La primera reacción de muchos al ver una mosca quieta es muy similar en todas partes. Fijamos la mirada en ella y pensamos: "¡El matamoscas!". Pero no es tan fácil.
La mosca parece inmóvil, como una estatua. Pero ¿realmente está sin hacer nada? ¿Creemos que no está viendo lo que sucede en su entorno? ¿Creemos que nos esperará 'con los brazos cruzados' hasta que la destruyamos?
Sabemos que el problema se complica si no tenemos un matamoscas. Seguramente ya nos ha sucedido antes. O si son muchas moscas, tendremos que improvisar y ser más creativos y estratégicos.
¿Pensamos que las moscas son insectos molestos y asquerosos? Quizás las hemos subestimado. En realidad andan sucias porque son diminutos agentes de limpieza. De hecho, su presencia anuncia que por ahí quizás haya algo que limpiar.
Se ha calculado que todas las moscas en conjunto se encargan de reciclar literalmente toneladas de basura cada 24 horas. Sin moscas ¿quién haría todo ese trabajo? Realmente las necesitamos. Son parte del ecosistema.
Desgraciadamente, debido a una administración inadecuada de los recursos de la Tierra, les hemos dado más trabajo del que pueden atender. Donde haya una sobreproducción de desperdicios en descomposición, habrá una superpoblación de moscas.
Además, no solo son ellas, sino sus larvas. Son sucias porque se posan sobre cosas inmundas que se arrojan al medioambiente y se descomponen, lo cual significa que a veces se convierten en transportadoras de contaminantes peligrosos.
No obstante, dicen que ciertos científicos hicieron un experimento con unas moscas limpias para el que fueron especialmente criadas. Las soltaron en una habitación estéril donde había un hombre con una herida putrefacta. Las moscas pronto se posaron delicadamente sobre la herida y la limpiaron con una precisión increíble. No comieron el tejido sano, solamente la putrefacción, dejando la herida asombrosamente limpia. Por supuesto, hubo otras conclusiones también.
Claro, solo es natural que velemos por nuestro bienestar y el de nuestra familia, y que lo primero en que pensemos sea en deshacernos de ellas. Sabemos que en algunas zonas de la tierra las moscas han contribuido a la propagación de plagas terribles.
Por eso, si bien es cierto que un matamoscas es un recurso sencillo, no es tan fácil sorprenderlas. Son muy intuitivas. Colocan sus patas traseras en posición de arranque ante la mínima señal de peligro.
¿Y a qué velocidad reaccionan? Se ha comprobado que pueden salir disparadas hasta en 200 milisegundos. Además, tienen una especie de libre albedrío que les sirve para decidir inmediatamente entre varias opciones.
Eso significa que ellas nos ven como si nosotros nos moviéramos en cámara lenta, lo que les da tiempo suficiente para activar sus patas traseras y escapar de un matamoscas. Es increíble que los perros tengan la asombrosa habilidad de atraparlas con la boca y comérselas. Pero podría ser una mala idea. Por eso hay quienes prefieren instalar papel matamoscas. Otros recurren a atomizadores de productos químicos o equipos eléctricos.
No obstante, con un poco de conocimiento e inteligencia podríamos sorprenderlas. Por ejemplo, en vez de apuntar el matamoscas hacia la mosca, lo dirigimos hacia la zona que está directamente frente a la mosca, es decir, hacia donde saldrá volando.
Si lo dirigimos hacia la mosca, ¿cuántas probabilidades tendríamos de darle en menos de 200 milisegundos? Pero si lo dirigimos frente a ella, la sorprenderemos justo cuando levante el vuelo, porque la mosca no sale disparada de lado ni hacia arriba ni hacia atrás. Siempre lo hace hacia adelante. Además, no puede leer nuestros pensamientos.
Dios cumple todas sus promesas
Bueno, en este momento te preguntarás qué tiene que ver una mosca con la Biblia y su mensaje. Tiene mucho que ver. Porque Dios fue quien diseñó y creó a la mosca como agente de limpieza, entre otras cosas, también para polinizar plantas y, como dijimos, para tomar su posición y salir disparada como una bala en 200 milisegundos.
Si Dios la diseñó y creó, de seguro él también tienen el poder y la sabiduría para reaccionar mucho más rápido, por ejemplo, para rescatar a su pueblo cuando corre algun peligro.
En el pasado Dios salvó de la destrucción a su pueblo. El Diablo instigó muchas veces a las naciones que los rodeaban para que cometieran genocidio, es decir, para que mataran a todos, incluidos niñitos, mujeres y viejitos. De esa manera aniquilaría a la descendencia prometida, o sea al Cristo. (Génesis 3:15)
Por eso Dios salvará igualmente a su pueblo en el Armagedón. Porque al igual que Satanas intentó que los pueblos cometieran genocidio durante miles de años, va a intentarlo en el tiempo del fin contra toda la humanidad, lo que incluye a los que estén esforzándose por hacer la voluntad de Dios. Pero será la última vez que lo intente.
Procesa razón la Biblia conserva un registro histórico detallado del resultado de cada una de las guerras del pueblo de Dios*. Para que las estadísticas de sus victorias no dejen margen de duda: No existe forma de vencer al Todopoderoso cuando se levanta a favor de su pueblo. Su conocimiento, sabiduría, amor, sentido de justicia y poder son de un orden superior al de la humanidad.
No es un secreto militar, tampoco un secreto industrial. Es un registro público disponible en todos los idiomas principales del mundo. Porque la Biblia ha sido el libro más traducido del mundo y a través de la historia.
Por ejemplo, los países tienen una Oficina de Registros Públicos a los que se puede recurrir para investigar diferentes asuntos. Pero en su sabiduría Dios conservó los registros públicos de los hechos históricos de su pueblo en un libro que él mismo ordenó que se copiará y distribuyera masivamente. Por decirlo así, la Biblia es en si misma una Oficina de los Registros Públicos de Dios. (Deuteronomio 17:18; Josué 8:32; 1 Reyes 15:23; Isaías 30:8; Jeremías 36:27-28)
Eso equivalió a poner los registros públicos en las manos de todas las autoridades de todas las naciones del planeta Tierra. Solo a Dios se le pudo ocurrir una estrategia tan extraordinaria, no solo para impedir que los destruyan, sino para que cuando llegara el Día del Juicio Final nadie estuviera justificado de decir: "Yo no me enteré. Yo no sabía nada. ¿La Biblia? ¿Qué es eso?".
¿Y los que verdaderamente nunca pudieron enterarse? Será un grupo relativamente pequeño que a su debido tiempo Dios podría atender con misericordia sin pasar por alto su sentido de justicia. Pero no será así con los que, pudiendo, no le dieron importancia al asunto, tomándolo a la ligera o burlándose. (Hechos de Apóstoles 10:34-35; Romanos 2:12-16)
Va a ser un rotundo fracaso para los que se atrevan a desafiar a Dios por medio de pretender hacer daño permanente a la tierra y/o a sus habitantes. En la antigüedad los pueblos se agrupaban y alineaban formando coalisiones para presentar un frente unido con la intención de borrar del mapa a los descendientes de Abrahán.
El problema era que Dios le prometió a Abrahán que su descendencia llevaría hasta el Cristo. Legalmente, el entroncamiento del Mesías pasaría por el rey David y Abrahán hasta Adán. (Génesis 3:15; Gálatas 3:16).
¿Tendrían éxito al ponerse en formación de batalla y vociferar amenazas de destrucción masiva contra el Dios de Abrahán? (Josué 12:7-24) Recordemos lo que la Biblia dice sobre la experiencia del Faraón de Egipto, cuando Moisés le habló como su representante, y cómo terminó todo ese asunto. (Éxodo 5:2; 14:21-25)
Lo que muy poca gente sabe es que, en un enfrentamiento armado, en aquellos tiempos los pueblos que los rodeaban solían ser muy crueles y vengativos con los perdedores. Si no los borraban del mapa, quizás decidieran amputar narices, orejas, lenguas, manos o pies, y en ocasiones quitarles los ojos o quemarlos, a ellos y sus familias. Incluso tenían un sistema satánico de adoración, en el que quemaban a los niños y niñas como ofrendas a dios (Mateo 24:21-22) Por eso Dios se veía obligado a guiar, defender y proteger a su pueblo.
Por ejemplo, justo antes de que el monstruoso y abusivo guerrero filisteo Goliat cayera estrepitosamente a tierra de una pedrada en la frente, y de que David usara la espada del propio Goliat para quitarle la cabeza, Goliat había estado vociferando amenazas contra Dios y su pueblo.
Cuando el joven David le respondió fuerte y claro, Goliat lo insultó, corriendo hacia él con una pesada lanza. Parecía un furioso tren de carga. Pero se estrelló frontalmente contra la realidad. Puedes leer todo el registro en 1 Samuel, capítulo17.
¿Qué se espera que hagamos?
Poco antes del fin del tiempo fijado por Dios, ¿cuál sería su estrategia? ¿Cuáles serían sus órdenes? ¿Dónde sería el enfrentamiento de Armagedón? ¿Sería destruido el planeta? ¿Habría sobrevivientes? ¿Qué esperaría Dios que hiciera su rebaño? ¿Qué haría Jesucristo? (Juan 10:27-29)
En la Biblia están todas las respuestas importantes que buscamos. Podemos estar seguros de que todo resultará bien desde el punto de vista del Creador del universo. (2 Tesalonicenses 1:6) Pero Dios espera que nos pongamos las pilas, estudiemos su Palabra y anunciemos la buena noticia antes de que ya no haya oportunidad. Al igual que Goliat, las facciones violentas del mundo se están quedando sin opciones. Han entrado en un cuello de botella. No darán un paso atrás. Su suerte está echada. (Isaías 14:24)
La Biblia menciona muchas veces un momento en el que se cierra cierta puerta. Jesucristo usó varias veces esa metáfora en sus parábolas, refiriéndose a a de aceptar su invitación a participar de los beneficios de contar con la bendición de Dios. (Génesis 7:16; Lucas 13:24)
Si alguien está en el camino correcto, hace bien, pero debe consolidar su fe mediante obras. Pero los que van en camino a una colisión con el Reino de Dios deberían preocuparse. Porque los que los que leen, escuchan y hacen caso de las profecías de la Biblia son los que están felices de entender que el fin está cerca. (Apocalipsis 1:3)
Jesucristo profetizó lo siguiente mediante el apóstol Juan: "Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras, te damos gracias porque has ejercido tu gran poder y has comenzado a reinar. Pero las naciones se enfurecieron, de modo que finalmente llegó el tiempo para juzgar a los muertos, y de recompensar a tus siervos los profetas, a tus santos y a los que respetan profundamente tu nombre, sean grandes o pequeños. Ha llegado el tiempo para destruir a los que están destruyendo la tierra". (Apocalipsis 11:16-18)
¿"Destruir a los que están destruyendo la tierra"? ¿No son palabras muy fuertes? No para Dios. Tampoco para Jesús. Él dio una advertencia parecida durante su ministerio en la tierra. (Lucas 13:3-5)
¿Y qué harán los que respetan profundamente el nombre de Dios que serán el blanco del intento de genocidio por parte del Diablo? No deben preocuparse. Darán la cara pero permanecerán quietos, conforme a la estrategia de Dios, en el sentido de que no participarán en ningún enfrentamiento armado. (2 Crónicas 20:17)
En el pasado hubo ocasiones en las que se les pidió quedarse quietos, y probablemente tenga que ser así en el futuro. Pero no en el sentido de permanecer literalmente inmóviles o de brazos cruzados, sino de no tomárselo personalmente.
Se refería a no involucrarse en un combate físico. Por ejemplo, Jesucristo advirtió que se movilizaran hacia las montañas tan pronto como ocurriera una invasión del enemigo. Usó la expresión "¡Huyan!". Eso significaba 'No quedarse quietos' en el sentido estricto de la expresión.
Será la guerra de Dios el Todopoderoso, el Dios de la Biblia, el mismo Dios que dejó fuera de combate al Faraón de Egipto en los tiempos de Moisés. El Rey de reyes y Señor de señores al frente de su ejército de ángeles y santos se hará cargo. (Apocalipsis 19:16) ¿Es una broma? No. Lo dice la Biblia
Además, no es un secreto que a partir de la pandemia del Covid-19 la humanidad empezo a abrir los ojos y a reconocer, por primera vez en la historia, que se avecinaba una nueva realidad, un cambio de las estructuras, un nuevo mundo, el traspaso de todas las soberanías del hombre al Reino de Dios, aquello de lo que habló el profeta Daniel.
Se trata del rescate mas espectacular de la historia, el cumplimiento de todas las promesas de Dios, la develación final del secreto sagrado relacionado con la administración que Él se propuso desde la fundación del mundo. De estas y otras cosas hablaban Jesucristo y los apóstoles, así como muchos de los profetas del antiguo testamento. (Mateo 25:34; Efesios 1:6-10; 3:1-11; 2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21)
Habrá llegado el momento de consolidar una nueva administración en manos de su Cristo y de sincronizar por fin los cielos y la tierra en un entorno perfecto de paz y seguridad en preparación para las bodas del Cordero. El nombre de Dios habrá sido santificado, y el Reino de Dios habrá sido establecido por fin en la tierra.
El diseñador de la mosca se levantará y reaccionará rápidamente con todo para poner fin a todas las controversias, a todas las mentiras, a todas las especulaciones, a todas las malas interpretaciones y a todas las ofensas que durante miles de años lanzaron contra su nombre.
Ese día Dios cerrará la puerta de la oportunidad, y cerrará la boca a sus enemigos. No solo les responderá con la verdad, sino con obras. Dirimirá para siempre las controversias y pondra fin al abuso y a la injusticia. Su reino será el único que quedará en pie para la gloria de su nombre. (Daniel 2:44)
De hecho, ese día Dios santificará su glorioso nombre mediante salvar a quienes Él apruebe. (Éxodo 3:15; 6:3) Glorificará a su Hijo Jesucristo y habrá llegado el fin del mundo actual y el comienzo de un nuevo mundo, todo aquello relacionado con lo prometido a Abrahán. (Génesis 22:18; Gálatas 3:8)
Es por eso que los que sean el blanco del intento de genocidio por parte del Diablo no deberán preocuparse demasiado. Permanecerán 'quietos'. No tomarán las armas, tal como no fue necesario que se defendieran físicamente en la tenebrosa noche en que el Faraón y sus ejércitos sucumbieron bajo las aguas del Mar. (Isaías 14:24)
Y si alguien muriera por alguna razón que está más allá de su control, ¿debería angustiarse? No. Porque la muerte ya no puede retener a quienes aman al Padre con todas sus fuerzas, mente y corazón y alma. La resurrección les devolverá la vida. (Mateo 22:35-40; Isaías 41:13)
De hecho, la fe fuerte en la resurrección no es solo una doctrina fundamental del cristianismo, sino una poderosa motivación para fortalecer la confianza de que, a pesar de morir, nada se habrá perdido. (1 Corintios 15:55-58)
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*De acuerdo con la promesa y el juramento de Dios hecho originalmente a Abrahán, y conforme a la cláusula condicional específica registrada en el pacto de la Ley (Éxodo 19:5-6), los profetas Jeremías y Daniel explicaron posteriormente, desde perspectivas diferentes y por inspiración divina, que se haría lugar a un nuevo pacto y que desde la muerte del Mesías en adelante habría un cambio en el sistema de adoración y en la relación de Dios con su pueblo. (Génesis 22:17-18; Jeremías 31:31-34; Daniel 9:25-27)