Si vas por un camino y llegas a una bifurcación, te queda claro que tienes que elegir entre regresar, seguir de frente, por la derecha o la izquierda. Y si no conoces bien el lugar y no tienes un mapa, o no hay ninguna señal y no hay nadie por ahí, tomarás la decisión, pero con una sensación de inseguridad, sobre todo si oscurece.
Cuando uno lee la Biblia sucede algo parecido cuando uno encuentra pasajes que no entiende bien, ya sea porque nunca los había leído, porque parecen contradictorios o porque alguien dijo que solo son mitos. ¿Sabrías distinguir las diferencias?
Por ejemplo, ¿cómo saber si se trata de un lenguaje literal o simbólico? ¿Cómo saber se dirige a ti o al mundo en general? ¿Como saber si habla del pueblo de Israel o de los cristianos? ¿Qué es cierto y qué es falso? ¿Cómo saber si un texto es Palabra de Dios o solo palabra de hombres?
Esas son muchas preguntas, pero son importantes si uno quiere obtener el sentido correcto de lo que lee.
¿Literal o simbólico?
Siempre se ha dicho que "el fuego eterno" es para el Diablo, sus demonios y las personas malvadas. Pero, ¿es el "fuego eterno" literal o simbólico? Si percibimos las diferencias, parece una respuesta sencilla. Pero si no percibimos las diferencias, la respuesta se complica con más preguntas que respuestas, y al final, no entendemos nada.
Preguntémonos lo siguiente: ¿A quiénes favorece Dios con vida eterna, es decir, con vivir para siempre, sin morir? ¿A los buenos o a los malvados? ¿Cuál es el requisito que Jesús dijo que era imprescindible para tener vida eterna? ¿Puede uno salvarse y tener vida eterna alguien que tercamente rehúsa arrepentirse?
El siguiente paso consiste en responder esas preguntas, pero meditando en lo que dice en Lucas 13:3, 5; Romanos 6:23; Juan 3:36; 5:24. Así la misma Biblia nos da el entendimiento correcto.
¿Se dirige la Biblia a todos, a Israel o a los cristianos?
Hay quienes creen que el Antiguo Testamento fue escrito para los judíos, y el Nuevo Testamento para los cristianos. Otros dicen que la Biblia fue dirigida a todo el mundo. Y aún otros creen que el Dios del Antiguo Testamento se mostraba cruel, pero el del Nuevo Testamento era un Dios de amor. Pero tales afirmaciones no solo son inexactas, sino que mostrarían se han dejado llevar por alguien que no entendía bien esos asuntos.
Otros se preguntan: "¿Cuál es más importante? ¿El Antiguo Testamento o el Nuevo Testamento? Es una pregunta que suelen hacerse personas que nunca estudiaron la Biblia y quieren empezar a hacerlo. El siguiente ejemplo ayudará a percibir las diferencias.
El Canal de Panamá se construyó para conectar el Océano Pacífico con el Océano Atlántico. Pero ambos océanos no están al mismo nivel. ¿Cómo los conectarían? La respuesta era subiendo y bajando los barcos a través de la elevación del terreno y luego nivelarlos al otro lado. ¿Pero cómo? ¡Con un ascensor de barcos!
Los ingenieros se basaron en la ley o Principio de Vasos Comunicantes (puedes investigar más sobre eso en Internet). Hicieron un canal entre ambos océanos y se las ingeniaron para realizar la colosal obra de ingeniería.
De manera semejante, la Biblia es una colosal obra de literatura que contiene leyes, principios, profecías, cronologías, genealogías, relatos históricos, testamentos, testimonios, ejemplos y enseñanzas que Dios inspiró para guiar e instruir a su pueblo a través de los tiempos, para que identificaran al Cristo cuándo apareciera sobre la tierra.
Más que eso, la Biblia continuaría iluminándolos más allá, hasta el Armagedón, y aun más allá. De esa manera conocerían bien a Dios, a su Hijo Jesucristo y entenderían por qué era necesario un Reino que restaurara todas las cosas y pusiera fin a la rebelión del Diablo.
La Biblia está compuesta de libros que se escribieron antes y después de Cristo, y la información se complementa como si fueran vasos comunicantes. En pocas palabras, una sección no se puede entender si se obvia la otra.
La sección escrita antes de Cristo no se puede entender si no se examina y corrobora con el contexto a la luz de la información escrita después de Cristo, y la sección escrita después de Cristo no se puede entender si no se examina y corrobora con el contexto a la luz de la información escrita antes de Cristo.
Finalmente, hay que tener en cuenta que la denominación Antiguo y Nuevo Testamento es tradicional, porque la Biblia no contiene tal denominación, ya que en la Biblia se mencionan muchos testamentos diferentes, no solo dos, ademas de que la Biblia es un libro, no dos.
¿Será cierto o falso?
Se ha dicho que la persona que pone fe en Cristo ya no puede ser víctima del Diablo, porque sin importar lo que haga, será perdonado en virtud de su fe. ¿Percibirás las diferencias en ese asunto?
Judas Iscariote fue un hombre de fe. Por eso Jesús lo eligió después de haber orado toda la noche al respecto, entonces pasó a formar parte del grupo de apóstoles y a participar en el ministerio. (Lucas 6:12-13; Juan 15:16; Hechos de Apóstoles 1:17) ¿Pero fue fiel hasta el final?
Parece que codiciaba cierto terreno. ¿Dónde consiguió parte del dinero que necesitaba? ¡Negoció la traición de su maestro! No demoró ni un día. Inmediatamente fue y compró aquel campo. Pero ¿cómo terminó el asunto?
Al tomar conciencia de lo que hizo, fue y se ahorcó, pero cayó de cabeza y reventó por en medio, desparramando sus intestinos. ¡Qué horrible final para un hombre de fe a quien Jesús mismo había eligido como amigo! (Salmo 55:13-14; Mateo 27:5; Hechos de Apóstoles 1:18
De modo que debemos procurar percibir las diferencias para distinguir cuando algo es cierto o falso.
¿Cómo saber cuándo es Palabra de Dios, no de los hombres?
Algunos piensan que todo lo que se registró en la Biblia es Palabra de Dios. Pero ¿percibiríamos las diferencias en este asunto también?
Por ejemplo, Elifaz llevó la voz cantante al responder al sufrido Job. Pero al examinar el contenido de sus palabras a través de todo el libro de Job percibimos que el espíritu santo no pudo hablar a Job de esa manera. Fue otra clase de "espíritu", el que movió a Elifaz. (Job 4:12-16)
Muchas de las expresiones de los tres compañeros de Job fueron palabras de hombres, no de Dios. Eran expresiones que no armonizaban con los pensamientos de Dios. Por eso Dios tuvo que reprenderlos severamente. (Job 42:7)
¿En quién confiar? ¿En los hombres o en Dios?
A veces, la Biblia dice una cosa, y los hombres dicen otra muy diferente. ¿En quién confiar?
Por ejemplo, algunos expertos fecharon la primera destrucción del templo de Jerusalén por los Babilonios en el año 607 antes de la Era Común, y otros en el año 587 antes de la Era Común. ¿Cómo resuelve eso la Biblia?
La respuesta está en los libros de los profetas Daniel (9:23-27) y Jeremías (25:11-12). Comparando los años del cumplimiento de estas profecías con la genealogía de Jesucristo es posible descartar una de esas fechas. Las profecías de la Biblia siempre engranan o sincronizan perfectamente. Si una de esas fechas no engrana ni sincroniza, es porque no tiene apoyo bíblico.
¿Y por qué era importante el año de la destrucción del templo? Porque se relacionaba o engranaría con el tiempo en que el Mesías o Cristo se manifestaría cientos de años después.
Dios es un estratega de primer nivel. Muy proactivo. Nadie lo agarra desprevenido. Para evitar subterfugios en el futuro, presentó varias profecías y preservó varias genealogías de modo que todo engranara en la corriente del tiempo.
Por ejemplo, la profecía sobre el famoso Decreto de Ciro es un pivote del engranaje. La mayoría de los expertos concuerdan en el tiempo. Es tan exacta que algunos hasta afirman que Daniel no fue ningún profeta, porque, para haber sido tan exacto, tuvo que escribir sus "profecías" después de los acontecimientos*. ¡Encajan asombrosamente con lo que dice la Biblia! Acertijo resuelto. (Isaías 30:8; 1 Corintios 3:19)
Lógicamente, requiere un estudio exhaustivo de las profecías pertinentes. Este artículo es solo para explicar las maneras como pueden percibirse las diferencias usando la Biblia, que afirma ser Palabra de Dios. Si quieres ahondar el tema, deberás investigar.
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*No tiene ningun asidero que algunos expertos afirmen que Daniel escribió sus profecías después de los acontecimientos, porque Daniel murió hace muchísimo tiempo y, no obstante, sus profecías continúan cumpliéndose en nuestros días y concluirán inexorablemente en el Armagedón. (Daniel 2:44-45 => Apocalipsis 16:13-16)