Jesús entre los 12 y 30 años

ÍNDICE

Jesús y los maestros de la ley. (Lucas 2:46-47)
 ¿Qué hizo Jesús entre los 12 y 30 años de edad? Unos dicen que estudió con los esenios, y otros, que fue a Egipto, otros, a la India, para familiarizarse con la filosofía oriental, y aún otros, que nadie lo sabe porque la Biblia no dice nada al respecto. Pero ¿será cierto que la Biblia nos deja a oscuras sobre ese asunto? No, como veremos.

Para encontrar la respuesta a tu pregunta primero necesitas familiarizarte con el contexto que presenta la Biblia, es decir, el marco de circunstancias que rodeaba la vida de los judíos, la cual era afectada directamente por su manera de ver y aplicar la ley de Dios que Moisés les transmitió cuando se fundó la nación en la antigua Arabia.

Por otro lado, ten en cuenta que los cristianos entienden que Jesús es el Hijo de Dios, cuya misión al venir a la tierra fue santificar el nombre de su Padre (Mateo 6:9; Juan 17:26) y recuperar lo que se había perdido debido al pecado (Lucas 19:10. Y alcanzó dicha meta mediante hablar siempre la verdad y nada más que la verdad (Juan 18:37) predicando las buenas nuevas del reino de Dios como una expresión del amor y la justicia de Dios (Lucas 4:43; Juan 12:48-49).

Los niños y jóvenes debían obedecer la ley de Dios

Para buscar respuestas correctas en la Biblia es imprescindible conocer los principios que esta contiene. De lo contrario, lo más seguro es que uno llegue o a una calle sin salida o a una interpretación caprichosa que no lo ayudará a fortalecer su relación con Dios. Los principios y la habilidad para interrelacionarlos adecuadamente son la clave de todo el entendimiento.

Por ejemplo, cuando Moisés escribió, en Génesis 1:1: "En el principio Dios creó los cielos y la tierra", estaba dando una clave que, si no se aceptaba, la mayoría de lo que uno siguiera leyendo no se entendería. Y cuando el apóstol Juan escribió: "En el principio era el verbo [o la Palabra]", estaba dando otra clave que, si no se discernía, el lector tampoco entendería nada de lo que siguiera leyendo. Ambos son principios que, interconectados íntimamente, ayudan a entender todo lo demás. ( Hebreos 11:6; Juan 7:28)

Lo mismo ocurre con la pregunta: “¿Qué hizo Jesús entre los 12 y los 30 años de edad?”. Para saberlo tienes que tener en cuenta lo que decía la ley de Dios respecto a los niños y los jóvenes israelitas de aquel tiempo. Si no entiendes eso, podrías especular muchas cosas e imaginar cosas como que Jesús adquirió sus conocimientos de los esenios, o como otros que dicen que viajó a la India y allí se empapó de otras filosofías, o rendirte y sencillamente creer que nadie lo sabe y que la Biblia no contiene información que ayude a uno a averiguarlo.

Un principio claramente establecido en las Escrituras indicaba que los padres debían ser los primeros instructores de sus hijos, y que dicha instrucción debía basarse estrictamente en la ley de Dios. Es cierto que los sacerdotes levitas eran los encargados de instruir al pueblo como grupo, pero los padres eran los principales responsables de la instrucción moral y espiritual de sus hijos, especialmente el esposo. (Deuteronomio 11:18-21)

No se sabe mucho acerca de la vida de José, el padre adoptivo de Jesús, pero sí de su madre María. Porque por la manera como ella se expresaba nos dejó una pista de su calidad moral y espiritual. (Lucas 1:46-56) De modo que Jesús no pudo menos que haber recibido de sus padres toda la instrucción moral que necesitaba, tal como mandaba la Ley de su Padre, Dios.

Además, otro principio que debemos tener en cuenta es que Jesús obedeció estrictamente la ley transmitida por Moisés, no desde un punto de vista farisaico basado en las tradiciones y supersticiones de la época, sino en el punto de vista del Dios que había vigilado su escritura, conservación y estudio. (Salmos 102:18; Juan 8:28) Pasar por alto dicha Ley era para los judíos un pecado, y la Biblia indica que Jesús no cometió pecados, es decir, no pasó por alto la ley de Dios, sino por el contrario, la cumplió cabalmente. (1 Pedro 2:22)

Los niños y jóvenes debían obedecer la ley de Dios, y los padres debían asegurarse de que la entendieran correctamente y se apegaran a ella con cariño y devoción por el resto de su vida. Por eso, cuando sus padres buscaron a Jesús durante tres días, creyendo que se había extraviado, él les dijo: "¿Por qué me buscaron por todas partes? ¿Acaso no sabían que estaría en la casa de mi Padre?” (Lucas 2:49) Jesús era un niño que entendía bien sus responsabilidades espirituales, hasta el punto de que se sentía confiado, no perdido.

De hecho, cuando hablaba con los maestros de la Ley, estos se admiraban de sus respuestas y de la extraordinaria sabiduría que había tras sus palabras. Jesús había sido bien instruido por sus padres, y al llegar a adulto no hizo menos que reflejar toda esa capacitación. (Juan 17:14-16)

Pero la Ley no solo exigía a los padres que instruyeran a sus hijos en el camino de Jehová, sino mandaba a los hijos que se mantuvieran sujetos obedientemente a sus padres hasta que alcanzaran suficiente edad como para casarse o independizarse de la casa paterna. De hecho, el que los hijos no siguieran en las pisadas correctas daría como resultado la desaprobación de Dios. (Zacarías 7:12) Era un principio moral importantísimo para los judíos el que los hijos se mantuvieran sujetos a sus padres hasta hacerse adultos. 

Quien diga que Jesús viajó a la India entre los 12 y los 30, o que complementó sus estudios en otra parte, solamente demostraría poco conocimiento respecto a la talla moral de Jesús. Él nunca hubiera violado la Ley yéndose de la casa paterna para aprender costumbres que violaban dicha Ley.

Los israelitas podían entrar al ejército a partir de los veinte años de edad (Núm 1:1-3), pero no podían asumir labores sacerdotales sino hasta alcanzar los treinta años de edad. (Números 4:46-47) Para comenzar su obra de llevar las buenas nuevas Jesús sabía que debía llevar a cabo todo lo que era justo desde el punto de vista de Dios.

Además, las Escrituras explicaron posteriormente que le 'fue preciso ser en todo semejante a sus hermanos [israelitas], a fin de llegar a ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios. Jesús sabía que su misión en la vida sería llegar a ser un sumo sacerdote celestial.  (Hebreos 2:17) Por eso estuvo atento a las profecías de las Escrituras y ejerció fe cuando Juan el Bautista comenzó a bautizar, preparando el camino de Jehová, en cumplimiento de la profecía de Malaquías, y se presentó para ser bautizado. (Malaquías 3:1; Mateo 3:13-15)

‘En cuanto Jesús fue bautizado y salió del agua, el cielo se abrió, el espíritu de Dios bajó sobre él como una paloma y se oyó una voz del cielo, que decía: "Este es mi Hijo amado, a quien he elegido." (Mat 3:16-17) Ese fue el momento y el preciso instante en que su Padre lo comisionó como Mesías y, por tanto, sumo sacerdote. No fue una coincidencia que hubiese alcanzado unos treinta años cuando comenzó su labor mesiánica. (Luc 3:23)

Jesús había esperado pacientemente hasta ese tiempo para que su Padre celestial lo aprobara y pudiera iniciar su obra universal. Tenía un profundo conocimiento de las profecías mesiánicas y sabía cuándo sería el momento perfecto para dar su testimonio público. (Juan 5:39)

Dos hechos adicionales nos ayudan a discernir aún más este asunto. Uno es el hecho de que no se hable mucho de su padre adoptivo José, y de que al agonizar Jesús encargara su madre a Juan, el más amado de sus discípulos, lo cual podría dar a entender de para ese tiempo María era viuda. Y el otro es que siendo que la Biblia indica que Jesús tuvo hermanos, él tendría que haberse hecho cargo de su madre y sus hermanos.

No hubiera sido ni justo ni amoroso desde el punto de vista de Dios que Jesús hubiese dejado a su madre con toda la carga de sus otros hijos. Él mismo sentenció ese principio moral cuando dijo que el servicio a Dios carecía de valor si uno se excusaba y desatendía a la familia por dar un sacrificio a Dios. (Marcos 7:9-13) De modo que no pudo pecar de ese modo contra la ley.

Por último, hasta antes de comenzar su obra, Jesús tenía labrada una reputación como carpintero. La gente no lo hubiera reconocido como tal si no hubiera tenido un taller y no lo hubieran conocido en el pueblo como un servidor público, común y corriente. (Mateo 13:55-56) De hecho, su oficio fue el argumento que algunos esgrimieron para tropezar y dudar de que fuese el Mesías, el elegido de Dios. (Marcos 6:3)

Por lo tanto, podemos deducir sin lugar a dudas que Jesús vivió en su casa paterna hasta cumplir unos treinta años de edad. Porque Jesús amaba la ley de su Padre y nunca hubiera pecado por medio de huir de casa en plena pubertad, es decir, a los doce años de edad, como en la actualidad lo hubiese hecho un hijo rebelde. Jesús solo pudo iniciar su obra cuando estuviera legalmente apto para independizarse, además de asegurarse de que por lo menos algunos de sus hermanos menores hubiesen crecido y hubieran dejado de ser una carga para su madre. (1 Timoteo 5:4)

¿Estudió Jesús con los esenios o viajó a la India para familiarizarse con la filosofía oriental?

Como vimos antes, Jesús no cometió pecado, es decir, no violó la ley de Dios en ningún sentido, y por tanto, no pudo haber dejado la casa paterna antes de bautizarse y comenzar su obra mesiánica. (Mateo 5:17-20) ¿Había otros aspectos de dicha ley que le hubieran impedido viajar a la India o a otras naciones para familiarizarse con sus filosofías?

A juzgar por lo que decía la ley en Levítico 18:1-5, Jesús jamás hubiera sentido la menor inclinación espiritual a buscar ningún conocimiento en la filosofía de los pueblos de aquella época: 'El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: "Di a los israelitas lo siguiente: Yo soy el Señor su Dios. No sigan las costumbres de Egipto, país en el cual vivieron. Y no sigan las costumbres de Canaán, país al cual voy a llevarlos, ni vivan conforme a sus leyes. Cumplan mis decretos; pongan en práctica mis leyes y vivan conforme a estos. Yo soy Yavé su Dios. Pongan en práctica mis leyes y decretos. Porque el hombre que los cumpla, vivirá. Yo soy Yavé’". (Lev 18:1-5)

Todo el capítulo 18 de Levítico, el libro de la Biblia que por excelencia explica la ley, contiene detalles de por qué Dios les prohibió aprender de los estatutos de las naciones que estaban fuera de Israel. Desde el versículo 6 hasta el 23 indica todas las cosas que solían practicar aquellas naciones, y finaliza con una severa advertencia de las consecuencias que le sobrevendría al que decidiera pasar por alto dicha ley y basar su vida en una filosofía y costumbre extranjera. (Levítico 18:24-30).

El apóstol Pablo entendía perfectamente la aplicación de dicho principio. Por eso dejó una severa advertencia a los cristianos de Colosas, que por extensión se leería a toda la congregación cristiana de todos los tiempos. (Colosenses 2:8).

Por lo tanto, habiendo entendido que Jesús no pecó por medio de pasar por alto la ley de Dios dada a Moisés en lo que respecta a la honra que los hijos debían a sus padres, tampoco pudo haberse interesado siquiera remotamente en enseñanzas que no hubiesen estado claramente expuestas en las Santas Escrituras tal como se las conocía en aquel tiempo.

Lejos de violar la ley, Jesús la cumplió al pie de la letra. Los escribas y fariseos que lo condenaron como blasfemo, en realidad se basaron en la tradición y en las costumbres del pueblo, no en la ley de Dios. (Juan 8:45-47) Por eso Jesús lloró tan amargamente en su última noche que su sudor se hizo como gotas de sangre. Le dolía profundamente que lo ejecutaran como blasfemo, a pesar de haber cumplido la ley escrupulosamente.

"¡Pero violó la ley del sabath!"

No. La ley del sábado no prohibía hacer cosas buenas, como por ejemplo, rescatar a un animal que hubiera caído y quedado atrapado en un hueco. Jesús les explicó que si la ley permitía que uno rescatara en día de sábado a su animal que hubiese caído en un hueco, no era una violación de la Ley que en un sábado se curara a una persona que hubiese estado sufriendo una enfermedad durante muchos años.

Por ejemplo, ¿cómo crees que debería reaccionar el gremio médico si estuviera en huelga y un hijo tuyo, que padeciera una enfermedad incurable, de repente fuese curado por un médico que no acató la huelga? ¿Qué dictaría el amor? ¿Que se alegren por la recuperación de tu hijo? ¿O que repudien y expulsen del gremio a aquel médico que curó a tu hijo violando el acuerdo de huelga? De seguro que un Dios misericordioso se alegraría, ¿no es verdad?

Sin embargo, en vez de captar el principio de la Ley y alegrarse de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, le cobraron odio y lo acusaron de blasfemia por curar en sábado. Más que eso, dijeron que curaba por el poder del Diablo. ¡Imagínate cuán obtusos eran! (Mateo 12:9-14)

Igual sucede hoy. Muchas personas bienintencionadas llevan el evangelio de Cristo por todas partes, aún a costa de un gran sacrificio personal, pero no falta quien los insulte, escupa, arroje piedras, agua caliente o les haga algo peor, como meterlos a la cárcel, solo por no estar de acuerdo con ellos. En vez de ver el beneficio que resulta para sus vidas el haber conocido a Cristo, se enfurecen con un odio inhumano y preferirían verlos muertos.

De modo que no fue incorrecto que Jesús curara en sábado ni hiciera ningún bien en sábado, porque la Ley no prohibía hacer cosas excelentes en sábado, incluso rescatar a un animal que hubiera caído en un hueco. Lo que prohibía era que siguieran trabajando egoístamente en sábado, en vez de dedicarse a reflexionar en Dios, que era la esencia del mandato. (Éxodo 20:8-10)

Aquel mandato tenía como fin que nadie se sintiera presionado, sino más bien relajado, para adorar a Dios. Debían concentrarse en asuntos espirituales, no materialistas. La finalidad no era oprimir al pueblo haciéndolo sentirse atado de manos en cuanto a hacer el bien. Pero los fariseos se habían excedido en su interpretación de la Ley, poniendo a un lado la misericordia, invalidándola, relegándola al nivel de una simple ley estatal.

Por lo tanto, ante la pregunta: "¿Qué hizo Jesús entre los 12 y 30 años de edad?", no pensemos que la Biblia simplemente enmudeció al respecto, o que no nos ayude a entenderlo.

Honradamente, reconozcamos dos cosas: Una es que la Biblia generalmente ha guardado silencio respecto a la vida privada de casi todos los profetas, y otra, que Dios ha inspirado la Biblia de modo que se incluya en ella solo los aspectos esenciales para que el hombre de Dios pueda ejercer fe y llegue a ser completamente competente para llevar la buena noticia del reino de Dios a todo el mundo. Si Dios vio razón para incluir en la Biblia algún aspecto de la vida privada de uno de sus profetas, de seguro fue una pieza necesaria del rompecabezas. Pero por lo general, se omitió dicha información. (Juan 20:30-31; Juan 21:24-25)

Lo importante es conocer los principios fundamentales de las Santas Escrituras para discernir todo lo demás a partir de dichos principios. (Proverbios 2:1-7) Por eso, mediante el discernimiento, ahora podemos entender que, entre los 12 y los 30 años de edad, Jesús fue obediente a la ley de Dios manteniéndose cerca de su madre y hermanos menores hasta que llegara el tiempo determinado por su Padre para que iniciara su obra mesiánica. (Gálatas 4:4-5)

También hemos entendido que Jesús nunca necesitó investigar las filosofías del mundo, porque la capacitación que recibió en casa, basada en la Santa Escritura, fue más que suficiente como para entender sus responsabilidades mesiánicas y tomar la decisión de servir a Dios hasta la muerte; y porque sabía que el mundo de aquel tiempo no tenía nada bueno que ofrecer en sentido espiritual. (Lucas 4:5-7; Juan 12:31; 1 Juan 5:19)

Aquel que dijo: 'Dios me ha enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel' hubiera sido un hipócrita si al mismo tiempo hubiese estado estudiando y viviendo entre las naciones, aprendiendo de sus doctrinas basadas en una adoración alejada de la que les transmitió Moisés; o si hubiera estado desenmascarando a los malos líderes religiosos de su pueblo, y al mismo tiempo hubiese estado practicando doctrinas de sectas cuyas enseñanzas no tenían nada que ver con el cristianismo.

Si las Santas Escrituras prohibían a los descendientes de Abrahán, es decir, a los judíos, aprender las filosofías y costumbres de otros pueblos, y Jesús siguió creciendo en sabiduría y estatura, ¿realmente creeríamos que violaba la Ley aprendiendo y enseñando filosofías extranjeras?


Por tanto, la Biblia no solo nos deja claro lo que caracterizó a Jesús a los 12 años de edad, sino a los 13, 14, 18 y más. Basta leer Lucas 2:52, que dice que "Jesús [...] gozaba del favor de Dios". Su sabiduría se basaba en un estudio cuidadoso de la Biblia.

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