Nada

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La creatividad y la capacidad de inventar cosas, procedimientos y toda clase de novelas es una prueba evidente de la versatilidad del pensamiento.

Pensar tonterías es parte de la naturaleza. Aprendemos por estudio y experiencia, por éxitos y fracasos. De hecho, es simplemente uno de los usos que damos al pensamiento.

Si no fantaseáramos, nadie inventaría cosas. Pero a veces una fantasía podría salirse de control y generar ideas incongruentes, es decir, que no guardan ninguna conexión con la utilidad. 

Soñar es gratis, y a veces los sueños activan una línea de pensamiento que conduce a la solución de un problema o a la creación de un nuevo recurso o procedimiento que facilita nuestra vida. 

Tomás Alva Edison soñaba con el foco de luz incandescente hasta que después de unas mil pruebas logró su meta. ¿Valió la pena? ¡Ciertamente! Su fantasía se hizo realidad, o mejor dicho, hizo realidad su fantasía.

¿Qué ves en la figura de arriba, al comienzo de este artículo? ¡Nada! Porque no hay nada. Es así de simple. La "nada" es inexistente. Ni siquiera deberíamos decir que "es" inexistente. Es un absurdo afirmar que la nada es algo, porque no lo es.

Por ejemplo, hay quienes afirman que la Biblia dice que Dios creó el universo a partir de la nada. Pero ¿realmente dice eso la Biblia? ¿Podrían mostrar en qué lugar de la Biblia dice eso?

La energía puede transformarse en materia, y viceversa. La materia puede convertirse en energía. Podemos quemar por completo un trozo de madera, sin embargo ¿podríamos hacer un trozo de madera juntando un puñado de cenizas?

El universo no fue creado de la nada, tampoco la nada del universo, porque la nada no existe, nunca existió ni nunca existirá. Podemos "afirmar" que cuando destruimos o quemamos algo estamos convirtiéndolo en nada, es decir, desapareciéndolo, pero es solo un decir. Es solo en el sentido de que dejó de ser lo que era, que dejó de existir como tal. La verdad es que se convirtió en un montón de escombros o cenizas.

Dios, el Creador, siempre ha existido. Por tanto, nunca hubo nada. Cuando Adán y Eva murieron, regresaron a su condición previa, al polvo o a la tierra. Dejaron de vivir y de existir como seres humanos. La Palabra de Dios dice que se convirtieron en polvo. Pero, por decirlo de manera retórica, quedaron en nada. Lo que ocurrió fue que regresaron al polvo, donde estuvieron sus componentes básicos: la tierra. No regresaron a la nada. Eso es lo que realmente dice la Biblia.

Cuando se refiere a la destrucción de Sodoma y Gomorra, a la destrucción que trajo el Diluvio o a la destrucción de los guerreros egipcios del tiempo de Moisés, que murieron bajo el mar, igualmente volvieron al polvo, a la tierra. (Éxodo 14:13). Se puede decir que al regresar al polvo se convirtieron en "nada", pero solo en un sentido retórico porque la realidad fue que fueron a la tumba.

Por lo tanto, la "nada" es nada, es inexistente. ¡Ni siquiera deberíamos decir que "es" inexistente! Es un absurdo afirmar que la nada es algo, porque no lo es.

Y es un absurdo afirmar que después del límite del universo no hay nada. Primero porque ningún ser humano ha comprobado lo que hay más allá de los límites del universo, y segundo porque en ningún caso puede haber nada. Porque ya hemos agotado el significado de "nada". 

Si "nada" es "nada", no puede haber "nada". Porque la "nada" no existe. Forzosamente hay algo que no pueden ver ni entender los que piensan que la "nada" es igual a "algo".

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