Es innegable que el mundo cambia todos los días. Las noticias nos muestran maneras increíbles de cómo lo hace. Pero en el fondo ha seguido siendo el mismo desde el principio. No se ha movido ni un ápice. Ha sido como la persona que cambia de ropa todos los días, incluso aquella que tiene suficiente dinero para comprar nuevas prendas a cada rato, e incluso como la que modifica su rostro cada cierto tiempo mediante procedimientos de cirugía estética pero sigue siendo la misma persona de siempre.
Hay un dicho: "¿Quieres cambiar de rostro? ¡Sonríe más!". Pero ¿acaso sonreír más hará que una persona experimente una transformación tan profunda que cambie de actitud? Tal vez. Sin embargo, una sonrisa puede ser el gesto de un gran actor que, en su vida real está muriendo por dentro. ¿No nos sorprende de vez en cuando la noticia acerca del suicidio de algún personaje famoso a quien considerábamos feliz?
Este mundo cambia todos los días, es cierto... ¡pero de máscara! En el fondo ha sido el mismo siempre. Y algo similar podemos decir de muchos que viven en él, que exigen la libertad de llevar a cabo sus deseos más acariciados aunque implique pisotear las libertades y deseos de otras personas. El egoísmo, la codicia y la intimidación no son de la era moderna, tal como el cáncer no es producto de los últimos tiempos. El Dr. Elmer Huerta, oncólogo y experto en salud pública, habló con CNN acerca del descubrimiento de tumores cancerosos en momias de la antigüedad. ¡El cáncer ha estado aquí desde hace mucho!
Por tanto, la pregunta no es si el mundo puede cambiar, ¿sino por qué nunca cambió? Y es que la gente es tan celosa de sus tradiciones que reacciona casi violentamente si se siente amenazada por algo o alguien que viene con una idea diferente. No nos referimos a ideas superficiales (moda, adelanto científico, coreografías extravagantes, aventuras astronáuticas, etc.).
El mundo acoge con mucho gusto las ideas superficiales e inventos de toda clase. Nos referimos a algo o alguien que amenace con derribar las estructuras de tradiciones que sostienen modos de pensar equivocados desde el punto de vista del Creador. Si algo amenaza con modificar la costumbre aceptada, aunque esté errada o sea inconveniente o perjudicial, todos cierran filas contra el invasor y se resisten al cambio, aunque se trate de los mensajeros de Dios. (Jeremías 6:10)
Solo por ilustrarlo, en casi toda la tierra se impartieron sugerencias vigorosas para el bienestar de la salud pública a raíz de la pandemia del Coronavirus de 2020, pero muchos insistieron en desacatarlas, aduciendo que tenían derechos o libertades civiles, a pesar de que todos saben que las libertades civiles o los derechos de las personas terminan cuando se violan los derechos de otras personas.
Un caso interesante es el que sucedió en el hogar de un buen hombre que vivía una vida tranquila en compañía de su esposa y sus dos hijas. Ellas estaban a punto de casarse. Cierto día le llegaron de visita un par de amigos y él los invitó a pasar. Pero tan pronto como sus vecinos se enteraron, no solo se apresuraron a conocerlos, sino a ver si podían conseguir relacionarse con ellos en un sentido más íntimo, ¡tener sexo con ellos! Ni siquiera los conocían y ya estaban pensando en tales cosas. ¿En qué resultó todo? Puedes leer el relato completo en la Biblia, en Génesis, capítulo 19.
El mundo no solo no ha cambiado sustancialmente a través de los milenios, sino que ha sido cada vez más osado al experimentar con la naturaleza so pretexto de expandir sus conocimientos. Los horrorosos experimentos del famoso Dr. Josef Mengele, de la SS, es tan solo uno de los muchos ejemplos de esto. Hoy en día ya no sorprende tanto oír noticias de crueldades y homicidios de toda clase, porque simplemente nos hemos acostumbrado.
Un caso interesante es el que sucedió en el hogar de un buen hombre que vivía una vida tranquila en compañía de su esposa y sus dos hijas. Ellas estaban a punto de casarse. Cierto día le llegaron de visita un par de amigos y él los invitó a pasar. Pero tan pronto como sus vecinos se enteraron, no solo se apresuraron a conocerlos, sino a ver si podían conseguir relacionarse con ellos en un sentido más íntimo, ¡tener sexo con ellos! Ni siquiera los conocían y ya estaban pensando en tales cosas. ¿En qué resultó todo? Puedes leer el relato completo en la Biblia, en Génesis, capítulo 19.
El mundo no solo no ha cambiado sustancialmente a través de los milenios, sino que ha sido cada vez más osado al experimentar con la naturaleza so pretexto de expandir sus conocimientos. Los horrorosos experimentos del famoso Dr. Josef Mengele, de la SS, es tan solo uno de los muchos ejemplos de esto. Hoy en día ya no sorprende tanto oír noticias de crueldades y homicidios de toda clase, porque simplemente nos hemos acostumbrado.
NTD Noticias divulgó que, pocos meses después del impacto del Covid 19 en el mundo, ciertas naciones anunciaron abiertamente su asociación para investigar y experimentar con miras a la producción masiva de armamento biológico. ¿Soportará el planeta?
¿Y si alguien se pronuncia por la no violencia o se opone a la guerra? Probablemente se estrellará con un muro o algo peor. Habrá quien haga campañas, levantará la voz y se quejará a voz en cuello, pero seguirá siendo como la picadura de un mosquito. Todo seguirá igual o peor. (Salmos 37:14)
Es como un enorme tren de mercancías cargado de explosivos que baja a toda velocidad por una larga pendiente pero no tiene frenos. Podemos cambiar de maquinista, hacer sonar la bocina, expresar condena contra el fabricante, rezar y suplicar que se detenga, pero será en vano. Tarde o temprano entrará a una curva y descarrilará, o llegará a un punto muerto en el que se acabarán los rieles y se estrellará aparatosamente.
El individuo común y corriente que desea con todo su corazón que el mundo mejore, es semejante a una hormiguita que se sube a uno de los rieles, a esperar que el tren la vea, se apiade de ella y se detenga para evitar pisarla. O sea, no está entendiendo la seriedad del asunto. ¡Se trata de un enorme tren de mercancías que, como una bomba, está bajando a una velocidad increíble! ¡Y no tiene frenos! ¿Qué efecto podría tener las buenas intenciones de una hormiga -o de millones de hormigas- que gritaran: "¡Deténgase!"?
Solo hay una manera de salvar la vida, y que a muchos les parecería ridícula: Que alguien venga desde el cielo y nos rescate. Pero eso es precisamente lo que la Biblia dice que ocurrirá al final de los últimos días. Suena nimio, pero no existe otra forma. Cualquier otro plan sería comparable a las hormigas que se paran sobre el riel. ¡No va a funcionar! Sin embargo, el rescatista celestial no vendrá en un avión ni en un helicóptero, porque lo del tren es solo una ilustración, no la realidad misma.
Para que uno se beneficie del rescate que se necesita en estos tiempos tiene que ejercer fe en Cristo y decidirse a hacer la voluntad del Padre. Cualquier otra opción está condenada al fracaso. (Mateo 7:21-23)
Alguien tal vez diga, pensando en la ilustración: "Pero hay trenes modernos que minimizan el error humano y permiten viajar con total seguridad", dando a entender que el mundo nuevamente se saldrá con la suya, o sea, que continuará empeorando más y más sin descarrilar nunca. Pero ¿es esa una visión realista? ¿No han descarrilado hasta los trenes más modernos debido al error humano?
Es innegable que la modernidad y muchos de los conocimientos de última generación son fantásticos. Pero si nadie pone freno al desenfreno, ¿cómo lo soportarán las estructuras? Si Dios no interviene, nadie se salvará. (Mateo 24:22) Se augura un futuro mejor y se fomentan nuevas ilusiones cada vez que se descubren mejores inventos o formas de vivir. Pero rara vez se oye siquiera un susurro de lo que suele ocurrir una vez que dicho adelanto cae en manos de gente sin escrúpulos.
Es como un enorme tren de mercancías cargado de explosivos que baja a toda velocidad por una larga pendiente pero no tiene frenos. Podemos cambiar de maquinista, hacer sonar la bocina, expresar condena contra el fabricante, rezar y suplicar que se detenga, pero será en vano. Tarde o temprano entrará a una curva y descarrilará, o llegará a un punto muerto en el que se acabarán los rieles y se estrellará aparatosamente.
El individuo común y corriente que desea con todo su corazón que el mundo mejore, es semejante a una hormiguita que se sube a uno de los rieles, a esperar que el tren la vea, se apiade de ella y se detenga para evitar pisarla. O sea, no está entendiendo la seriedad del asunto. ¡Se trata de un enorme tren de mercancías que, como una bomba, está bajando a una velocidad increíble! ¡Y no tiene frenos! ¿Qué efecto podría tener las buenas intenciones de una hormiga -o de millones de hormigas- que gritaran: "¡Deténgase!"?
Solo hay una manera de salvar la vida, y que a muchos les parecería ridícula: Que alguien venga desde el cielo y nos rescate. Pero eso es precisamente lo que la Biblia dice que ocurrirá al final de los últimos días. Suena nimio, pero no existe otra forma. Cualquier otro plan sería comparable a las hormigas que se paran sobre el riel. ¡No va a funcionar! Sin embargo, el rescatista celestial no vendrá en un avión ni en un helicóptero, porque lo del tren es solo una ilustración, no la realidad misma.
Para que uno se beneficie del rescate que se necesita en estos tiempos tiene que ejercer fe en Cristo y decidirse a hacer la voluntad del Padre. Cualquier otra opción está condenada al fracaso. (Mateo 7:21-23)
Alguien tal vez diga, pensando en la ilustración: "Pero hay trenes modernos que minimizan el error humano y permiten viajar con total seguridad", dando a entender que el mundo nuevamente se saldrá con la suya, o sea, que continuará empeorando más y más sin descarrilar nunca. Pero ¿es esa una visión realista? ¿No han descarrilado hasta los trenes más modernos debido al error humano?
Es innegable que la modernidad y muchos de los conocimientos de última generación son fantásticos. Pero si nadie pone freno al desenfreno, ¿cómo lo soportarán las estructuras? Si Dios no interviene, nadie se salvará. (Mateo 24:22) Se augura un futuro mejor y se fomentan nuevas ilusiones cada vez que se descubren mejores inventos o formas de vivir. Pero rara vez se oye siquiera un susurro de lo que suele ocurrir una vez que dicho adelanto cae en manos de gente sin escrúpulos.
Tan pronto como conseguimos una forma de defendernos, surge alguien que la usa para atacarnos. Tan pronto como conseguimos una vacuna, ¿surgen quienes se asocian para fabricar virus más letales?
Sí. La humanidad lo ha ensayado todo, pero solo le ha servido para meterse en un cuello de botella cada vez más angosto. Y no sabe cómo parar, cómo retroceder ni cómo seguir adelante sin estrellarse, mientras que mucha de su publicidad y propaganda promueve el concepto básico de "no retroceder nunca ni rendirse jamás".
En toda latitud se oyen magníficas intenciones, pero la salvación nunca dependió de las intenciones, sino de que hagamos lo que es correcto desde el punto de vista de Aquel que tiene el poder de salvarnos. Uno puede tener toda la intención de bajar de peso, pero si no hace los ejercicios y las dietas recomendadas por un experto, ¿acaso bajará de peso? Por la misma razón, de nada sirve leer la Biblia. Lo que cuenta es que nos esforcemos por hacer la voluntad de Dios. Leer la Biblia es excelente, pero poner en práctica su mensaje de amor y proclamarla enseñando a otros es mejor.
Vez tras vez oímos a expertos que dicen que la clave radica en la educación. Pero ¿está el mundo educando a la gente en la dirección correcta mediante sus recursos propagandísticos y publicitarios? ¿Están los líderes poniendo un buen ejemplo? Dicen que la unión hace la fuerza, pero ¿está el mundo cada vez más unido? ¿Están los padres enseñando moralidad a sus hijos, o los están confundiendo más que nunca?
Jesucristo expresó la siguiente verdad básica: "Todo reino dividido contra sí mismo terminará desolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no podrá mantenerse en pie". (Mateo 12:25) De modo que, desde el punto de vista de Jesús, el descarrilamiento está garantizado debido a la terquedad humana. Solo es cuestión de tiempo. Entonces, ¿qué haremos al respecto? ¿Cuánto tiempo más?
Suena tenebroso pero es la realidad. Por mejores que sean las intenciones de algunos, este mundo no va a cambiar. Seguirá de mal en peor. Esa ha sido su trayectoria desde que Adán y Eva le dieron la espalda a Dios y optaron por desobedecerle. Tan pronto como nuestros primeros padres comenzaron a tener familia, Dios dispuso que, en el futuro, su Reino reemplazaría a este mundo, es decir, cuando llegara el tiempo señalado en las Escrituras. (Mateo 25:34) Si Él decretó que este mundo pasaría a la historia, podemos estar seguros de que pasará a la historia.
¿Por qué no analizamos cuidadosamente nuestra situación particular? Si sentimos que la humanidad se parece a un tren a punto de descarrillar o estrellarse, ¿qué haríamos si alguien nos ofreciera su ayuda desde el cielo? Lo más lógico, sensato y apropiado sería estirar la mano y decir: "Gracias".
Reiteramos: El tren no representa a ningún país, organización ni ideología, sino al mundo entero y su desenfreno, extravío y falta de amor. Ha llegado el tiempo en que veremos claramente un enfrentamiento entre el bien y el mal, cada uno con sus propias características y marcas identificadoras. (Malaquías 3:18) ¿Y quién supones que llevará las de ganar? ¿Las hormigas?
Sí. La humanidad lo ha ensayado todo, pero solo le ha servido para meterse en un cuello de botella cada vez más angosto. Y no sabe cómo parar, cómo retroceder ni cómo seguir adelante sin estrellarse, mientras que mucha de su publicidad y propaganda promueve el concepto básico de "no retroceder nunca ni rendirse jamás".
En toda latitud se oyen magníficas intenciones, pero la salvación nunca dependió de las intenciones, sino de que hagamos lo que es correcto desde el punto de vista de Aquel que tiene el poder de salvarnos. Uno puede tener toda la intención de bajar de peso, pero si no hace los ejercicios y las dietas recomendadas por un experto, ¿acaso bajará de peso? Por la misma razón, de nada sirve leer la Biblia. Lo que cuenta es que nos esforcemos por hacer la voluntad de Dios. Leer la Biblia es excelente, pero poner en práctica su mensaje de amor y proclamarla enseñando a otros es mejor.
Vez tras vez oímos a expertos que dicen que la clave radica en la educación. Pero ¿está el mundo educando a la gente en la dirección correcta mediante sus recursos propagandísticos y publicitarios? ¿Están los líderes poniendo un buen ejemplo? Dicen que la unión hace la fuerza, pero ¿está el mundo cada vez más unido? ¿Están los padres enseñando moralidad a sus hijos, o los están confundiendo más que nunca?
Jesucristo expresó la siguiente verdad básica: "Todo reino dividido contra sí mismo terminará desolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no podrá mantenerse en pie". (Mateo 12:25) De modo que, desde el punto de vista de Jesús, el descarrilamiento está garantizado debido a la terquedad humana. Solo es cuestión de tiempo. Entonces, ¿qué haremos al respecto? ¿Cuánto tiempo más?
Suena tenebroso pero es la realidad. Por mejores que sean las intenciones de algunos, este mundo no va a cambiar. Seguirá de mal en peor. Esa ha sido su trayectoria desde que Adán y Eva le dieron la espalda a Dios y optaron por desobedecerle. Tan pronto como nuestros primeros padres comenzaron a tener familia, Dios dispuso que, en el futuro, su Reino reemplazaría a este mundo, es decir, cuando llegara el tiempo señalado en las Escrituras. (Mateo 25:34) Si Él decretó que este mundo pasaría a la historia, podemos estar seguros de que pasará a la historia.
¿Por qué no analizamos cuidadosamente nuestra situación particular? Si sentimos que la humanidad se parece a un tren a punto de descarrillar o estrellarse, ¿qué haríamos si alguien nos ofreciera su ayuda desde el cielo? Lo más lógico, sensato y apropiado sería estirar la mano y decir: "Gracias".
Reiteramos: El tren no representa a ningún país, organización ni ideología, sino al mundo entero y su desenfreno, extravío y falta de amor. Ha llegado el tiempo en que veremos claramente un enfrentamiento entre el bien y el mal, cada uno con sus propias características y marcas identificadoras. (Malaquías 3:18) ¿Y quién supones que llevará las de ganar? ¿Las hormigas?
¿No se hablaba desde hace mucho de la enigmática marca del 666? Y por otro lado, ¿no escribió el profeta Ezequiel acerca de una marca en la frente de los enviados de Dios, la cual se haría visible en los últimos días? (Ezequiel 9:3-7) No se trata de marcas semejantes a cicatrices, tatuajes ni fotochecks, sino de actitudes, de idiosincrasias, de culturas, de mensajes revelados y toda clase de detalles que los diferencian tan claramente como la luz de la oscuridad, sobre todo, el bautismo y la decisión de imitar a Cristo. La Biblia profetizó que en los últimos días se verían estas marcas que identificarían inequívocamente a buenos y malos. (Malaquías 3:18)
Si es cierto que "la unión hace la fuerza",
este mundo está tan dividido que está más débil que nunca.
este mundo está tan dividido que está más débil que nunca.
"¿Qué puedo hacer?", preguntarás. Solo hay una forma de salvarte de lo que está destinado a suceder: Hacer la voluntad de Dios. Y para hacerla, tienes que buscarla, encontrarla, analizarla y convertirla en tu camino en la vida, es decir, predicarla y asumir un compromiso con Dios mediante el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo mientras personalmente sigues puliendo tu fe, poniendo a un lado todo aquello que te impida correr la carrera por la vida. (Hebreos 12:1-2) ¿Lo harás?
¿Por qué no es sabio esperar hasta que el mundo cambie? Por la misma razón por la que Jesús no se presentó ante los fariseos después de resucitar. Algunos dicen que hubiera sido fantástico que él se hubiese presentado ante sus enemigos después de resucitar, tal como se presentó ante sus discípulos, entre ellos, Tomás, que llegó a cambiar de parecer al ver a su Señor resucitado. Pero había una enorme diferencia entre Tomás y los fariseos que condenaron a Jesús.
Jesús dijo que los que no escuchaban u obedecían las enseñanzas de Moisés y los Profetas, tampoco creerían aunque alguien resucitara de entre los muertos, es decir, aunque vieran el milagro más extraordinario que pudieran ver. Supuestamente, los escribas y fariseos, que custodiaban las Santas Escrituras, no obedecieron las buenas nuevas cuando tuvieron al Mesías ante sus ojos. (Lucas 16:31) Jesús sabía que no creerían aunque se presentara ante ellos.
Igualmente, esperar que el mundo cambie podría poner en peligro tu vida. Lo que debes hacer es demostrarle al Señor que eres la clase de persona que él desea salvar. Porque él dijo: "No ruego por el mundo, sino por los que me has dado". (Juan 17:9) Jesús no rogó por aquellos que rehusaban dejarse salvar. (Mateo 13:15) De hecho, cuando dijo que solo sería salvo el que se mantuviera firme hasta el fin, no se refería al que se mantendría firme contra de él, sino a favor de él. (Mateo 24:13)
Si este mundo tuviera esperanza, Dios lo diría abiertamente y sin dejar lugar a dudas en su Palabra la Biblia. Sin embargo, el espíritu santo establece un contraste entre 'el mundo alejado de Dios' y 'los que hacen la voluntad de Dios'. El apóstol Juan dice que "el mundo entero está bajo el control del maligno". (1 Juan 5:19) También había advertido: "No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. El mundo acabará en sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre". (1 Juan 2:15-17 )
Por lo tanto, no esperes que el mundo cambie, ¡cambia tú! Porque esa será la única manera como podrás poner tu vida en orden con la perspectiva de ser uno a quien Jesús salve cuando venga el fin y 'el mundo' se acabe.
Si este mundo pudiera cambiar, en el sentido de mejorar y llegar a ser un lugar pacífico y seguro donde no exista sufrimiento, ni Dios ni el Hijo de Dios habrían hablado de una destrucción al fin de los tiempos señalados. (Mateo 24:39; Lucas 13:1-5; 2 Pedro 2:12-13)
¿Por qué no es sabio esperar hasta que el mundo cambie? Por la misma razón por la que Jesús no se presentó ante los fariseos después de resucitar. Algunos dicen que hubiera sido fantástico que él se hubiese presentado ante sus enemigos después de resucitar, tal como se presentó ante sus discípulos, entre ellos, Tomás, que llegó a cambiar de parecer al ver a su Señor resucitado. Pero había una enorme diferencia entre Tomás y los fariseos que condenaron a Jesús.
Jesús dijo que los que no escuchaban u obedecían las enseñanzas de Moisés y los Profetas, tampoco creerían aunque alguien resucitara de entre los muertos, es decir, aunque vieran el milagro más extraordinario que pudieran ver. Supuestamente, los escribas y fariseos, que custodiaban las Santas Escrituras, no obedecieron las buenas nuevas cuando tuvieron al Mesías ante sus ojos. (Lucas 16:31) Jesús sabía que no creerían aunque se presentara ante ellos.
Igualmente, esperar que el mundo cambie podría poner en peligro tu vida. Lo que debes hacer es demostrarle al Señor que eres la clase de persona que él desea salvar. Porque él dijo: "No ruego por el mundo, sino por los que me has dado". (Juan 17:9) Jesús no rogó por aquellos que rehusaban dejarse salvar. (Mateo 13:15) De hecho, cuando dijo que solo sería salvo el que se mantuviera firme hasta el fin, no se refería al que se mantendría firme contra de él, sino a favor de él. (Mateo 24:13)
Si este mundo tuviera esperanza, Dios lo diría abiertamente y sin dejar lugar a dudas en su Palabra la Biblia. Sin embargo, el espíritu santo establece un contraste entre 'el mundo alejado de Dios' y 'los que hacen la voluntad de Dios'. El apóstol Juan dice que "el mundo entero está bajo el control del maligno". (1 Juan 5:19) También había advertido: "No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. El mundo acabará en sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre". (1 Juan 2:15-17 )
Por lo tanto, no esperes que el mundo cambie, ¡cambia tú! Porque esa será la única manera como podrás poner tu vida en orden con la perspectiva de ser uno a quien Jesús salve cuando venga el fin y 'el mundo' se acabe.
Si este mundo pudiera cambiar, en el sentido de mejorar y llegar a ser un lugar pacífico y seguro donde no exista sufrimiento, ni Dios ni el Hijo de Dios habrían hablado de una destrucción al fin de los tiempos señalados. (Mateo 24:39; Lucas 13:1-5; 2 Pedro 2:12-13)