¿Cuándo vendría el Cristo?

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¿Cuándo vendría el Cristo? Para responder tendríamos que reconocer que la venida de Cristo es parte de una jurisprudencia universal.

No sería breve, práctico ni necesario mencionar cuántas profecías contiene la Biblia ni tampoco trazar una línea de tiempo para el cumplimiento de cada una. Pero sí se pueden armar suficientes secciones del rompecabezas para responder la pregunta.

En este caso, averiguar cuándo vendría el Cristo podría llevar a una controversia respecto a los tiempos. Pero no se requiere un cálculo muy difícil. Solo es cuestión de pensar en un par de hechos concretos. 

Por ejemplo, aunque no concordáramos en una fecha para el tiempo de la primera destrucción del templo de Jerusalén, la historia y las Escrituras concuerdan en que templo existió y que posteriormente fue reconstruido. Ese es un detalle concreto e innegable. No es un dogma.

Igualmente, aunque no fijemos una fecha para el tiempo de la destrucción del segundo templo de Jerusalén, del cual hoy solo queda el Muro de las Lamentaciones, sabemos que dicho templo también existió y que hasta ahora no ha sido reconstruido. Ese es otro detalle a tener en cuenta.

De modo que hubo un primer templo que fue destruido por los babilonios y hubo un segundo templo [reconstruido] que fue sido destruido por los romanos. Ambos edificios existieron en épocas diferentes, y los dos fueron destruidos. Pero el primero fue reconstruido, el segundo no. 

¿Por qué no ha sido reconstruido todavía? ¿Arroja luz ese detalle para responder de algún modo la pregunta del título? Teniendo en cuenta lo mencionado más arriba, démonos un momento para leer con cuidado la profecía de Daniel, capítulo 9, versículos 24 al 27.

Allí leemos que el Cristo sería manifestado tiempo después de la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén, lo que incluye el primer templo. Eso está claro. 

Pero inmediatamente después de escribir eso, Daniel profetizó que la ciudad junto con el templo reconstruido serían destruidos nuevamente. Eso también está claro, y las piedras del Muro de las Lamentaciones, en Israel, lo demuestran.

Por lo tanto, si lo leemos con mucha atención, encontraremos la respuesta que buscamos: El Cristo se manifestaría antes de la destrucción del segundo templo.

Además, los últimos versículos de la profecía indican lo que ocurriría después de la destrucción del segundo templo, y no fueron buenas noticias para el pueblo de Daniel. 

Hasta los últimos versículos del capítulo 9, Daniel no menciona una segunda reconstrucción del templo, sino que profetiza el destino tanto del templo como de la ciudad. Da a entender que la historia posterior del pueblo estaría marcada -o caracterizada- por guerras y dificultades hasta que llegara lo que él denominó "el fin".

No especificó "el fin" de qué. Pero es historia documentada que el templo de Jerusalén, es decir, el segundo templo, fue destruido por segunda y última vez en el año 70. 

Entonces, según las Sagradas Escrituras, ¿cuándo se manifestaría el Cristo? Es innegable que Daniel profetizó que el Cristo se manifestaría después de la reconstrucción del primer templo, pero antes de la segunda destrucción.

Según los evangelios, Jesús mismo profetizó la destrucción del [segundo] templo. Eso indica que el segundo templo estuvo en pie durante muchos años (Mateo 24:1-3; Lucas 21:5-6). Definitivamente, Jesús estaba al tanto de la profecía de Daniel. No estaba exagerando ni diciendo algo nuevo, ni contradiciendo las Escrituras.

Por eso era de entenderse que el Cristo no se manifestaría por primera vez al mundo después de la destrucción del [segundo] templo, sino antes. (Marcos 13:4, 10) 

El Apocalipsis, escrito por el apóstol Juan muchos años después de la destrucción del segundo templo, profetizó claramente que el Cristo no volvería solo, sino con sus poderosos ángeles, para juzgar y traer el fin. (Apocalipsis 22:16-21)

Según todas las versiones del Nuevo Testamento, la única manifestación del Cristo posterior a la destrucción del segundo templo, sería después de que sus discípulos hubieran terminado de predicar las buenas nuevas del Reino de Dios en todo el mundo. (Mateo 24:14; 28:19-20; Apocalipsis 11:17-18)

Por lo tanto, según se lee en las Santas Escrituras, la primera manifestación del Cristo sería entre la primera y la segunda destrucción del templo de Jerusalén, no para juzgar, sino para anunciar su Reino como la única solución viable para todos los problemas de la humanidad.

Pero en cuanto a su siguiente manifestación, según se lee en cualquier versión del Nuevo Testamento, vendría junto con sus poderosos ángeles, no para predicar, sino para juzgar y para separar a los que recibieran su desaprobación, a fin de dar paso libre al Reino de Dios. (Mateo 13:36-43; 25:31-46)

¿Cuál es la jurisprudencia? Nunca fue un secreto. Jesús dijo: "No hablo por mí mismo. Digo lo que mi Padre me mandó decir y cómo decirlo, y sabemos que su mandato da vida eterna. Así que solo les he transmitido lo que mi Padre me ordenó decir". (Juan 12:46-50)

Esas fueron palabras muy específicas y contundentes. También lo destacó durante su juicio, cuando el sumo sacerdote lo interrogó sobre sus discípulos y su enseñanza. Jesús le contestó: "Siempre hablé abiertamente y enseñé constantemente en lugares donde los judíos se reunían, tanto en sus sinagogas como en el Templo. No dije ningún secreto. ¿Por qué me preguntas? ¿Por qué no interrogas a los que escucharon mi enseñanza". Entonces, uno de los guardias le dio una bofetada, diciendo: "¡Así contestas al sumo sacerdote?". Jesús dijo: "Si respondí mal, demuestra qué dije mal. Pero si respondí bien, ¿por qué me pegas?". (Juan 18:19-21)

Solo es cuestión de leer los relatos completos para ver la jurisprudencia. No solo se trata del testimonio de Jesús ni de lo que dijo, sino de todo el contexto, es decir, desde el Génesis hasta la Ley, los Profetas y los sucesos de los últimos tiempos.

Por decirlo así, en todas las épocas la humanidad ha dejado sus huellas digitales en todo lo que ha hecho. No tiene más argumentos ni excusas para posponerlo. La jurisprudencia nunca estuvo en su mejor momento.

Jesús sabía que llegaría el tiempo señalado para que se cumpliera la segunda parte de la profecía de Isaías, capítulo 61, versículo 2. Pero por alguna razón no lo leyó por completo en la sinagoga de Nazaret el día que empezó su ministerio. (Lucas 4:18:19)

Por eso, la evidencia histórica nos obliga a aceptar dos hechos:

1) El templo de Jerusalén existió pero fue destruido en dos ocasiones;

2) La profecía de Daniel indica explícitamente que el Cristo se manifestaría físicamente entre las dos destrucciones, no antes ni después.

El Apocalipsis escrito por Juan dejó claro que la manifestación de Jesucristo al final de los tiempos señalados no solo sería para anunciar el Reino de Dios, sino para establecerlo. Y era de esperarse que dicho anuncio desataría la ira de sus enemigos (Apocalipsis 11:16-18; 16:13-21)

El resultado sería una Guerra Universal, llamada Armagedón. Jesús llevaría a cabo la ejecución de la justa sentencia de su Padre, desalojando por la fuerza a quienes usurparon Su soberanía y difamaron Su reputación. Se les terminaría el tiempo para usufructuar y depredar la Tierra y a la humanidad que Él creó con tanto cariño. (Génesis 3:15; Mateo 6:9-10; Lucas 13:3-5; 23-28)

Entonces, sin necesidad de ponernos de acuerdo en las fechas, ¿cuándo vendría el Cristo? La respuesta es: El hijo de Dios fue manifestado después de la destrucción del primer templo y antes de la destrucción del segundo templo. (1 Juan 3:8; 4:9)