Hasta cuándo insistir




¿Por qué dar de martillazos a un clavo que no entra debido a una superficie rebelde? ¿Y por qué algunos se esfuerzan tanto por convencer a otros acerca de algo que estos no logran entender debido a que no disciernen sus beneficios? Un ejemplo de ello es el mensaje de la Bibla, que gira en torno a la amorosa obra apostólica de Jesucristo. (Mateo 3:1-2; 10:7)

Es natural que cuando uno piensa en una idea brillante, su primera reacción sea buscar alguien a quién contársela, tal vez solo por el placer de compartirla, o quizá por recibir unas merecidas felicitaciones o por sentir el profundo deseo de cooperar con la edificación de la humanidad (que a juzgar por lo que vemos en todas partes no parece tener la solución a sus problemas). La Biblia muestra que eso es precisamente lo que ocurre cuando alguien capta el mensaje del reino de Dios. No puede contenerse, y sale a contárselo a sus seres amados y a toda persona que encuentra en su camino. (Juan 4:28-30, Mateo 9:29-30)

Pero el que una idea sea buena, no siempre significa que agradará a todos ni mucho menos que reciba buena acogida. Hay buenas ideas que se tiran a la basura todos los días por falta de discernimiento de quienes no les prestan atención; y hay millonarios negocios que resultaron de un descuido, como el Descubrimiento de América o el pegamento del Post-It, de 3M. Y no olvidemos que todos se rieron de Ted Turner cuando habló de crear CNN, un noticiero de 24 horas por televisión. Ni siquiera los estudios de marketing le daban la más remota esperanza. Con todo, se arriesgó, lo hizo y triunfó. ¡Así es la vida!

Cualquiera que tenga una buena idea sabe que lo primero que encontrará en su camino es falta de apoyo por causa del temor al cambio y el prejuicio de parte de los ignorantes, especialmente de supuestos entendidos en la materia, los cuales se yerguen como luminarias del mundo. Sin embargo, también sabe que con persistencia atrevida logrará que algunos abran los ojos y se percaten de los extraordinarios beneficios que conlleva.

No es raro que los cristianos que realmente lo son sean objeto de burla, agredidos, encarcelados, torturados y hasta asesinados, solo para que posteriormente sus perseguidores se pregunten: "¿Por qué hicimos algo tan cruel e irrazonable con gente tan mansa y buena?".

Igualmente, no todos prestaron atención al mensaje de Jesús. Por ejemplo, una característica notable de la persona irrazonable es acaparar la conversación sin permitir que sus interlocutores expongan sus opiniones. Es la viva imagen de la intolerancia. Y no debemos olvidar que la intolerancia motivó muchas guerras fratricidas a lo largo de la historia. Por eso Jesús nunca insistió tercamente cuando no querían escuchar su mensaje. En vez de seguir dando de martillazos donde el clavo no entraba, sencillamente los abandonaba a su suerte y dejaba que las consecuencias los alcanzaran, es decir, el sufrimiento y la desdicha. (Mateo 23:37)

Jesús no puso bajo obligación a sus apóstoles en el caso de las personas tercas e irrazonables. Insistir con quienes despreciaban la oportunidad de mejorar su manera de vivir iba contra sus instrucciones. Los discípulos debían continuar predicando, perseverando hasta el fin, pero también debían cuidarse de no tirar sus perlas delante de gente que reaccionaría de manera semejante a como lo hacen los cerdos. (Mateo 7:6; Lucas 23:8-9; Hechos 16:7-8; Hechos 19:8-9)

Nuestro Señor no solo fue claro respecto a cómo debían tratar sus apóstoles a las personas o pueblos que despreciaran la buena nueva, sino respecto a las graves consecuencias que les sobrevendrían debido a su actitud. (Mateo 10:14-15; Romanos 16:17) ¿No te has percatado de la situación en que se encuentran las organizaciones, pueblos y naciones de la tierra que rechazan la buena nueva del Reino?

El mundo del tiempo de los primeros cristianos estaba plagado de problemas y malas noticias. No era razonable mandar a volar a alguien que traía una buena noticia y quería ayudar a su prójimo a resolver sus problemas, especialmente los espirituales, compartiendo su esperanza en una vida mejor. (Proverbios 15:32) Despedir a una persona así sería un claro indicio de que la persona prefería seguir en la misma situación.

Entonces, ¿estaría obedeciendo a Jesús la persona que rechazara a uno, diciendo que ella tiene la verdad y uno está en un error? (2 Juan 10) Es evidente que no, porque su actitud displicente no manifesta el espíritu santo. ¿Cómo lo sabemos? Más bien, le correspondería investigar cómo se manifiestan los frutos del espíritu santo, a fin de comportarse a la altura de un cristiano. Porque un cristiano verdadero jamás rechaza a alguien que quiere hablarle de la buena nueva del Reino. (Juan 4:23-24)

El espíritu santo se manifiesta con sentimientos de "amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de uno mismo. Contra tales cosas no hay ley". (Gálatas 5:22-23) Al decir "contra tales cosas no hay ley", significa que nada ni nadie puede oponerse a su sublimidad. En cambio, si alguien parece haber mostrado a las claras un espíritu desagradable, no demuestra inclinación espiritual. Es irrazonable, y como tal, no es responsabilidad del cristiano insistir. (Filipenses 4:5) Jesucristo no apoya las conversiones forzadas ni motivadas por el temor mórbido.

¿Por qué no regresó Jesús adonde Caifás y Anás después de resucitar para demostrarles que tenía la verdad? ¿Acaso no hubieran puesto fe en él y se hubieran convertido inmediatamente? ¿Por qué no volvió y visitó a Poncio Pilato, o a Barrabás o a cualquiera del pueblo que votó a favor de su ejecución? Por las razones arriba expuestas.

Si Jesús hubiera vuelto adonde ellos, hubiera sido tonto de su parte. Jesús no estaba buscando apoyadores para un partido político, sino llamando a la reconciliación a las ovejas perdidas. No tenía ningún interés en la prole de víboras que lo habían condenado como blasfemo. Estaba interesado en personas de corazón bueno que desearan oír su mensaje, no en ganar discusiones ni perder el tiempo prestando oídos a los irrazonables. (Proverbios 27:22; Mateo 6:23)

Proverbios 1:33 dice lo que les pasaría a los que fueran respetuosos con el mensaje de la Biblia, y Levítico 26:18, a quienes rechazaran y/o se burlaran de los mensajeros de Dios. De modo que concéntrate en las personas que reciban con aprecio la buena noticia del Reino, no en quienes desprecian tu buena acción. "En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor unos por otros." (Juan 13:35; Mateo 24:39-42)