qué sentido?

En el sentido de que en todo orden de cosas existe una relación entre doctrina y resultados, cualquiera que sea la doctrina y cualquiera que sean los resultados.

En el siglo diecinueve, Charles Sanders Peirce, John Dewey y William James definieron asuntos que hoy sirven para discernir mejor la manera como proceden los seres humanos en un entorno objetivo, explicando que "solo se podía considerar algo como verdadero cuando funcionaba en el mundo real", y lo denominaron "pragmatismo".

¿Qué tiene ver esto con las enseñanzas de la Biblia y, especialmente, con las de Jesucristo?

En primer lugar, ya sea que creamos que Jesucristo existió o no, o que sus enseñanzas fueron eficaces y efectivas, reconozcamos que él nunca se atribuyó a sí mismo la autoría de sus enseñanzas.

En Juan 17:16-17 leemos claramente: "Mi enseñanza no es mía, sino del que me envió. Y el que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mis enseñanzas provienen de Dios o si hablo por cuenta propia". 

Y en segundo lugar, ya sea que aceptemos o no sus enseñanzas, no podemos cegarnos a los resultados. Jesús siempre tenía razón cuando defendía la verdad, y decía que 'la sabiduría quedaba demostrada por los que la seguían'. (Lucas 7:35) No le bastaba con teorizar. Exigía un respaldo en la práctica. (Mateo 7:21-23)

En otras palabras, él nunca afirmó ser el autor de sus enseñanzas. Decía que lo que enseñaba lo había recibido de su Padre, y aclaró que cualquier enseñanza que alguien enseñara debía contar con un respaldo sólido.

De esa manera enseñó que cualquiera que pusiera en práctica sus enseñanzas, comprobaría por sí mismo si la enseñanza era sabia o no, o sea, si procedía o no de una mente abierta y eficiente, y si era tanto eficaz como efectiva. Y con ello, estaba lanzando al mismo tiempo un reto a cualquiera que contradijera sus dichos. (Juan 8:46)

"He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió. Y ésta es la voluntad del que me envió: que no se pierda nada de lo que él me encargó, sino que lo resucite en el día final. Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna. Y yo lo resucitaré en el día final." (Juan 6:38-40)

Por lo tanto, cualquier enseñanza o doctrina, ya sea de la Biblia o de cualquier persona u organización, estaba moralmente implicada en el desafío de demostrar, por medio de los resultados, si era eficiente, eficaz y efectiva.

Cuando Jesús compareció ante Pilato el día que sus enemigos lo entregaron a los romanos, este preguntó: "¿Qué es la verdad?" porque no tenía una noción clara de la verdad.

¿Y cómo podría haber respondido para sí mismo su pregunta? De manera parecida a como los médicos y detectives resuelven un caso: Descartando lo que no podía ser cierto o no armonizara con verdades y profecías cumplidas, confirmadas y verificadas. Eso significa asumir un punto de vista pragmático.

Ningún ser humano fue autor, creador ni inventor del pragmatismo. Es un concepto descubierto y explicado por el hombre, pero no lo inventó. Su esencia ya procedía de las páginas de la Biblia desde milenios. 

La eficiencia, la eficacia y la efectividad siempre han sido los factores determinante para evaluar, discernir o juzgar con justicia a cualquier ser humano u organización que se atribuya una enseñanza, doctrina o corriente de pensamiento, sin importar de qué se trate.

Por eso, después de interrogar a Jesús, dijo: "No veo falta en él", se lavó las manos y lo devolvió a los judíos. Pilato tomó una decisión pragmática.

En otras palabras, si consideramos como verdadero aquello que funciona, y reconocemos que la sabiduría queda demostrada por las obras, es solo una consecuencia lógica afirmar -sin lugar a equivocarnos- que si algo es eficiente, eficaz y efectivo, también tiene es verdadero y sabio.

Dicho a la inversa: Si consideramos como falso aquello que no funciona, y reconocemos que la necedad queda demostrada por los que la practican, es solo una consecuencia lógica afirmar -sin lugar a equivocarnos- que si algo es ineficiente, ineficaz e inefectivo, también es falso.

Es una contradicción flagrante y de lo más absurdo contemplar el funcionamiento eficiente, eficaz y efectivo de un proceso u organización, y decir que está mal o atenta contra el desarrollo y el progreso.

El perfecto funcionamiento del universo es una prueba fehaciente de calidad total. Nunca nos precipitemos a pensar que las estrellas equivocaron su camino porque se estrellaron o destruyeron entre sí. Como vimos en el caso de los rayos, es simplemente parte del accionar del cosmos, solo que no lo entendemos cabalmente, solo porque estamos condicionados a ver la destrucción como incorrecta, inconveniente o equivocada.

En términos del tiempo universal, el ser humano acaba de llegar. Por más que se ufane de descubrir algunas cosas, no tiene ninguna injerencia en la definición de lo que lo rodea. Si algo le correspondería, es prestar atención, aprender y sacar lecciones.

La organización cristiana primitiva comenzó con 12 apóstoles, pero después de la muerte de su fundador, en vez de decaer y desaparecer, el objetivo de sus detractores no se cumplió: El movimiento cristiano aumentó tanto que se necesitó una serie de milagros para atender la enorme demanda de los nuevos adeptos. ¿Pasarían la prueba de la eficiencia?

Principio de eficiencia


El principio de eficiencia se basa en el uso adecuado de los recursos disponibles, ya sean intelectuales, emocionales, sociales, materiales, físicos o espirituales. ¿Cómo se cumplió en los cristianos primitivos?

Los apóstoles, al igual que su maestro, fueron muy eficientes en el uso y administración de sus recursos. Siempre calcularon el costo riesgo/beneficio, y nunca desperdiciaron nada. (Lucas 14:28-32; Juan 6:1-15)

Principio de eficacia


El principio de la eficacia se basa en los resultados o efectos producidos con el menor consumo de energía y la menor cantidad de métodos o procesos requeridos.

El resultado sería que las fricciones entre sus componentes y ejecutantes resultarían mínimas. Porque todos los eventos y procesos estarían integrados, organizados y orientados hacia los resultados o efectos. (Juan 13:34-35; 15:14) Los primeros cristianos resultaron muy proactivos y disciplinados, y por tanto, dejaron poco a la casualidad.

Principio de efectividad


El principio de la efectividad se basa en el balance entre los resultados o efectos positivos y los resultados o efectos negativos. ¿Cuánto fue favorable, y cuánto desfavorable?

Solo entonces podían los cristianos orientar sus estrategias de manera que los resultados negativos de sus perseguidores se vieran mayores que los resultados positivos que ellos estaban logrando. (Juan 18:23) En otras palabras, en su afán por proscribir la obra y arrasar con el cristianismo, sus detractores resaltaron más su lado negativo, comparándolo con los muchos aspectos positivos de las estrategias eficaces de los hermanos.

Dicho al revés, las estrategias negativas del Diablo solo resultaban en beneficio de los cristianos, que siempre estaban varios pasos más adelante en el desarrollo de la obra de Dios. No había forma en que los aparentes éxitos de Satanás no repercutieran en beneficio de la efectividad de los hermanos.

Por eso, la eficiencia, la eficacia y la efectividad conforman la estructura de la calidad.

Dicho al revés, cuando se frena o se sacrifica la calidad, o no se la entiende, esta deja mucho qué desear, iniciándose un ciclo vicioso de más ineficiencia, ineficacia e inefectividad, hasta que la entropía toma el control y todo termina en ruinas.

Es interesante que, en todos los campos, la relación entre la calidad y la verdad es tan obvia que, en la lengua española, un antónimo para "efectividad" no es realmente "inefectivo", sino "falso". O sea, si algo no es efectivo, es falso.

Por tanto, al atacar a los cristianos con el fin de socavar, frenar o sacrificar la calidad de sus actividades y provocar una entropía, los enemigos del cristianismo supusieron que detendrían su obra, cuando en realidad solo estaban contribuyendo a su futura prosperidad. ¿Por qué? Porque nadie ha podido jamás oponerse con éxito al espíritu de Dios. ¡Dios lo utilizó para diseñar y crear el universo! ¿Puede alguien oponerle resistencia y no terminar exhausto? 

Derechos de autor de la doctrina bíblica

Como vimos, Jesucristo nunca se atribuyó a sí mismo sus enseñanzas ni sus poderes. Dijo claramente que sus enseñanzas y obras procedían de su Padre celestial, porque actuaba en armonía con las Santas Escrituras. Desde muy niño había sido un estudiante diligente de la Ley y Los Profetas, y por tanto, podía respaldar sus afirmaciones.

En otras palabras, cada vez que Jesús realizaba un milagro o enseñaba una doctrina esencial, añadía: "Está escrito", y procedía a indicar el pasaje de las Escrituras que lo respaldaba, a fin de que nadie atribuyera ninguna gloria al mensajero, sino al verdadero responsable: su Padre que estaba en el cielo.

Además, es interesante notar que cada enseñanza establecía en sí misma un reto para sus oyentes. Su más encarnizado enemigo, Satanás el Diablo, había afirmado en el jardín del Edén que Dios les había mentido a Adán y Eva, y se erigió a sí mismo como el nuevo dios de Adán y Eva, y ellos lo aceptaron como tal cuando creyeron y apoyaron sus afirmaciones falsas.

Por eso es muy interesante ver que los conceptos característicos de la planificación estratégica situacional mencionada antes, adquieren un peso importante en el cálculo interactivo entre el que solo afirma algo y el que realmente tiene el apoyo, tanto de las Santas Escrituras como de sus hechos.

No fue casual que las actividades de los apóstoles quedara registrada en un libro titulado "Hechos de los Apóstoles". Porque tarde o temprano serían sus hechos los que demostrarían de manera pragmática la eficiencia, eficacia y efectividad de las estrategias espirituales inspiradas por Dios con que iniciaron el movimiento. Tal precedente sería especialmente útil al final de los tiempos, cuando, de acuerdo a las profecías se descubriera la apostasía, se desenmascarara al anticristo y se restableciera el cristianismo verdadero para dar paso al reino de Dios. 

Una cosa es decir: "Amo a Dios y me rijo por sus enseñanzas", y otra muy diferente demostrarlo con hechos.

Si una enseñanza cumple con los principios de la eficiencia, la eficacia y la efectividad, es absurdo criticarla, juzgarla, declararla ni condenarla como falsa, errónea o engañosa.

Al contrario, merecería respeto como lo que verdaderamente es: una disciplina que ha pasado la prueba de la calidad, ya se trate de negocios, medicina, ingeniería, religión o cualquier producto de la mente.

Seamos o no materialistas, nadie que se ajuste al debido proceso puede cuestionar que la eficiencia, la eficacia y la efectividad, es decir, la calidad, es la vara de medir del pragmatismo, es decir, de lo que es verdadero en el mundo objetivo. Si no hay calidad, no es verdadero, útil ni constructivo. Si no hay calidad, debería evidenciarse una acelerada entropía [deterioro].

Por eso, ante la pregunta; "¿Qué es verdad?", reflexionemos: ¿Qué ha demostrado la mayoría? ¿Están en franco proceso de calidad, es decir, reflejando eficiencia, eficacia y efectividad? ¿O están en un avanzado estado de descomposición y entropía? ¿Se aman unos a otros, o se odian unos a otros? ¿Realmente aman la paz? Si así fuera, ¿combatirían contra aquello que ha demostrado ser eficiente, eficaz y efectivo?

Si algo evidencia la más alta calidad, ¿puede alguien sentirse impulsado a condenarlo como falso? Sí, Satanás el Diablo, que es lo que ha hecho desde el principio de la creación.

La calidad habla por sí sola a favor del diseñador, de su propósito y de sus procedimientos para alcanzar sus objetivos.

La eficiencia, la eficacia y la efectividad siempre sientan un excelente precedente judicial en cualquier tiempo y espacio, y en cualquier idioma que se discierna. Por eso, sabiendo que al final de los tiempos se impondría la verdad, la Biblia registró esta profecía: "Ningún arma que se forje contra ti prevalecerá. Y cualquier lengua que te acuse acabará refutada. Éste es un derecho hereditario de los siervos del Señor. La justicia es mía." (Isaías 54:17)

Quien quiera que sea que se ciegue al balance que arroja la eficiencia, la eficacia y la efectividad, no solo atenta contra el derecho, sino contra el responsable de la calidad.

Jesús dijo: "Contemplaba a Satanás cayendo del cielo como un rayo. Por eso les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo. Nada les causará ningún daño" (Lucas 10:18-19), Estaba poniendo el dedo en la llaga de la calidad.

Igualmente, dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie. Si Satanás expulsa a Satanás, ha quedado dividido contra sí mismo. ¿Cómo podrá, entonces mantener en pie su reino?".

Jesús estaba pronosticando y profetizando de manera pragmática el desastre de cualquier procedimiento, método, estrategia o reino que no se basara en la eficiencia, la eficacia y la efectividad.

Y así ocurrió. Solo fue cuestión de tiempo hasta que muchos comenzaron a torcer sus enseñanzas. A fines del primer siglo, al morir el último de los apóstoles, los discípulos se dejaron llevar por enseñanzas torcidas, y poco a poco dejaron de ser eficientes, eficaces y efectivos en su devoción a Dios.

El resultado fue que brotó una apostasía tremenda e incontrolada. Pasaron los siglos y maduró el error. El cristianismo falso prosperó como mala hierba, desacreditando al verdadero, el que Jesús había instituido. (Mateo 13:24-30, 36-43)

Pero Jesús no ignoraba que las profecías de la Biblia habían advertido que eso ocurriría, y que al final de los tiempos señalados se restauraría la eficiencia, la eficacia y la efectividad de la doctrina verdadera.

Hoy vivimos en ese tiempo. De modo que en todo lugar tiene que estar manifestándose tal grado de calidad basada en el amor.

Jesús dio una excelente pista para resolver el enigma: "De este modo todos sabrán que ustedes son mis discípulos: si se aman ente sí". (Juan 13:35) El amor entre los hermanos sería claramente observable, como una luz en sobe una montaña, gracias al accionar del Diablo. (Mateo 5:14-16)

Tan grande sería el incremento de la maldad que solo se convertiría en una enorme pantalla negra sobre la cual brillaría la luz.

Cuando todo se pone tenebroso, la gente suele sentir temor, angustia y miedo. No se percata de que solo se trata de una pantalla oscura que acabará destacando el brillo de la luz. Por eso Jesús dijo: "Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque su redención se acerca." (Lucas 21:28)

Sí, es cierto que la Biblia menciona que en los últimos días habría humo y densas tinieblas, pero no para asustarnos, sino para indicarnos que la brillante luz de la verdad sería fácilmente observable por los que prestaran atención, tal como un capitán de barco se alegra al ver un faro en medio de la tormenta.


Vale decir que Jesús aclaró el camino a los fieles, diciendo entre líneas: "De este modo todos sabrán que ellos no son mis discípulos: si se odian unos a otros", que es justamente lo que vemos hoy día en la mayor parte del mundo. (Mateo 24:12; 2 Timoteo 3:1-4) ¡¡El odio, el desprecio, la violencia, la injusticia, la maldad, la venganza, la envidia, el falso testimonio y otros balances negativos del enemigo, serían una prueba evidente de la baja calidad de su accionar, es decir, de su falta de eficiencia, eficacia y efectividad!!

En vez de amarse los unos a los otros, mostrando calidad en su trato, la mayoría estaría destruyendo la tierra, si no por contaminación ambiental, calentamiento global o guerra, lo harían por hambre, pobreza y salvajismo. (Apocalipsis 11:18) Todo lo cual pintaría un cuadro negro sobre el cual destacarían los rayos de luz de la verdad, para que todas las personas de corazón bueno se den cuenta del camino.

Por donde miremos, vemos diferentes manifestaciones de odio, contrario a los indicadores fundamentales antes mencionados. Es tanta la maldad que a muchos les cuesta creer que exista algún lugar en la tierra donde hallar eficiencia, eficacia y efectividad, tanto dentro como fuera de la cristiandad.

Sin embargo, Jesús prometió que en los últimos días se manifestaría el espíritu de Dios a un grado pleno, no solo causando una pesca de hombres sin precedentes, sino pescados de la más alta calidad, y su accionar sería el resultado de la más alta eficiencia, eficacia y efectividad doctrinal, basada en un profundo amor a Dios y al prójimo. (Proverbios 2:21-22)

Sería dogmático y tal vez hasta absurdo indicarte cómo y dónde hallar el camino. No tenemos ningún interés en captar adeptos. Porque las Escrituras indican claramente que, si uno pide ayuda al Padre en el nombre de Jesucristo, Él mismo hallará la manera de dirigir a sus ángeles con su espíritu santo hasta que dicha persona haga contacto con la luz. A esta solo le correspondería abrir los ojos y ver el resplandor en medio de la oscuridad y las tinieblas de este mundo.

Resumiendo: La calidad es resultado y reflejo cristalino del pragmatismo. Es la lupa y el telescopio de la verdad.Es la luz transformada en hechos.

Estamos de acuerdo en que todo en el universo que no ha sido perturbado ni estropeado por la mano del hombre, ya sea en el microcosmos, el macrocosmos o en lo que aparece a simple vista, refleja calidad, estructura, diseño, propósito y maravillosidad.

Es imposible la existencia de tantos procesos maravillosos, regidos por leyes físicas y químicas tan sofisticadas, sin que medie un diseño inteligente y un propósito específico.

Últimamente, los científicos usan la frase "diseño maravilloso" cuando se refieren a muchos de los más complicados procesos y descubrimientos. Porque saben que un diseño que refleja orden, objetivo y sujeción a leyes tan asombrosas de la naturaleza jamás podría haber sido el resultado de la casualidad.

Así como el agua salada y el agua dulce no salen por la misma abertura, tampoco podría ser la calidad el resultado de procesos casuales, ineficientes, ineficaces e infectivos. No es muy difícil reconocer que, si existe calidad, es decir, eficiencia, eficacia y efectividad, uno debería rendirse humildemente y con reverencia ante la evidencia y declararlo como verdadero, como un triunfo de la verdad.

Ningún científico, crítico ni juez justo puede pasar por alto, a la luz del pragmatismo, la evidencia de la calidad, o sea, la sofisticación de instrucciones que se traducen en eficiencia, eficacia y efectividad, y sobre todo a la luz de la regla máxima: "De este modo todos sabrán que ustedes son mis discípulos, si se aman los unos a los otros".

Y si 'de ese modo todos sabrían que ellos serían sus discípulos', entonces también sería congruente afirmar que ningún científico, crítico ni juez justo pasaría por alto las evidencias cuando se notara baja calidad y un funcionamiento defectuoso de los procesos, sobre todo si colocaran obstáculos y tropiezos al desarrollo de lo que evidentemente sí funciona. ¿Poner tropiezos a lo que sí funciona? ¿Y a quién se le ocurriría hacer eso?

A la luz del pragmatismo, a cada rato salta a la vista, mediante las noticias de la noche, la ineficiencia, la ineficacia y la inefectividad de la mayoría de las organizaciones hechas por el hombre. Se ha cumplido la antítesis de la regla máxima: "De este modo todos sabrán que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros".

La verdad y la falsedad siempre estarán opuestas la una a la otra porque los procesos que llevan a la calidad jamás han convivido con la entropía, es decir, con el deterioro de los sistemas.

Así como nos maravillamos al ver una simple mariposa o los cielos estrellados, también nos admiramos cuando estamos ante una enseñanza o doctrina que refleja amor al semejante. Gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor.

Si algo cumple con estos principios, resultará nada menos que en la calidad del producto, del servicio y de los procesos, y obtendrá el sello de la verdad.

Por eso se distingue el cristianismo verdadero del falso: Por ser esencialmente funcional. ¿Puede un juez justo negar tal verdad?
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