¿Quién tiene la culpa?

IR AL ÍNDICE


Cuando el Covid-19 se salió de control en China y se desató la pandemia de comienzos de 2020, las estadísticas de contagios y fallecimientos subían diariamente de manera exponencial. 

A pesar de todo, muchísimas personas no guardaban una distancia prudente. Se aglomeraban en las calles sin usar mascarilla. No se lavaban las manos. ¡Invitaban al contagio! ¿Y a quién le echamos la culpa por los muertos y heridos, además de la debacle económica? ¿A Dios ?

Cuando se conservaron durante unos seis años sin medidas de seguridad más de 2500 toneladas de nitrato de amonio en un depósito de un puerto en el Líbano, el material superó la fecha de vencimiento y llegó al punto de quiebre. Ocurrió una explosión terrible, un desastre cuyas pérdidas materiales algunos calcularon en unos quince billones de dólares. ¿Y a quién le echamos la culpa por los muertos y heridos, además de la debacle económica? ¿A Dios?

Y podemos extraer de la historia moderna caso tras caso y llegar exactamente a la misma conclusión. Sin embargo, ha sido una tendencia común de la humanidad atribuirle siempre la culpa a otro. Cuando un delincuente es aprendido en flagrancia, es decir, con las manos en la masa, suele decir descaradamente: "¡Yo no fui!".

Entonces, ¿a quién debemos atribuir las leyes físicas, biológicas y matemáticas que hacen posible las cosas hermosas que ocurren en la Tierra, como las puestas de sol, las auroras boreales, las cumbres nevadas, la simbiosis natural, la polinización, la polarización, las fuerzas de gravedad, centrifuga y centrípeta, el canto de las aves, la brisa en el valle, las olas del mar, la sobreproducción de semillas, el oxígeno, el agua, la tierra fértil y los animales y bacterias que dan cuenta de los desechos orgánicos que cierran el ciclo de la vida?

El que se formen los huracanes, caigan rayos, erupcionen los volcanes, nazcan y colapsen las estrellas, todo forma parte de un concierto de la naturaleza. Ella estaba aquí antes de que llegara la humanidad, y funcionaba perfectamente. Cuando llegó la humanidad había suficiente espacio como para escoger lugares maravillosos donde asentarse.

¿A quién se debe atribuir la responsabilidad de que grandes comunidades se asienten en el antiguo cauce de un río que podría volver a fluir algún día, o en el mismísimo borde de un océano que podría desbordarse, o a las faldas de un volcán que podría despertar y manifestar toda su grandeza? ¿Quién cargará con la culpa por los muertos y heridos, además de la debacle económica de esos pueblos? ¿Dios ? ¿O el hombre? 

¿Gritaremos: "¿Por qué, Dios mío?" cuando la realidad se abra paso y ponga las evidencias sobre la mesa? Eso sería igual que gritar: "Nosotros no fuimos". Pero ¿saldríamos ilesos en un juicio imparcial?

¿Qué responderíamos si el Juez del universo nos preguntara algún día algo comprometedor? Por ejemplo: "¿No sabías que este era el cauce de un río? ¿No sabías que el mar estaba lleno de agua y algún día podía inundar la costa? ¿No sabías que los volcanes hacen erupción cada cierto tiempo? ¿No sabías que era una zona húmeda? ¿No sabías que era una tierra seca? ¿No sabías que te envié profetas para advertirte con la Biblia acerca del bien y el mal? ¿Realmente no sabías que las malas decisiones llevaban a malas consecuencias?

Ahora que vemos malas consecuencias por todas partes, ¿qué  diremos? "¡No veo nada! ¿Normal? ¿Qué siga la fiesta?". Eso sería un intento de engañar a Dios. ¿Realmente no viste que se venía el fin? 

Bueno, quizás en su bondad Dios acepte que no viste las olas del mar ni el volcán, los terremotos, las guerras ni las pestes. Pero ¿aceptaría que alguien dijera: "No vi a nadie con una Biblia tratando de ayudar a las personas a leer y entender la voluntad de Dios"? ¿Aceptaría Él eso? Tal vez. Su bondad es grande. 

Pero si estuvieras flotando en medio del mar después de haber saltado de un barco que estaba haciendo agua, y ves que alguien pasa por ahí en un bote, suponiendo que no te ha visto, ¿qué  harías? ¿Acaso pensarías: "Tiene cara de estúpido", o: "No es de mi religión, mejor dejo que pase de largo". ¿Realmente preferirías congelarte y ahogarte, solo porque le viste cara de estúpido o no era de tu religión? ¿Quien te va a creer? Nadie en su sano juicio dejaría escapar esa oportunidad, que podría ser la única, la última y la que te esté enviando Dios mismo.

Claro es solo un ejemplo. Pero ilustra muy bien cómo se pueden perder vidas simplemente por una mala decisión, por pasar por alto medidas de seguridad, por desoír las advertencias, por pensar que un bote salvavidas pierde su importancia porque el piloto tiene cara de estúpido.

Los apóstoles de Jesucristo dejaron acuñadas las profecías, los principios de vida, las enseñanzas que recibieron por inspiración de Dios y todo lo que se necesitaba para ponerse a buen recaudo cuando todo colapsara bajo el peso de la terquedad, el prejuicio, el desprecio, la intolerancia y la incredulidad. (Mateo caps. 24 y 25)

Ante la avalancha de sucesos tan extraños que han ocurrido en los últimos días, muchos se están preguntando: "¿Estará molesto Dios?".  Pero ¿es tiempo de echarle la culpa a quien evidentemente no la tiene? Lo menos que podrían hacer es buscar la respuesta en la Biblia.

Si uno se sienta a observar una hermosa puesta de sol frente al mar; si observa la hermosa cumbre de un volcán; si observa cualquier evento de la naturaleza, ya sea que lo vea en vivo o por televisión, dentro o fuera de nuestro planeta, debería pregúntarse: "¿Es posible que Dios me hable y responda a todas mis preguntas, inquietudes y temores?", y tomar la decisión correcta: ¡Mirar el bote, no criticar la pinta del marinero, y llamarlo antes de congelarse o terminar ahogándose!

Suena doloroso, pero cuando recuerdes la escena de arriba, piensa en esto: Muchos de los damnificados vivían en preciosos edificios de los alrededores. Disfrutaban de una envidiable vista al mar o de un bien merecido descanso. De repente, fueron víctimas de consecuencias acarreadas por las acciones u omisiones de la humanidad, no de Dios. 

Y respecto al Covid-19, al tiempo de esta redacción no se sabía a ciencia cierta quién o quiénes lo produjeron, un dato casi irrelevante. Lo que tiene relevancia es que existe y que los cientificos que lo investigaron sólo pudieron determinar, mediante el reloj biológico, que fue una creación de laboratorio. No tiene todos los rasgos que se verían en la naturaleza. Concluyeron que sin duda fue una manipulación. ¿De quién? ¿De Dios? ¡Ese no sería un razonamiento correcto!

Jesús no estuvo bromeando ni perdiendo el tiempo cuando habló del reino de Dios como la respuesta y solución de su Padre a todos los problemas de la humanidad. Si examinas la Biblia a fondo, con sinceridad y honradez, comprobarás que sus profecías están cumpliéndose al pie de la letra y que estamos viviendo en los últimos días de un sistema de cosas que se enfrentará sin éxito a Aquel que creó el universo y tiene la única solución aplicable.

Dios ha esperado que la humanidad finalmente entienda que sus leyes siempre fueron irrefutables, y le dio un tiempo señalado. Pero la mayoría ha perdido tiempo, energía y recursos escogiendo el presente sistema de cosas, no el reino de Dios, y ahora está enfrentándose a las consecuencias.

Jesús visualizó esto proféticamente hace casi dos mil años e hizo saltar todas las alarmas. Dejó las instrucciones necesarias para la salvación y advirtió que solo habría un camino y un procedimiento eficaz. Y para darle énfasis lamentó que muchos perderían la oportunidad por no haber puesto su confianza en su palabra. Todo esto está escrito en los evangelios.

Para tener éxito debemos comprender que las consecuencias que está enfrentando la humanidad es la última oportunidad que Dios nos está dando para abrir los ojos y ponernos a favor de su reino. Todo empieza reconociendo quién o quiénes realmente han tenido la culpa de todo el desastre al que estamos enfrentándonos.

La pregunta no es "¿Quién tiene la culpa?", sino "¿De qué lado estarás cuando por fin se le acabe el tiempo al presente sistema de cosas?". ¡Buenas noticias! ¡En la Biblia están todas las respuestas correctas!

ARRIBA